Inquietos en su matrimonio mediocre, Jisoo y su esposo, Suho, se aventuran a un club de intercambio de parejas donde Jisoo se presenta a la playgirl; Lalisa 'Lisa' Manoban, que le pregunta audazmente a la pareja si puede pasar una noche con Jisoo.
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Hannam The Hills, Seúl
8:00PM
El punto de vista de Jisoo.
Lisa mencionó que no podía dejar de pensar en mí. Yo tampoco podía dejar de pensar en ella.
Pensé en ella con cada paso que Suho y yo volvimos a nuestro apartamento. Cada detalle de ella y esa noche se abrió camino a la vanguardia de mis pensamientos. Recordé las marcas de tatuajes verdes en su pecho. Su peculiar aroma que olía fresco y masculino pero sin perder esa feminidad. El hoyuelo en su mejilla derecha. La sonrisa que jugaba en sus labios cuando estaba lista para el sexo. Sus labios regordetes contra los míos, contra mi vientre, mi sexo. El sabor de las fresas y el champán en su lengua.
Su voz y su dialecto crudo que me tentaron. Ya la extrañé tanto que me dolió. Me dolió tanto que me encontré llorando al pensar en no volver a verla nunca más.
De no poder volver a tocarla nunca más o dejar que me toque.
Estaba destrozada. Un triste. Patética. Arrollada por un tren.
Debido a una decisión. Una noche. Una mujer. El sexo lo cambió todo. Cambió mi mentalidad. Alteró lo que una vez quise y necesité.
Tenía razón al rechazar a Lisa, pero como un idiota, cambié de opinión por despecho. ¿Por qué había cambiado de opinión?
Descansé la cabeza contra el muslo de Suho mientras veía Pretty Woman, mientras Suho navegaba por la web en su portátil.
Trazé pequeños círculos en su muslo mientras mi mente comenzaba a vagar.
"¿Cuántas veces has visto esta película?" Preguntó Suho.
"Demasiados para contar", susurré.
"La película termina igual, no importa cuántas veces la veas. ¿Por qué verlo una y otra y otra vez?"
"Porque Richard Gere es sexy". Me reí sabiendo que mi enamoramiento de fantasía lo molestaba irracionalmente.
"¿Es él?" Preguntó Suho.
Golpeó la cara de su portátil y la hizo a un lado. Empezó a hacerme cosquillas hasta que me metí en un ataque de risa incontrolable.
"¿Cariño?" Me reí a través de las risas. "¿Está bien? ¿de acuerdo? No es tan sexy", mentí mientras seguía hacitiéndome cosquillas.
"Eso es lo que pensé", dijo de repente deteniéndose.
Me senté a horcajada en su regazo. "¿Qué es?"
"¿Qué quieres decir?" Pregunté con la esperanza de que no estuviera hablando de lo que pienso.
"Eres diferente. Has sido diferente desde que volviste del hotel. ¿Quieres hablar de ello?"
