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Quién mierda se creía el que era, maldito imbécil cabeza de zanahoria.

- Callate Weasley, por si no te distes cuenta estás frente al vestuario de las chicas, imbécil - la verdad no sabía porque estaba tan enojada, sólo tenía que disculparme y irme a cambiar, pero cabeza de zanahoria siempre encontraba la manera de joder.

Con mi respuesta, su sonrisa burlona se ensancho y sus ojos me recorrieron de arriba a abajo.

- Tienes razón Granger, ahora mismo me corro para ti - ahí estaba, uno de sus chistes con doble sentido que siempre guardaba para mí, Lo odiaba.
Detras de el se oyeron unas risas, George y Lee estaban detrás de él, seguramente esperando a sus chicas de Gryffindor.

Apenas se movió para dejarme pasar golpe mi hombro con su brazo y me adentre a los vestuarios oyendo su arrogante risa. Jodidamente insoportable.

Como fui la última en entrar me encaminé directo a las duchas. Habíamos perdido, otra vez.

Apenas salí de la ducha con el cabello goteando note el pesado silencio, aunque las Ravenclaw intentáramos evitarlo, siempre iba a estar esa rivalidad con las Gryffindor, sobretodo en el quidditch. Aunque estaba feliz por mis amigas de la otra casa, iba a hacer todo lo posible para ganar el siguiente partido. No iba a dejar que nos ganarán de esa manera de nuevo.

Me vestí con el uniforme limpió y como ya no teníamos más clases fui directo a la sala común a hacer mis tareas, aunque estuviera agotada tenía que seguir manteniendo las buenas calificaciones si quería estar en el cuadro de honor otro año.

Apenas llegue a la entrada de la sala Vale me abrazo con fuerza.

-- Estuviste increíble Lis, estoy muy orgullosa de ustedes -- me dijo apenas me envolvió en sus brazos.

-- Pero no ganamos, nos esforzamos muchísimo en los entrenamientos y ni así pudimos superarlos -- la decepción en mi voz era demasiado obvia y me solté del abrazo con rapidez.

Vale me acompaño a sentarnos en el sofá frente a la estufa, ella no jugaba mucho al Quidditch, siempre le gusto mas el cuidado a criaturas mágicas pero aun así me suele acompañar a entrenar de vez en cuando.

Las llamas azules calentaban el lugar vacío, los demás debían estar en el comedor.

-- Esta mañana vi a Draco por los pasillos -- Vale rompió el silencio -- Apenas me dirigió la mirada --. La tristeza en su voz me hizo enfadarme más, ¿como ese asqueroso hurón podía hacerle daño a una persona tan dulce con Vale?

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