EPILOGO

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Un año después...

La oficina en la he estado trabajando los últimos seis meses es más grande que mi antigua oficina, en el piso superior con una ventana esquinada. Y no la comparto con nadie. Libros legales llenan los libreros en una pared, y un montón de fotos familiares yacen orgullosamente sobre el escritorio. Max, James y Net cada uno tiene su propia oficina en el piso superior.

Ser socio fundador tiene sus ventajas.

El edificio que Max mencionó, el que poseía en el centro de la cuidad, fue renovado totalmente y ahora tiene un nombre estampado sobre la puerta principal.

Oficinas Legales de Panich, Rujeerattanavorapan, Wongwisut y Manithikhun. Suena bien, ¿no?

Cuando renuncié a Adams y Williamson, Max, Net y James empezaron a pensar en irse por su cuenta, también. Nos encargamos nosotros mismos, escogimos nuestros casos. Fue un riesgo, pero para nosotros cuatro, fue un riesgo que valía la pena correr.

La señora Higgens hizo como Renée Zellweger en Jerry Maguire cuando me fui, y vino aquí conmigo. Mete la cabeza por la puerta en este momento, perlas cuelgan de sus orejas, acentuando el vestido formal que usa. —¡Zee, vas a llegar tarde!

—No voy a llegar tarde. Nunca llego tarde.

Entonces miro mi reloj. —¡Mierda, voy a llegar tarde!

Mi silla de cuero rueda hacia atrás mientras me paro. Reviso los bolsillos de mi elegante traje negro: Llaves, billetera, teléfono, tengo todo.

—Vete, vete —la señora Higgens hace gestos con la mano—. Apagaré todo y cerraré.

—De acuerdo, gracias. La veré allá, señora Higgens.

Corro las cuatro cuadras hasta la guardería donde Regan y Ronan pasan parte de sus días. Saludo a la profesora a través de la ventana plastificada y firmo en el portapapeles al lado de los nombres de los niños. La puerta decorada alegremente se abre unos minutos después, y el sonido de la canción "Limpia" de Barney hace eco a través de esta.

Una asistente de la profesora saca a los alborotadores, sosteniéndole las manos. Ronan tiene un año y medio, y la cabeza llena de cabello rubio, pecas en la nariz, y una mirada diabólica que me recuerda a su hermano. Está caminando, lento e inseguro aún, por lo que lo levanto con un brazo y a Regan con el otro. Se despiden con la mano de la profesora mientras salimos por la puerta.

—Hoy hicimos flores de papel para el aula, y la mía fue la más grande. Luego la señora Davis trajo un oso de peluche para la hora del cuento y logré sostenerlo. Era gris. Y tenía dos ojos negros, dos brazos, dos piernas y una corbata de lazo que era roja y... —Regan me agarra las mejillas con sus pequeñas manos y arquea la ceja—. ¿Me estás escuchando?

—Sí, sí. —Corro por la calle—. Dos brazos, dos piernas, una corbata de lazo roja... —Me encuentro cautivado.

Hace ocho meses, Regan empezó a hablar más... y no se detuvo desde entonces.

—Y luego leímos Sopa de Piedras y en el libro, alguien llevó zanahorias, alguien llevó col, y alguien...

Ronan ríe mientras corro, zarandeándolo. Minutos después, llegamos a la iglesia sin ningún minuto adicional. Bajo a los niños, arreglo la camisa de Ronan y reato el lazo de seda amarillo en la parte trasera del vestido de Regan.

—Lo lograste. Tenía miedo de que llegaras tarde. —NuNew llega bajando los escalones de la iglesia, luce increíblemente fantástico. Su traje es de satén azul oscuro que luce increíble con su piel cremosa. Es ceñido en todos los lugares correctos, con un profundo escote en V que, literalmente, tiene mi boca hecha agua. Su cabello se halla bien peinado, y brilla en el sol.

Sustained | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora