Capítulo tres

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No había pasado ni una hora que ya me quería ir. No me sentía cómodo y me pasaba mucho cuando iba de joda este último tiempo. No entendía porque de un día para el otro no quería salir de mi casa. Sino fuera porque mi mamá me pedía comprar algo o mis amigos estaba seguro que me la pasaría encerrado.

Decidí que era mejor irme de la previa porque no iba aguantar toda la noche sintiéndome así. Antes de hacerlo fui al baño porque me había bajado casi tres botellas de cerveza mezclado con algunos tragos. Estaba mareado, pero algo consciente.

Me adentré al corto pasillo para buscar el baño. No fui tan difícil porque en una de las puertas había un cartel pintado a mano que decía: "Baño". Puse mi mano sobre la manija de la puerta para entrar y cerrar rápido con la llave que tenía en la cerradura. Cuando me di la vuelta vi una sombra detrás de la cortinas de la bañara que me asusto, pero me calmé de una cuando escuche una voz que comenzó a cantar desafinado. Reconocía esa voz.

—¿Milagros? —dije para correr la cortina. Ella estaba con una botella de vodka en una de sus manos.

—¿Querés cantar conmigo, David?

Se notaba que ella estaba re en una. Su mirada estaba perdida, su maquillaje corrido y parecía que había llorado.

—¿Estás bien?

—¿Conoces a July?

Creo que se refería a July Talleres. Antes de que Agustín se pusiera de novio con Milagros lo jodia con que iban a estar juntos.

—Sí.

—Le dije a Agustín que no me gustaba que diera a entender que quería con ella estando de novio conmigo y no me hace caso. Dice que solo es para el stream.

No sabía que decir porque podía arruinarlo. Era un tema de ellos. No sabía como termine metido si solo quería ir al baño.

—No tomes eso, Milagros. Vení, levántate.

Ella hizo un puchero en sus labios, pero no se quejo. Intento levantarse, pero se resbalo, golpeándose la cabeza con la canilla de la bañera.

—Me duele, me duele, me duele... —comenzó a chillar al borde del llanto.

Me acerqué rápido para poner mi mano sobre su cabeza. Mi mirada se encontró con la suya y por unos minutos sentí que se cortaba el aliento. La acaricié lento por donde se había dando el golpe.

—¿Te duele mucho, Milagros?

—No duele tanto si haces eso.

—Te ayudo.

La agarré de los brazos para levantarla un poco y sentarla. Mis brazos no eran tan fuertes para poder sacarla de la bañera. Me iba a separar de ella, pero me rodeo con sus brazos y escondió su cabeza sobre mi pecho. Me estaba abrazando.

—No te vayas —me pidió.

No parecía querer soltarme y eso por alguna razón me hizo sentir bien. Esa sensación de no pertenecer que tenía antes desapareció y ahora no quería irme. La acaricié de nuevo en la cabeza.

—Milagros... —no supe que más decir.

Ella se separó un poco de mí sin soltarme. Mi mano que no acariciaba su cabeza fue hasta su mejilla para tocarla. Su piel era tan suave. Sentí su respiración chocar cerca de mí boca. Estábamos demasiado cerca que el olor a su perfume de coco mezclado con vodka llegaba a mi nariz. Era un olor agradable a pesar de ser una combinación rara.

La mente se me quedo en blanco cuando nuestros labios se tocaron. Su sabor era difícil de describir al ser una mezcla de vodka con su labial rosado. No fue un simple y corto beso. Estábamos chapando y cuando me di cuenta fue demasiado tarde.

Chajá ; Davoo XeneizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora