[Sucesos ocurridos luego de la discusión de Paul y la anciana]
…
Paul comenzaba a despertarse después de haber estar unos cuantos minutos inconsciente, al momento de intentar abrir los ojos un fuerte dolor de cabeza lo golpeó, trato de mover sus manos pero noto que estaba atado en una silla. Con mucha dificultad logro abrir los ojos, sintió también algo húmeda la parte trasera de la cabeza, de dónde provenía mayormente el dolor por lo que pudo deducir que había estado sangrando.
—¿Dónde estoy, que me ocurrió?—, se preguntaba al ver que estaba en una especie de sótano.
Miro en todas las direcciones pero parecía estar solo.
—¡Ey, necesito ayuda!—, gritaba con desespero.
Comenzó a moverse bruscamente en la silla donde estaba, mientras continuaba gritando. Hasta que de pronto recordó lo que había ocurrido antes.
—Es cierto, ha sido la maldita anciana, ¡Ey anciana de mierda, ya se que me ocultas muchas cosas. Liberarme ahora mismo!—, continuaba gritando, está vez muy amenazante.
—¿Sino te libero qué?—, pregunto alguien escondido en un rincón de aquel lugar.
—¿Mateo? —. Paul reconoció la voz al instante.
—Así es, la anciana me ordeno vigilar mientras ella regresa.
—Suéltame ahora mismo, debemos detener a esta mujer, no sabes lo que he descubierto, no estamos seguros aquí.
Mateo miro y sarcásticamente le dio una sonrisa a Paul.
—Yo se que está ocurriendo aquí, y no pienso liberarte.
Paul lo miro con asombro, no conocía muy bien a Mateo por lo que no sabía de qué era capaz.
—Mateo, no sé que le debes a esta mujer, pero por tu bien es mejor que nos larguemos ya mismo de aquí.
—Perdon Paul, pero te repito eso no será posible. No le debo nada a la anciana, yo todo lo que estoy haciendo es por qué así lo deseo.
Paul se preocupo de su situación y comenzaba a pensar que no fue buena idea confiar en la anciana.
—Tranquilo, ya ella llegara y te darás cuenta que no hay mejor opción que estar de su lado—. Mateo le dio la espalda a Paul y desapareció nuevamente de aquél sitio.
Por el momento no pintaba muy bien las cosas para Paul.
—¿Ha despertado?
—Así es abuela y no está muy conforme con su nueva habitación, ¿Estás segura que es una buena opción dejarlo con vida?
—Es una pieza fundamental en mi nuevo plan, solo el puede traerme lo que necesito.
La anciana se levantó de su silla, había vuelto a ser la mujer de siempre gracias a aquella misteriosa sustancias. Tomo un libro blanco que escondía en un cajón secreto de su estante y se dispuso a ir con Paul.
—¿Le contarás todo?—, Mateo sentía celos de Paul, no entendía porque la anciana se había convencido de que el podía ayudarlos.
—Si quiero que el me ayude, necesito ser sincera con el, creo que me ha demostrado ser alguien en quien puedo confiar.
—¿Y que papel juego yo ahora?
—Eres el más importante, tu eres quien ejecutará todo el plan si llego a equivocarme con el, así que ahora te encargaras de algo.
La anciana asignó una nueva misión a Mateo, quien no dudaba en cumplir cada una de ellas y luego de aquellas palabras se sintió más motivado.
Paul por su parte continuaban en aquel lugar pensando en todo lo que había hecho, se arrepentía de llegar tan lejos por una venganza que al final no le devolvería nada de lo que había perdido, pensaban en Alex, su amigo estaba en un momento muy difícil y sabía que su supuesta muerte le había causado mucha tristeza, también pensaba en Victoria y lo decaída que estaría por perder a su padre.
Con sus ojos cerrados recordaba aquellos momentos en dónde eran felices, incluso extrañaba a David.
—Si ellos nunca hubieran llegado tan lejos, quizás las cosas fueran diferentes—, se decía a si mismo. —O tal ves si yo no me fuera dejado consumir por esta absurda venganza, nada fuera ocurrió.
Estando sumergido en sus pensamientos escucho unos pasos acercándose lentamente hacia el. Miro en todas las direcciones, pero no logro ver nada, bajo su mirada decepcionado, pensaba que aquel sería el lugar de su muerte.
—No me digas que ahora te estás arrepintiendo de lo que ha ocurrido—, una voz nuevamente surgió de aquel lugar oscuro.
—Por fin te dignas a aparecer—, Paul continuaba con su cabeza inclinada, sabía que era la anciana.
—Necesitaba recuperarme, tus acciones no me permitieron hacerlo antes—, la anciana salió de la oscuridad y se colocó frente a Paul.
—Quisiera que antes de morir me dijeras, ¿Qué diablos eres?
—¿Morir?, Nunca te dije que te mataría, hemos llegado muy lejos. Nuestro momento está cada vez más cerca, no pretendo hacer tal cosa.
—¿No entiendo? Se supone que hice lo que me habías prohibido, ahora conozco más de la cuenta. ¿Por qué no me asesinas?—, Paul subió su cabeza y miro con asombro a la anciana, era la misma de siempre, su cuerpo se había recuperado, aunque parecía haber perdido la vista pues sus ojos estaban completamente blancos.
—Ya te dije porque no lo haré, te necesito Paul y quiero que sigas a mi lado ahora, estoy cerca de conseguir mi venganza.
—En algo tenías razón, estoy arrepentido de todo lo que hice, no pretendo seguir con mi venganza, ni con tu misterioso plan.
—¿Estás seguro?, ¿Dejarías morir la memoria de tu padre?, ¿Qué pensaría el de todo esto?—. Cuestionaba a la anciana, generando una duda en Paul.
—Eso ya no importa, mi padre está muerto, jamás sabrá lo que hice o no— murmuró Paul volviendo a bajar su cabeza.
—¿Y tú familia que? Todos tuvieron que irse, la cuidad los considera demonios y ya no los respetan, a tu madre y a ti los tachan de locos…
—¡YA BASTA!—. Interrumpió Paul gritando muy fuerte. Con su señor fruncido y lágrimas en sus ojos miro nuevamente a la anciana. —No me importa ya eso, ya nada importa en realidad.
—¿Y si te permito hablar con tu padre?, Si a él le importa que hagas esto, ¿Lo harías?
Paul la miró confundido, pensó que se estaba burlando de él.
—¿De que estás hablando? ¡¿Acaso crees qué burlandote de mi padre vas a conseguir algo de mi!?
—No me estoy burlando—. La anciana abrió el libro que llevaba y lo coloco en la piernas de Paul. —Puedo hacer lo que te estoy diciendo, puedo hacer que tu padre venga ahora mismo y hablé contigo, pero para hacerlo quiero que hagamos un acuerdo, si tú padre quiere que sigas con la venganza, continuarás conmigo y si me traicionas te mataré y a tu madre también, ¿De acuerdo?—. Propuso la anciana, generando en Paul un escalofrío tétrico.
La miraba con aquella mezcla de emociones, el miedo y la confusión hacían que Paul comenzará a sudar.
—¿Y como es que puedes hacer eso?—, pregunto tragando saliva lentamente.
—Bien, para que creas en mi te explicaré lo que leíste de mi diario; ya sabes que no soy humana como tú, soy una especie de ángel, tenía un propósito en este mundo, pero alguien se interpuso en mi camino, condenándome a permanecer aquí por muchos años, ahora mi tiempo se está agitando y sino cumplo con mi labor, mi alma será destruida—, explicaba la anciana ante la mirada perdida y confundida de Paul.
—¿cómo que un ángel? se supone que ustedes cuidan a las personas y son seres celestiales y que están en el cielo y todo eso—, argumentaba Paul en su confusión.
—Existen diferentes ángeles, con propósito y funciones diferentes.
—¿Cómo se que lo que me estás diciendo no es mentira?
—Bien si aún dudas de mi te mostraré mi verdadera forma—, la anciana te echo unos pasos hacia atrás perdiendose de nuevo en lo oscuro de aquel lugar.
Paul seguía sudando debido a los nervios, pensaba que la anciana lo estaba engañando, pero por lo que había leído en su diario sabía que algo muy extraño estaba ocultando.
De momento una extraña voz comienza a pronunciar una especie de cántico, era un idioma indescifrable para el, paulatinamente la vos iba subiendo de tono mientas continuaba con su cantico, hasta que después de unos cinco minutos se detuvo. Un humo extraño y muy denso comenzó aparecer en aquel lugar, eso hacia que se le dificultará respirar a Paul.
Mientras tocia y jadeaba debido a lo sofocante que se hacía el ambiente, algo salía de la oscuridad.
—¿Ahora que es esto?—, se preguntaba Paul tratando de buscar aliento.
Frente a el aprecio un ser vestido con una túnica completamente negra, sus pies no tocaban el suelo, parecía que . Era una mujer, sus ojos eran blancos, así como su piel, la cual se asemejaba a las hojas de papel y su cabello era de color planeado.
—No temas Paul… soy yo, está es mi verdadera forma, soy lo que se conoce en este mundo como; Ángel de la muerte—, pronunciaba aquella mujer con una voz tan dulce y delicada como la de una doncella.
—No… No puedo… No puedo creer lo que estoy viendo—, Paul con la voz temblorosa y palabras entre cortadas miraba con asombro a aquella mujer.
—Este soy yo, tengo el trabajo de acompañar a las almas a su último destino. Pero como te habían mencionado antes, por culpa de alguien mi espíritu se quedó atrapado en este mundo, tengo muchísimos años tras esa alma y si no puedo hacer mi trabajo está vez será muy tarde para mí.
Paul se mantenía perplejo ante todo lo que estaba viendo y escuchando, no era capaz de decir palabra alguna.
—Te he dicho que no tengas miedo, no puedo hacerte ningún daño solo tengo una función en esta creación y no puedo fallar a tal cosa—. Expresaban a la mujer mientras se acercaba a Paul.
—¡Alto no te acerques más!— grito desesperado echando su cuerpo hacia atrás, lo que provocó que callera al suelo.
La mujer lo observó y se detuvo, inclino su mano y Paul atado de la silla se levantó flotando.
—No seas cobarde, comporte como un hombre, cuántas veces te diré que no te voy a matar, solo quiero demostrarte que estoy dispuesta a decirte la verdad, para que veas que te necesito—. La voz de aquella mujer se transformó en la que ya conocía Paul, la de la anciana.
Desde el aire Paul no podía esconder todo el miedo que había en su cuerpo.
—Esta bien, te creo pero por favor bájame—, suplicaba.
Una vez en el suelo trato de mantener la compostura.
—Así que esto eres tú, jamás imaginé que algo así fuera real, tener a la muerte frente a mi es algo increíble pero muy aterrador.
—Te equivocas, la muerte no es algo o alguien, es un suceso, es el momento preliminar al fin de alguien, yo soy quien lleva a las almas hasta su último momento.
—Hasta dónde yo se, eso es lo que conocemos aquí como “la muerte”—, bromeaba Paul.
—Ustedes los seres humanos están tan convencidos de saber las verdades ocultas. Pero la verdad es que todo lo que ven es una manipulación de la verdad—, señaló la anciana.
—¿a qué te refieres?—, preguntó algo intrigado Paul.
—Eso no es importante ahora. Estamos aquí para saber si estás dispuesto o no en seguir ayudándome.
—Pero no entiendo algo, si eres un ser divino, ¿Por qué no acabas con todo esto de una vez?
—No soy un ser divino, en la creación solo existen pocas cosas consideradas de tal manera y como ya te dije antes, hubo un trabajo que no pude terminar y si no lo termino ahora puedo desaparecer.
—Realmente siento que no me estás diciendo toda la verdad—. Insistía Paul.
—No importa, tenemos un trato y es momento de comenzarlo—, la anciana con su verdadera aparecía alzó sus manos y volvió a realizar el mismo cantico de antes.
Se acercó a Paul y volvió a colocar de nuevo el libro en sus piernas, lo desató de la silla, lo tomo de la mano derecha y con uñas enormes y afiladas que salieron de pronto de sus dedos, hizo una pequeña cortada en la palma. Lentamente y cantando cada vez más fuerte coloco la mano de Paul en una hoja en blanco del libro.
Soltó a Paul y se alejo despacio y con la cabeza inclinada, se quedó en silencio por unos segundos ante un Paul congelado del miedo.
—¿Paul?—, de aquella mujer surgió una voz, una que conocía perfectamente Paul.
La mujer levanto la cabeza y su rostro se había transformado en la misma cara del padre de Paul.
De un golpe se levantó de la silla y se echo rápidamente hacia atrás.
—Hijo, tranquilo soy tu padre.
—¿Cómo puede ser esto posible?, ¡Basta ya detente!— Paul cayó al piso e intento protegerse con sus rodillas y brazos para evitar ver aquella escena. —¡Detente con esta brujería o lo que sea que estés haciendo!—, imploraba.
—Hijo… no te asustes, este ser solo nos está dando una oportunidad de hablar nuevamente, de decir aquello que nunca pudimos decirnos, yo necesitaba hablar contigo, sabes que hubieron cosas que nunca quedaron claras.
—¡Tu no eres mi padre!, Eres una creación de ella para jugar con mi mente—, con el miedo desbordante Paul seguía en suelo.
—Levante hijo, el tiempo aquí es corto y quiero aprovecharlo—, se acercó y lo tomo de los brazos colocándolo frente a frente. —Mirame a los ojos y dime si no crees que es tu padre el que te habla.
Paul esquivaba de cualquier manera su miraba. Pero su curiosidad lo impulsó a hacerlo.
Estando mirándose fijamente, Paul sintió algo extraño, sabía que aquello que miraba no era su padre, pero lo hacía sentir que si.
—De verdad eres tu papá—, reaccionó entre lágrimas.
—Si, soy yo.
—¿Cómo es que esto es posible?
—Hijo, en este mundo hay cosas más poderosas que nuestras ambiciones y nuestros propósitos, está es una prueba de ello. Lo que piensas y crees de la vida no es lo que de verdad es.
Paul entre lágrimas y con sentimientos encontrados intento abrazar a la mujer dejándose llevar por sus emociones, pero no logro sino abrazarse a si mismo.
—No podrás tocarme aunque quisieras hijo y será mejor que no lo hagas, ahora dime ¿cómo está tu mamá, cómo está la familia?
Lo confuso de todo aquel ambiente había quitado nuevamente las palabras de la boca de Paul. —Mamá aún llora todas la noches tu ausencia y la familia como la dejaste ya no existe, en la cuidad solo quedamos mamá y yo—, rompió hablar nuevamente.
—Lo imagino, de verdad me duele mucho haberlos dejado, solo quería lo mejor para nosotros, pero me equivoqué y me deje llevar por la avaricia.
—Eso no es importante ya papá, lo que quiero saber es, ¿por qué te suicidaste? Yo hubiera aceptado cambiar de escuela, amigos o lo que fuera necesario, si tú te fueras quedado a mi lado.
—¿suicidarme?, Pero si yo nunca hice tal cosa. Los de la constructora me mataron, me amenazaron que de no hacer lo que ellos me exigían y no guardar sus secretos iban a destruir toda mi familia.
—¿La familia de Alex?
—Así es, los mismos. Yo sería incapaz de dejarlos solos, pero ellos por dinero son capaces de destruirse entre si. Y aún luego de matarme terminaron por destruir a mi familia por lo que veo.
Paul empuñó con gran fuerza sus puños y apretó sus dientes para contener su rabia. —Ellos dijeron que tú te habías suicidado en las oficinas, me entregaron hasta una nota donde te despediste de todos, donde decía que ya estabas cansados de los rumores que se habían generado. —Dijo tratando de calmarse.
—Muchas veces suplique para que terminarán con aquellos rumores y como note que no tenían intenciones de hacerlo los amenace con decir todo, ese día me asesinaron, el mismo Robert estuvo presente, no sintió ninguna pena ni culpa por lo que hacían.
—Disculpa papá, muchas noches llore y te maldije pensando que, con toda la intención decidiste dejarme solo—, soltó a llorar Paul.
—Tranquilo no es tu culpa, sino de los que hicieron esto. Espero algún día puedan pagar con sangre lo que hicieron.
Paul detuvo su llanto y tomo una fuerte bocanada de aire.
—Te juro que yo me encargaré padre, ahora más que nunca tengo razones para seguir con mi venganza, a todos ellos los voy hacer pagar y podrás descansar en paz.
—Entonces me iré tranquilo, se de lo que eres capaz, así que cuídate y mantente siempre firme en tu decisión.
—Eso haré papá, el nombre de nuestra familia será limpiado.
Paul miro por última vez el rostro de tu padre, y sentía como aquella conversación lo había llenado de valor.
—Muy bien anciana, acepto seguir contigo cueste lo que cueste—, pronunció mientras observa como aquella mujer volvía a su rostro original.
—Me alegra que decidieras bien, ahora podemos continuar—, exponía la anciana volviendo a su voz delicada.
—Pero necesito saber, ¿Cuál es tu motivación, de que trata tu venganza?
—Quiero destruir a quien me tiene estancada en este lugar, aquel trabajo que no pude terminar, fue de un humano que debía morir hace muchos años, pero no sé cómo describió un secreto muy bien guardado.
—¿Qué secreto es y que tiene que ver con esta cuidad?
—Tiene que ver mucho mi querido Paul, en esta cuidad está aquella persona que estoy buscando. Y en cuanto al secreto, digamos que nuestra sangre combinada con la de un ser mortal provoca cosas increíbles, cómo por ejemplo evitar la muerte.
—¿Quién tiene la capacidad de hacer tal cosa, dar con un ser como tú y además doblegarlo?
—Alguien con mucho poder, tanto como para controlar está ciudad y hacer lo que se le plazca. Ahora mismo tienen secuestrado a dicho ser y mi trabajo es tomar el alma que me corresponde y evitar que sigan haciendo cosas indebidas.
—¿Y como se supone que vas hacer algo así?, Has estado vagando no se cuantos años, ¿Qué hace diferente este momento?
—Por que antes sabía menos que ahora, y está vez tengo una ficha que me puede hacer ganar y allí es donde entras tu.
—Pero si yo no entiendo nada, ¿Cómo es que puedo ayudar?
—Porque, la ficha ganadora es tu amigo Alex.
Al escuchar esto Paul quedó asombrado, sabía que Alex era especial, pero hasta que punto lo era no.
—¿Alex?, Pero si hace un tiempo me dijiste que fue un grabé error que tú entrabas en contacto con el.
—Porque no sabía que tan importante era, ahora que supe realmente que el es el híbrido perfecto, lo puedo utilizar a nuestro beneficio.
—¿Híbrido perfecto?, ¿Entonces Alex no es humano?
—Claro que lo es, pero un tanto especial, además de ayudarnos también lo ayudaríamos el ya que está corriendo muchos peligro, alguien más poderoso que yo lo está buscando para matarlo, entonces dime, ¿Me ayudas o no?
Paul se quedó por un momento tratando de procesar y entender todo lo que le estaba confesando la anciana. De cualquier modo sabía que debía aceptar, ahora más que nunca quería venganza y esta vez nadie lo iba a detener.
—Bien, estoy obligado a ayudarte, pero solo te pido que lo hagamos a mi manera, nada de fuerza, yo intentaré convencerlo de que nosotros somos los buenos.
—Esta bien voy a confiar en ti, pero si fallas entonces lo haremos a mi modo—, aclaro la anciana.
—No hay problema, ahora mismo lo iré a buscar para hablar con el.
—No será necesario, el vendrá muy pronto a buscarme, además no creó que esté muy feliz de saber que le has ocultado que estabas vivo.
La anciana tenía razón, era inviable que Paul intentará hablar con Alex como si nada hubiera pasado.
—¿Cuándo vendrá?
—Dentro de un mes aproximadamente.
—Entonces tengo algo de tiempo—, luego de unos segundos pensando una idea llegó a Paul. —Tengo una idea, pero necesito a mucha gente, otro lugar donde quedarnos y a Mateo.
—Mateo ahora mismo está en una misión importante, pero cuando vuelva le ordenare que cumpla con tus órdenes.
Paul y la anciana llegaron a un acuerdo, pondrían en marcha su plan. Durante un mes Paul se dedicó a contratar a un ejército de mercenarios, un lugar donde estar y de recopilar toda información sobre la familia de Alex.
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Cuando Todo Termine ®
Fantasy"La Muerte, ese suceso del cual ningún ser humano escapa, dónde las diferencias sociales desaparecen. Es el único momento de nuestra existencia donde somos realmente iguales" Alex un chico rico desde su niñez siente un vacío existencial, no quiere s...