Dérne |Bellamy|

Dorian

DORIAN

Dorian era un joven prodigio con una mente excepcional desde temprana edad. Sus capacidades intelectuales y su habilidad para aprender eran asombrosas. No solo poseía un coeficiente intelectual elevado, sino que también había recibido una formación militar rigurosa que lo había dotado de habilidades físicas y estratégicas únicas.

Pero su verdadero talento residía en su profundo conocimiento de la psicología humana. A lo largo de su vida, Dorian había estudiado diversas ramas de la psicología, adquiriendo una comprensión detallada de la mente humana y sus mecanismos. Esta habilidad le permitía entender cómo manipular y influir en las personas para lograr sus propios objetivos.

Consciente de su poder y sin escrúpulos morales, Dorian usaba sus habilidades para obtener ventaja en cualquier situación. Podía leer y analizar rápidamente a las personas, identificando sus debilidades, miedos y deseos ocultos. Utilizaba esta información para manipular sutilmente sus emociones y decisiones, llevándolas a actuar según su voluntad.

—Todos hablan de la boda, no lo entiendo, ya que no he acudido —dije "humildemente".

Apoyé mi cabeza en el respaldo del avión, sintiéndome agobiado y un tanto aburrido. Llevábamos cinco horas de viaje en mi avión privado, que era cómodo, pero eso no quitaba la tremenda sensación de asfixia en un lugar tan cerrado. Lo único que me gustaba de los aviones era que veía a todos como hormigas debajo de mí.

Mientras contemplaba las nubes a través de la pequeña ventana, mi mente divagaba sobre la boda de la que todos hablaban. Me resultaba extraño estar excluido de ese evento tan importante, pero al mismo tiempo, esa exclusión me hacía sentir distante y superior a los demás. La idea de ser un villano me llenaba de satisfacción.

—No has pensado que sería extraño acudir a la boda de tu ex —pronunció mi irreverente asistente, Mila.

Miré a Mila con una ceja enarcada, contemplando sus palabras. Era cierto que la situación planteaba un dilema interesante.

—¡Todo lo contrario! De hecho, podría haber sido un excelente padrino —dije con gracia, mientras una sonrisa se formaba en mis labios. Mila soltó un suspiro enfadado.

Era evidente que ella no compartía mi sentido del humor.

—Te ilustraré, pequeña asistente —dije con un tono dulce y comprensivo.

—Soy tu socia —me corrigió.

—Te explicaré, mi estimada socia.

En realidad, Mila era mi secretaria, manager, corista, planificadora, distribuidora y desempeñaba múltiples trabajos que le había atribuido a mi amiga, pero me gustaba hacerle sentir que tenía el control de su propia vida, aunque no era así. En la mafia, nadie tenía libertad y, si la tenía, tenía un costo muy alto: la muerte.

—Mi hermano mayor, el gran Dominic Monroe, no solo es un genio estafador, sino que también es un experto en los negocios. Sin embargo, su reciente matrimonio no se basa en el amor, sino en bodegas llenas de quilates de oro.

Dominic siempre ha sido un hombre ambicioso y astuto, capaz de llevar a cabo estafas magistrales y sacar provecho de situaciones financieras favorables. Su destreza en los negocios es innegable.

—No lo entiendo, ¿qué gana él casándose con una simple escritora como Isidora Bellamy? —dijo Mila, indignada.

—Su apellido —mencioné mientras rascaba mi barbilla—, Isidora Bellamy, además de ser una escritora, es políglota y no es el tipo de chica de la que Dominic se enamoraría. Han sido amigos toda la vida, y ella es la única chica en la que confía.