Revenge

5

—Jungkook duele. —Pronunció. La tenía del brazo, su agarre era fuerte y cuándo la escuchó la soltó casi de inmediato.

—Mejor duerme. —La miró. —Ire a tráete una sabana.

En otra circunstancia Jungkook la hubiera dejado en la habitación para que esté más cómoda. Sus razones es que no debía ser un caballero con ella, tampoco le debía importar si estará cómoda o no.

A Hye no le importo, veía el sofá cómodo y grande, ella se acomodaría bien, su tamaño le favorecía. Jungkook llegó con una sabana y dos almohadas.

—Oppa.—Jungkook sintió cierto fastidio. No es que no le gustará, se había escuchado lindo y tierno viniendo de Hye, pero no quería encariñarse con ella. —Puedo pedirte un favor más?

—Dime!

—Puedes prestarme un cargador? Es que no tengo batería y debo informarle a mi hermano, él debe estar preocupado.

Jungkook le prestó el de él y se fue a su habitación dejándola sola en la sala.

Quizás empezaría con unas fotos! Jimin se moriría del coraje al verlas. Solo tenía que esperar que Hye se durmiera y listo.

...

—Me pudiste llamar Hye, no sabes lo preocupado que me tenías.

—Lo se, entiende ya te expliqué. Se me hizo noche y me quede con Sumi.

—Qué no vuelva a pasar otra vez. -La tomó del brazo y la entró a la mansión.

Jungkook veía desde su camioneta toda la escena. Ahora sabía que a Jimin le importaba mucho.

—Ya vasta Jimin ya entendí. —Hye se acercó donde su hermano hasta abrazarlo. —No se que te ocurre, se que no eres así. —Apoyó su cabeza sobre el pecho de Jimin. —No importa, yo siempre te amaré.

Jimin la rodeo de la cintura abrazándola. Un abrazo que necesitaba. Jimin llevaba varios meces de mal humor y su hermana es consiente de ello. Aveces lo notaba, triste, sin ánimos, incluso en varias ocaciones lo a encontrado llorando. Ella sabía que Jimin no estaba pasando un buen momento y aunque no supiera el porqué una cosa es segura, Hye siempre estaría para su hermano mayor.

—Ya pequeña, ya me calmé. —La soltó. Hye sonrió feliz. —Solo que no se repita.

La rubia asintió. Y se fue feliz para su cuarto.

Estaba alegre, más que alegre. Le había pedido el número a Jungkook y después de insistir tanto él terminó dándoselo.

Mi Guapo JK 💙🙇🏻‍♀️
Hola,Ya estoy en casa.
No puedo esperar para volverte a ver.
Gracias por todo Oppa. ❤️🫣

Un nombre cursi, hasta para ella. Hye había quedado enamorada y solo esperaba poder volver a verlo otra vez. Amar puede ser algo dulce como amargo y eso experimentaría Hye.

     —...—

Jimin estaba en su habitación llorando en silenció. Culpable, es como se sentía en esos momentos. Matarse y acabar con su propia vida sería poco para lo que merecía. El trágico accidente de Jade salió en las noticias y periódicos.

Una Joven doctora con una vida por delante muere en un accidente aparatoso...

Ver la foto de Jade le en las noticias matutinas le devastó. Claro que salió de inmediato a buscarla, aún esperaba que fuera una mala broma que su mente le estuviera jugando. Tener contactos le facilitaron dar con el hospital, tenía la esperanza de verla con vida.

"El cuerpo de Jeon Jade fue retirado hace un par de horas, No había mucho que hacer ella ya venía sin vida"

Esas palabras se repetían una y otra vez en su mente. ¿Cuánto habrá pasado desde eso? Seis meces! Su bebé estaría por nacer y si él hubiera sido lo suficientemente hombre habría aceptado su papel de padre y quizás de esposo. ¿Que abría pasado si en vez de ser un cobarde le hubiera propuesto matrimonio a Jade? Jimin estaba al borde del colapso. Tuvo que hacerse cargo de ellos dos, ir a un sicólogo y arreglar sus problemas mentales para tratar de ser un buen padre y buen hombre para Jade y su hijo, en lugar de eso la alejó y según él por eso pasó todo.

Lo peor que ni todos sus contactos fueron capaz de dar con el paradero de Jade y ni con ningún familiar, es como si ella nunca existió. Jimin solo quiere saber donde fue sepultada, tener un lugar donde irle a llorar y quizás poder estar serca de ella, solo así él podría quitarse la vida, sabiendo que su cuerpo estaría junto al de él amor de su vida y su hijo.

—Malditos antidepresivos.— Lanzó el bote de pastillas contra la pared. Supisro y contó hasta diez como su sicólogo se lo había recomendado. Todo se fue a la basura, había contado hasta cien y no funcionaba. Abrió sus ojos y como una señal divina las pastillas estaban en su campo de visión. Jimin se levantó y al tenerlas cercas las tomó entre sus manos ¿Que más podía perder? Esa una buena manera de acabar con su miserable vida.