Prólogo

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Yo no uso un despertador. Soy una de esas personas con un reloj interno que me despierta a la misma hora todos los días, sin importar lo cansado que estoy o lo tarde que me dormí la noche anterior. Yo era esa clase de niño... las madres saben el tipo que quiero decir. El tipo que te hace rogar por unos pocos minutos más de descanso antes de que, finalmente, establezcas la ley de que nadie tiene permitido salir de la cama antes de que el sol aparezca.

Lo que explica por qué, a pesar de que es domingo, mis párpados están abiertos a las cinco en punto. Extiendo mis músculos rígidos y adoloridos quejándome, por la falta de sueño... y por el entrenamiento vigoroso después de que llegué a casa desde el bar.

Pateo las mantas, salgo de la cama, todavía desnudo, paso por delante de la cabeza de pelo rubio asomándose por debajo de las mantas, y camino al cuarto de baño. Después de una meada satisfactoria, me cepillo los dientes y salpico agua fría en mi cara, sacudiendo mi pelo negro rebelde. Con un gemido, giro mi cuello y estiro mis brazos.

Me estoy haciendo demasiado viejo para esta mierda.

Pero entonces recuerdo los detalles más finos del segundo acto de la noche. La emoción de una nueva conexión, el coqueteo justo, diciendo sólo las cosas correctas. El juego previo sudoroso, caliente, la follada, las largas piernas sobre mis hombros... y sonrío.

No hay tal cosa como ser demasiado viejo.

Camino hacia mi armario por una camiseta y pantalones de chándal, luego voy en silencio a la cocina. Presiono el botón en la cafetera, olvida los perros; una buena cafetera es el verdadero mejor amigo del hombre. Mientras preparo café, enciendo la pantalla plana pequeña ubicada en el mostrador; poniendo las noticias de la mañana, con los últimos horrores del mundo, estadísticas deportivas, y el clima.

Net, mi compañero de colegio de abogados, se mudó el año pasado a vivir con James, un compañero abogado de mi empresa. Net es un infierno de un hombre, James un doncel patea-traseros, y a pesar de que comenzaron follando como amigos solamente, pude verlos irse domesticando desde kilómetros de distancia. Tener el apartamento para mí ha sido fantástico. No es que Net fuera un vago, pero él es un ex chico de fraternidad. Soy un tipo organizado; me gustan las cosas de cierta manera, a mi manera. Rutina. Disciplina. Aseado y cómodo son palabras que me guían sobre cómo vivir. Mi madre siempre dijo que sería un gran militar, si no fuera necesario tener que responder a una autoridad. Las únicas órdenes que sigo son las mías.

Vapor sale de mi taza de café negro mientras salgo a la terraza, bebiendo lentamente, en tanto la calle silenciosa de DC que me rodea vuelve a la vida.

Una voz nasal se filtra hacia fuera de la puerta del balcón. "I-495 fue cerrada ayer durante varias horas debido a una colisión que cobró la vida del reconocido ambientalista Robert Perdpiriyawong y su esposa. La causa del accidente mortal todavía está bajo investigación. En otras noticias locales..."

Unos brazos delicados se envuelven alrededor de mi cintura por detrás, mientras unas pequeñas manos se pliegan sobre mis abdominales. Una suave mejilla se presiona contra mi espalda. —Vuelve a la cama —se queja dulcemente—. Es muuuy temprano.

Lo siento, Cenicienta, pero el reloj dio las doce. La carroza se convirtió de nuevo en una calabaza y es el momento de recoger el zapato de cristal. Nunca pretendí ser el príncipe azul.

Algunos donceles pueden manejar una aventura sin nombre de una noche o una conexión casual. Pero, honestamente, la mayoría no puede. Mientras que entiendan que el sexo es lo único que tengo que ofrecer, lo único que quiero a cambio, estoy bien con que se repita. Al momento en que sus ojos tienen una mirada suave, sentimental o aún peor, herida, estoy fuera. No tengo tiempo para juegos, no tengo ningún interés en hablar de "a dónde podría ir esto".

Salgo de los brazos del rubio. Me sigue mientras camino a la cocina y pongo mi taza vacía en el fregadero. —Voy a correr. Hay café en la cafetera y dinero para el taxi en la mesa principal. No necesitas estar aquí cuando vuelva.

Los labios brillantes que se extendieron deliciosamente alrededor de mi polla anoche forman ahora una mueca triste. —No tienes que ser un idiota.

Me encojo de hombros. —No tengo que serlo... es simplemente más fácil de esa manera.

Me coloco mis zapatos para correr y camino por la puerta principal.

Sustained | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora