Interpuesto [ YuiTetsu/MuiTetsu ]

XII

Saber que la persona que quieres no corresponde tus sentimientos, es de las peores cosas que alguien puede vivir.

Peor aún cuando esa persona ya tiene a alguien más a su lado. Tanjiro era quién contaba con aquel sentimiento no correspondido. Siempre tratando de ignorarlo o de pasar desapercibido a pesar de que le era imposible. Ni siquiera fue consciente de la veces empezó a sufrir tanto a la hora de dormir, incluso junto a Kotetsu. Todo porque sabía que ya nada tenía sentido.

No hubiera ido a la villa de los herreros de no ser porque Zenitsu dijo que escuchó algo referido a eso con sus abusadores, y le dolía demasiado saber que ni él, ni Aoi, ni las personas sobrevivientes del abuso, podrían volver a ser las mismas al llevar por siempre aquel terrible recuerdo en su memoria. Debía atrapar al culpable sea como sea, por eso fue a la villa en busca de encontrar algo más, pero de no ser por eso, no habría estado viendo como Genya y Senjuro contaban su magnífica relación cada que podían.

Conoció al chico mayor cuando tuvo que ir a una misión con él antes de partir al tren infinito. En ese entonces pudo sentirlo, su marca brillar, el aroma que ambos emitieron fue único en su totalidad: Eran destinados, pero de igual manera trato de no tomarle mucha importancia hasta estar completamente seguro. Tuvo mucho acercamiento a él en esos días, hablar juntos era una de las cosas que más le gustó hacer a partir de ese momento. Después de aquella misión en una pequeña ciudad de Japón donde mataron algunos demonios, se separaron pero, mediante cartas se siguieron enviando mensajes para saber como estaban. Sin desearlo estaba enamorándose perdidamente de él al recibir su atención, e inconscientemente, pensaba que Genya también.

Sólo pudo ser testigo de que nada de lo que creía era real cuando notó que este le fue tomando desinterés por alguien más.

Cosa imposible si eran destinados...

A Senjuro lo conoció después de batallar en el tren infinito junto con su hermano. Kyojuro fue alojado en la finca de Shinobu tras salir herido pero con vida contra la luna superior tres. Senjuro siempre se encontraba a su lado atendiéndolo y Tanjiro no le tomó mucha importancia puesto a que, lo empezó a ver como un buen amigo, siempre atento y sonriente con todos, pero las cosas cambiaron cuando pudo escuchar que mientras hablaba con Genya ambos parecían emitir un aroma muy extraño, uno de amor...

Comprobó que eran pareja cuando fue a la villa de los herreros recién, exactamente cuando vió que Senjuro ya contaba con una marca en su cuello. En ese preciso momento, todas sus ilusiones se vinieron totalmente abajo al saber que con eso no podría separarse de Genya jamás, y por un momento, inconscientemente deseó que Senjuro muriera para que no se interponga más en lo que él sentía, pero esa no era la manera de ver las cosas. Siendo un beta no ocasionaría daño y estaba bien con eso, vivir sin la persona que querías en espera de alguien más, se sentía miserable.

Cada vez que los miraba su corazón dolía.

Y quedó demasiado confundido cuando vió como eran sus marcas exactamente.

¿Si quiera complementaban?

No, no lo sabía, pero tampoco podía contradecir al resto que parecía ni siquiera notarlo, entonces sólo se quedó con la duda creyendo que su marca entonces sería una igual a la suya. El yin; la maldad con algo de bondad dentro en busca de alguien igual a él, eso era lo que acumulaba Tanjiro a diario.

Y una vez que comprobó que ni Muichirou, ni Yuichirou eran los asesinos, inició su nueva búsqueda descartandolos por completo de su lista de sospechosos. Al salir de la villa fue a la finca de Shinobu para hablar con Aoi y Zenitsu, y les contó lo que pudo hallar respecto al suceso de los asesinatos. No sabía con certeza si era uno o dos, pero estaba seguro de que al menos uno era un enigma ya que en pleno rescate a Kotetsu, Yuichirou se desmayo y Muichirou también, sólo que a diferencia de su hermano, este se obligó a mantener sus sentidos despiertos al tener el objetivo más claro de salvar a Kotetsu sea como sea.