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-chapter three-

-chapter three-

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•dolor•










ES CIERTO QUE SOLO ERA UNA NIÑA pero había logrado una q otra alianza

—valla, valla, valla. Nos volvemos a ver Olivia—dijo un hombre entrando con su pistola apuntandome

—largo de aquí!!

—eso quisiera yo, pero el jefe me mandó aquí

Le lancé la flecha y le dí justo en el corazón pero justo como su último impulso, disparo su pistola logrando darme en una costilla

Solté mi arco y con mis dos manos presioné mi herida en un intento desesperado por detener la hemorragia pero solo logré que saliera más sangre, se me nublo la vista y lo último que ví fue a otro hombre entrar
































Desperté en una cama, como de hospital, tenía puesta una bata, intenté levantarme rápido pero me dolió mi costado derecho y de inmediato jale hacia adelante el cuello de la bata logrando ver una gasa en dónde recibí el disparo

Me levanté despacio de la cama y de inmediato alguien entro en la habitación

—ah, ya despertaste

—habiamos quedado en una cosa, ¿Recuerdas?

—lo recuerdo. Sin embargo, oliv, necesitaba que me hicieras un favor—me miró—ahora me doy cuenta de que debí haber ido yo mismo. Me disculpo por lo que te pasó

—esta bien. Al menos me ayudaste

—si, ahora. Sobre lo del trato, necesito más habitaciones

—supongo que quieres q comparta mi edificio—levante una ceja

—estas en lo correcto oliv

—20 departamentos en mi disposición—dije caminando hacia el con el perchero dónde estaba mi suero—¿Cuántos necesitas?

—los que puedas darme

—10 son tuyos

Estrechamos nuestras manos y uno de sus hombres vino por el

—tengo que retirarme oliv, por cierto, mis hombres trajeron esas mochilas, supongo que son tus pertenencias, dicen que estaban tiradas a un lado de ti. Estás en tu casa

—gracias Guillermo—asintió con la cabeza y salió de la habitación

Tomé una de las mochilas y me puse mi ropa, pero una chica que trabajaba ahí me dijo k debía dejarme el suero así que salí de la habitación con la especie de carrito donde colgaba el suero

Vi a unos ancianos en bolita y me acerque, creo que era un ataque de asma

—oh, disculpa—dijo alguien a lado mío, pues sin querer empujo mi carrito

—no te- ¿Glenn?

—liv!!, Oh dios—dijo abrazándome pero me soltó al escuchar un quejido de mi parte— cuando llegue- la sangre en el piso y- y. Creí que- —empezo a tartamudear y no completaba las frases

—tranquilo, estoy bien. Y ¿Tu que haces aquí?

—unos tipos me trajeron aquí— me miró— que pasó en el edificio exactamente?

—oh, uno de los hombres de Guillermo me disparo, pero yo le había disparado una de mis flechas primero

—como que te disparo?

—si, mira—levanté un poco mi blusa dejando ver la gasa

—dios

—no te preocupes, Guillermo me ayudó

—guillermo?

—si, el es el que maneja este lugar, es un asilo de ancianos. El y sus hombres eran enfermeros

—valla, si son buenos¿Porque me secuestraron?

—oh, supongo que sus hombres se sintieron amenazados

En eso entraron unos hombres y hablaron sobre algo con el, mientras yo me acerque a unos chihuahuas que tenía Guillermo

—hablas de esos perros?—glenn señaló hacía dónde yo estaba, pero no le tomé importancia—oye liv!, Ven te presentaré a algunos de mis amigos

—todo este tiempo creí que estabas volviendote loco—dijo uno de ellos en cuanto me puse a un lado de glenn














—todo este tiempo creí que estabas volviendote loco—dijo uno de ellos en cuanto me puse a un lado de glenn

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DESTINADOS (carl Grimes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora