Una Junta Caliente

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Todo parecía ser un día normal en la compañía, yo estaba revisando unos papeles de un plan de capacitación que estaba armando para un proyecto que se buscaba implementar en unos meses. Sentado con mi vaso de whisky, por fuera de mi oficina igualmente todo parecía normal, los mensajeros entregaban papales, los ejecutivos hablaban con clientes, y las secretarias contestaban las llamadas por nosotros, ventajas y desventajas de estar en puestos altos; tenemos derechos de más pero menos calma de alguna manera.

Entre todo el relajo, yo siempre podía confiar en mi secretaria la Señorita Rodríguez Lara; dedicada, inteligente, hábil, responsable y muy bella; yo sabia perfectamente que podía confiar en ella cuando necesita una tarea delicada realizada a la perfección, sus conocimientos y capacidades no eran para que estuviera en ese puesto, si embargo mi poder me permitía darme ciertos lujos, que ella estoy seguro ya conocía

En aquel "día normal" ella vestía un conjunto tipo traje negro, la falda negra entallada, unas medias a la mitad del muslo, ligueros, tacón alto y su blusa blanca semi-transparente, parte del porque yo decidí ponerla como mi secretaria fue su gran intelecto, la otra que mantuve en secreto fue que desde que el momento en el que la entreviste la desee, desee tener su cuerpo, escuchar sus gemidos y suspiros, hacerla gritar; no iba a dejar pasar a esa mujer que tenia enfrente el día de hoy. Al haberme enfocado tanto en mi carrera profesional no me había dado el tiempo de entablar otro tipo de relaciones, pero la Señorita Rodríguez me tenia en un nivel de obsesión que se sentía abrumador de alguna manera.

Por unas platicas que había tenido con ella fuera del trabajo sabia que era inocente, no tenia muchas experiencias, y con el deseo que me despertaba iba a aprovechar todo, seguramente no seria fácil, sin embargo, algo me decía que tal vez era muchísimo más sencillo de lo que pensaba.

La llame a la oficina en la mañana para avisarle que necesitaba que se quedara más tiempo, como siempre y sin objeción accedió, yo ya empezaba a poner mi plan en marcha para tenerla en mi oficina.

Después de la hora de la comida la llame:

–¿Puede venir a mi oficina nuevamente?

–Claro jefe– contesto tan calmada como siempre, camino a mi oficina, llego y toco la puerta.

–Adelante –le dije.

Mientras se acercaba yo comencé a devorármela con la mirada – ¿Qué necesita Señor? – pregunto.

–Necesito que revise estos...– "accidentalmente" cuando ella estaba a mi lado, tire unos papeles sabiendo que ella los levantaría, rápidamente me levante para no despertar sospechas, y fui por los papeles más alejados, mientras discretamente veía sus piernas cubiertas en las medias, su culo bien definido por su falda estrecha. Termine de levantar los papeles y al momento de pasar a mi escritorio me acomode para darle un arrimón "accidental" debido al espacio entre el escritorio y la pared. Ella no dijo nada, se levanto y se sentó a lado mío al filo del escritorio.

–Lo lamento mucho– dije– ya sabe el estrés a veces nos hace ser un poco torpes. solo se río.

–No se preocupe, a todos nos pasa– descruzo un poco sus piernas un poco mostrándome su lencería negra y sexy, disimuladamente me quede observando, mientras que puse mi mano sobre su muslo descubierto.

– Si, se que lo sabe señorita– comencé a subir, obviamente ella me estaba dando entrada; eso me sorprendió, no quería echarlo a perder, así que fui poco a poco.

–      ¿Qué esta haciendo Señor? – pregunto nerviosa mientras ocultaba su cara detrás de los papeles, mientras los revisaba, su voz temblorosa delataba que se estaba nerviosa, pero los clásicos nervios incomodos, eran más unos nervios positivos, como si ella igual quisiera que pasara.

Relatos Erótico/ Sexuales para Noches de InsomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora