CAPITULO 3

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Dos semanas después

Max tenía razón. Han sido las dos semanas más largas y lentas de mi vida. He ejercitado tanto que rompí mi banco de pesas. Hanna y yo hemos pasado demasiado tiempo juntos. El sexo es rancio y está comenzando a ponerse pegajosa. Hora de romper con ella.

No soy un ninfómano, no necesito tener sexo todas las noches, pero dos semanas es un gran período de sequía. No ha sido agradable, y tampoco mi estado de ánimo. Con cada día que ha pasado, me he vuelto exponencialmente más insoportable. Tenso. Con poca paciencia. Al borde.

En esencia, verdaderamente excitado.

Net ha tratado de evitar estar en la oficina junto a mí. La tarde en que lo amenacé con arrancarle la lengua mientras se ponía juguetón en el teléfono con James podría tener algo que ver con eso.

Y a pesar de que hoy es el día que espero que termine rápidamente, la ansiedad sobre mis resultados me tiene aún más estresado. Lo que son en realidad malas noticias para el cliente que acaba de entrar en mi oficina.

Park-No-Puedo-Seguir-Una-Sola-Jodida-Regla-Anomakiti.

Park-Me-Arrestaron-Porque-Me-Encontraba-En-Un-Coche-Que-Fue- Detenido-Con-Diez-Bolsas-De-Heroína-En-La-Guantera-Anomakiti.

La puerta resuena en sus goznes cuando la tiro para cerrarla detrás de él y le doy mi mirada más oscura. Pone las manos en sus bolsillos y camina hacia una silla como si se encontrara caminando de paseo en el parque, sin importarle el mundo.

Hoy no, imbécil.

Mientras se encorva en la silla, me siento detrás del escritorio y doblo las manos para evitar darle un puñetazo.

—¿Qué te dije? —pregunto.

—No era mía.

Mi voz se vuelve más baja. Más aguda. —¿Qué te dije?

Baja la mirada, como un perro sumiso. —Me dijiste que me quedara en casa, pero...

Levanto el dedo. —No hay peros. Te dije que mantuvieras tu patético trasero en casa, y eres tan idiota que no escuchas.

Se pone de pie, su rostro pasando de blanco a rosa furioso. —¡No puedes hablarme de esa manera! Mi padre paga tu salario.

Yo también me pongo de pie, y soy mucho más atemorizante que él. —Siéntate.

Lo hace. Me quedo de pie. —Acabo de hablarte así, idiota. Y no me atemorizas, así que supéralo. En cuanto a tu padre, no, él no me paga mi salario.

Peor incluso si lo hiciera, no dudaría en decirte lo estúpido imbécil que eres.

Se vuelve más rojo con cada palabra.

Me vuelvo a sentar, mi lengua volviéndose más filosófica. —¿Sabes lo que le pasa a chicos como tú en la cárcel, Park? ¿Bonitos niños ricos de olor dulce?

Y se vuelve de rosa a pálido en cuestión segundos.

—A menos que tengas alguna fantasía de conseguir tu culo desgarrado, necesitas meterte en ese cráneo grueso que la única cosa interponiéndose entre tú y un compañero de celda llamado Chewbacca, soy yo.

Finalmente parece asustado.

—Y porque es mi trabajo, mantendré tu no merecido culo fuera de la cárcel, quieras Parnupatar o no. ¿Lo entiendes?

Asiente e inteligentemente mantiene la boca cerrada.

—Ahora... ¿tus huellas se encuentran en alguna de las bolsas de heroína? Niega con la cabeza. —No. Nunca las toqué.

Sustained | ZeeNuNewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora