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La noche estaba a su punto medio y Hye Estaba sola a mitad de la calle, oscura y sin personas transitando. Alguien de su clase no andaría en esos lugares de mala muerte, Hye solo quiso distraerse y se escapó para poder ir a una fiesta.

Para su mala suerte su amiga se fue con un hombre y ella tenía que volver a casa. No sabía muy bien en lugar donde se encontraba. Pudo llamarle a su hermano mayor, pues él no sería tan severo como su padre, si no fuera porque su teléfono se quedó sin pila.

-Debí quedarme en casa. -Se dijo a ella misma, abrazándose. El viento soplaba y el frío era mucho.

Su única opción para cruzar la calle y llegar a la otra es un callejón oscuro. Hye lo pensó dos veces antes de cruzar, quizás si se hubiera dado la vuelta y caminar un poco más pudiera haber evitado lo que estaba por sucederle.

-Mira que nena más linda. -Un hombre robusto con una botella en mano se puso frente a ella y otro hombre más detrás la comían con la mirada.

-Hoy es nuestro día de suerte. -Se lambió  los labios, un gesto asqueroso y repugnante. -Carne fresca.

Su falda más arriba de las rodillas que mostraba buena parte de sus blancas y gruesas piernas, una camisa de tirantes pegada a su abdomen, sus pechos se notaban bien, incluso resaltaban. Hye sintió horror, dos viejos estaban frente a ella en un callejón oscuro.

-Déjenme pasar. -Si mirarlos y sin ser consiente de cómo el miedo en ella les gustaba más.

Al ver que no tenían el interés de quitarse retrocedió con la intención de salir por donde había entrado. Sus pies fueron torpes y tropezó, al punto de casi caer.

-Linda muñequita...Disfrutarás mucho.

Trató de correr. Su intento fue en vano, un hombre la tiró al piso. Y se subió sobre ella. La besó, toco en lugares más aya de lo debido.

-Déjame. -Pidió entre lágrimas. Al sentir el olor mousibundo del viejo cerca de su boca, pasándole la lengua sobre sus rosados labios, sintió las ganas de vomitar. Hye se defendía como podía, movía sus manos y sus pies en un intento que la soltaran. Su garganta dolía de tanto gritar.

¿Quien la ayudaría? Estaba en un lugar de mala muerte, nadie llegaría.

El otro tipo solo se burlaba al verla, su falda estaba levantada y se podía ver la braga color rosa con estampados. El tipo la abofeteó para calmarla.

-Eres una yegua muy arisca. - El viejo que solo veía y disfrutaba de ver esa braga de encajes se acercó. Se acuclilló y puso sus sucias manos sobre los lados de la braga con la intención de bajarlos.

-Véanos que escondes entre tus lindas piernas de porcelana, muñequita.

Hye cerró sus ojos. Ese reía su final, espero lo peor... Nunca pasó, sus bragas no fueron quitadas y el peso que tenían sobre ella ya no estaba. Ya no la tocaban más.

Abrió los ojos de forma lenta. Los dos viejos robustos estaban tirados en el piso mojado, un hombre los golpeaba, les daba por igual. Se encontraban ensangrentados y el hombre junto a ellos no tenía pensado parar. Hye vio como empezaron a botar sangre de sus bocas, lloraban pidiendo que se detuviera.

-Vasta. -Hye gritó, su voz salió cortada y sin aliento. Él hombre Junto a ella la miró, tenía sus ojos llorosos, la blusa desgarrada y se le veía el escote, sus piernas tenían rasguños al igual que sus brazos, de seguro cuando trató de defenderse.

-Estás segura? Estos tipos casi te violan. -Hye se estremeció al escuchar el tono de su voz, juraría que es la voz más perfecta y masculina que había escuchado en toda sus vida.

-Los matarás... Déjalos. -Pidió. Al verla en ese estado solo deseaba poder matarlos el mismo.

¿Por que la defendió ? ¿No es eso lo que él le haría?

Volvió a golpearlos, seguramente tendrán unas costillas rotas y demás fracturas. Antes de irse donde ella se aseguró de sacarles una fotografía a cada uno.
Se acercó hasta donde la rubia y antes de poder tocarla o preguntarle algo la miró. Vio la cara del hombre que mató a su hermana y él deseó de venganza se hizo más grande.

-Estás bien? -Hye dio un pequeño brinco al ver como se acercó. Un hombre de no más de unos veinticinco años, cabello negro y largo amarrado en una coleta, ojos oscuros que fácilmente podría confundirse con la oscuridad de la noche, alto y con el brazo tatuado. Todo eso es lo que pudo ver en unos segundos.

-Ellos... Casi me violan. -Y como si lo conociera de años se echó a llorar en sus brazos, Hye solo necesitaba consuelo, sentirse segura. -No quiero ir a casa.

-Puedo llevarte a un hotel... -Hye negó. Jungkook sintió como las lágrimas mojaban su camisa.

"Dios... Huele demasiado bien." Jungkook no la quería tocar, tampoco seguirla viendo. ¿Sería como su hermano? Jungkook no se dejaría engañar por una cara de ángel y unas buenas piernas. Seguro sería peor que su hermano Park Jimin.

-Tengo miedo... Por favor llévame contigo.

El peli negro se sorprendió ¿Sería así de fácil? Su venganza ya había comenzado.


[...]

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora