Isidora Bellamy
El domingo finalmente había llegado, y con él, la expectativa de ver nuevamente a Dominic tras su viaje de negocios en Chicago. Durante esa larga semana, nos mantuvimos en contacto a través de mensajes de texto y algunas llamadas telefónicas, pero la distancia se hizo notar.
La ausencia de Dominic se sintió en cada momento que solíamos compartir juntos, y anhelaba su regreso para retomar la complicidad que estábamos construyendo.
Mientras me preparaba para recibirlo, Darius, el hermano de Dominic, notó mi rara actitud cargada de energía. Observó cómo me movía apresuradamente por la casa, arreglando cada detalle y eligiendo cuidadosamente mi atuendo. Sus cejas se alzaron ligeramente ante mi comportamiento inusual, y no pudo evitar preguntar con curiosidad:
— ¿Por qué tanta emoción hoy? ¿Pasa algo especial? — dijo Darius, mostrando una mezcla de sorpresa y picardía en su expresión.
—No pasa nada — respondí con calma. Desvié la mirada hacia mi vestido floreado y me pregunté si era demasiado formal o quizás demasiado casual para la ocasión.
La presencia de Darius a mi lado me hacía sentir vulnerable, como si pudiera leer mis pensamientos con solo mirarme. Aunque apreciaba su cercanía y complicidad, también deseaba guardar un espacio íntimo para mí misma, especialmente cuando se trataba de mis sentimientos hacia Dominic.
— Deberías irte a menos que quieras verme en ropa interior — dije sonriente, tratando de mantener un tono juguetón pero firme.
— Me voy — levantó las manos como un criminal y salió de la habitación.
Opté por una falda corta, una camisa blanca, botas largas, un abrigo elegante y un bolso de diseñador.
Las prendas que llevaba eran de marca, ya que podía permitírmelo gracias a cierta afición por Ralph Lauren y Chanel. Había amasado mi propia fortuna y sabía bien cómo gastarla.
El conjunto que llevaba reflejaba mi gusto por la moda y el estilo refinado, sin embargo, también era consciente de que la elegancia no solo radicaba en las marcas, sino en cómo se combinaban las prendas y cómo se llevaba con confianza y actitud.
Antes de que Dominic llegara , tuve que hacer una visita a la Mansión Bellamy. Sabía que enfrentarme a mi familia sería un desafío, pero necesitaba recuperar mis pertenencias , especialmente un objeto de gran valor sentimental para mí: un collar de perlas que fue un regalo.
La idea de regresar a la mansión me generaba cierta tensión, ya que había dejado atrás muchas emociones y recuerdos dolorosos. Sin embargo, el collar de perlas tenía un significado especial, y no podía permitir que quedara olvidado en aquel lugar lleno de viejas heridas.
Albert, el mayordomo de la familia, me recibió con gran entusiasmo.
— Señorita Isidora, es un placer tenerla por aquí. ¿A qué se debe el honor de su visita? — preguntó con cortesía.
— Solo he venido a saludar a mi familia. Por cierto, Albert, podrías pedirle al chófer que traiga mi Mercedes a mi regreso, lo necesitaré.
— Por supuesto — respondió con gentileza y me guió hacia la mansión.
Al entrar, los recuerdos de mi infancia y juventud inundaron mi mente. La majestuosidad de la mansión Bellamy seguía impresionándome, pero también evocaba viejas emociones y sentimientos encontrados.
El primer encuentro desafortunado fue con mi padre, quien no lucía muy sorprendido de verme. Pensaba que estaba allí para ofrecer alguna especie de disculpa.

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Dérne |Bellamy|
FanfictionUna emocionante y poco común historia ficticia de romance caótico.