Después de todo...

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Un Aziraphale optimista y algo inseguro de subir al ascensor que lo llevaría al celestial paraíso, volteo a ver por última vez a aquel demonio parado junto a su Bentley, era el hombre que conquistó su corazón desde la primera vez que se conocieron, el hombre con el cual quería estar juntos para siempre, pero, lamentablemente ese ángel caído se negó a estar con el. Aziraphale sabía a la perfección que si él llevaba el mando, lograría cambiar las cosas en el cielo, podría hacer la diferencia, sin embargo, esto sería casi imposible o tal vez simplemente imposible, pero el ángel, a pesar de todo sigue pensando que el cambio se puede lograr.

Aziraphale le dedicó su última mirada a aquellos ojos dorados que lo miraban con despecho, esos ojos que reflejaban el dolor insoportable que sentía el demonio mientras unos lentes oscuros los ocultaban.

Crowley vio con sus propios ojos como el Ángel, su Ángel, se marchaba en aquel ascensor. En el fondo el tenía esperanzas de que su ángel regresara con él y mandara al carajo al cielo, sin embargo, le tocó ver cómo lo único que tanto amaba y apreciaba lo abandonaba mientras estaba seguro de sus decisiones, es acaso que cambiar la mentalidad de aquellos seres que no cambiarían absolutamente nada de parecer, era más importante que él, después de salvar, cuidar, ayudar y acompañar a Aziraphale, después de poner en riesgo absolutamente todo lo que le quedaba con tal de proteger y estar con su Ángel, ¿no valió la pena?, es acaso que el estúpido Ángel, no se daba cuenta que las condiciones en las cuales se encontraba nunca le importaron lo demasiado con tal de que estuviera cerca de su Ángel, o mejor dicho el ángel.

Un cabizbajo Crowley entró a su Bentley después de ver como el ángel desaparecía en aquel ascensor, ahora solo eran Crowley, sus plantas, el Bentley y su sufrimiento eterno, pero algo qué tal vez nunca olvide, sería el dulce sabor de aquellos labios tiernos y levemente esponjosos que logró poseer por unos cuantos segundos, sin dudas tener a su Ángel tan cercano a él fue lo mejor que pudo haber hecho, porque justamente ahí aclaró sus sentimientos que tenía hacia Aziraphale, pero todo se fue al carajo y ahora solo se encontraba el, en estos momentos le apetecía irse a emborrachar.

Un triste y desconsolado Crowley manejaba con dirección de quien sabe a donde, y por otro lado un Aziraphale se elevaba al paraíso en un ascensor junto con aquel hombre, Metraton. El ángel se encuentra emocionado, pero el sabe muy bien, que muy en el fondo está igual de roto que aquel demonio, pero aquí hay un gato encerrado, posiblemente el ángel mordió el anzuelo sin querer...

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Después de todo, me dejas.

Te necesito...// GoodOmens2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora