♡ : CAPÍTULO III

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Llevaba cerca de un mes y medio trabajando como el niñero de Sunghoon y decir que se había encariñado con el pequeño era decir poco. El niño era demasiado amigable, tierno y, por lo menos con Jeongin, cariñoso en exceso, lo que hacía al corazón del pelinegro saltar emocionado cada que el bebé le daba sonoros besitos y pequeños abrazos de oso. Varias veces había agarrado juguetes de la juguetería, lo cuales le descontarían, pero a Jeongin, por alguna razón, eso no le importaba, aun cuando se podría quedar en bancarrota, sentía que darle cosas al pequeño era importante, aunque, de todas formas, no se quedaría sin dinero, realmente no es como que si escogiera los juguetes más caros.

Jeongin sintió su corazón calentarse cuando le dio un peluche de elefante celeste al bebé y este lo había tomado feliz con una linda sonrisita, también negándose a dormir si el muñeco de felpa. Jeongin sabía que, por alguna razón u otra, Hyunjin lo llegase a despedir, sería su perdición, por que el niño se había convertido en alguien especial para él y estaba seguro que, si no lo amaba aún, lo amaría y con todo su pequeño corazón al punto de hacerlo como lo haría a un hijo.

En esos momentos, Jeongin se encontraba con Sunghoon en el parque, empujándolo en el columpio mientras el niño pedía ir más alto.

—¡Innie! ¡Innie! ¡Más alto!— pidió riendo, haciéndolo sonreír.

—Cariño, no puedo hacer eso, te podrías hacer daño.— habló, reduciendo la fuerza con la que empujaba el columpio, haciendo que este vaya más despacio. El niño se quejó.— Entiende, que si le doy más fuerte puedes salir volando.

—¡Yo quero volar!— exclamó con su vocecita aguda, cruzando sus brazos, a la vez que Jeongin detenía completamente el columpio.

— Mi amor, tú realmente no quieres volar.— se puso frente al niño y lo cargó, decidió que le compraría un helado para que no lo contradijera.— ¿Quieres helado?— vió su ojitos brillar.

—¡Sí, sí! ¡De fresa!— vociferó, levantando sus bracitos, celebrando. Jeongin, con el niño en brazos, le acomodó su ropita, encaminándose hacia la heladería que cerca había.

Al llegar al lugar, entró con Sunghoon en brazos, haciendo sonar la campanilla arriba de la puerta. Se dirigió al mostrador para poder pedir los helados.

—Buenas tardes — saludó con una sonrisa, a la vez que el pequeño agitaba su manita.

—Buenas tardes, bienvenidos,— saludó la empleada, también sonriendo.— ¿Qué se les ofrece?— preguntó mirando al bebé.

—Mmm… Dos helados, uno de fresa y otro de…— la mano que no sostenía a Sunghoon, la derecha, la llevó a su barbilla, pensando y escogiendo el sabor que comería.— de… De limón, ¿Hay de limón?— preguntó, sus labios entreabiertos. La chica rio.

—Sí, sí tenemos, se puede sentar en una mesa, en un rato le llevo su helado.

—¿Y a mí?— preguntó Sunghoon, frunciendo el ceño, cruzando sus pequeños brazos y recostando su cabeza en el hombro de Jeongin.

—A usted y a su hijo.— sonrió y Jeongin se quedó mudo, aun así asintiendo y siendo incapaz de contradecirle. Se dirigió a una de las mesas que se encontraban al lado de la gran ventana del local, sentándose con el niño en brazos para luego acomodarlo a su lado.

Cuando la misma chica del mostrador llegó con ambos helados, dejándolos en la mesa, le agradeció con una sonrisa, ella inclinándose y alejándose para seguir su trabajo. Puso frente a Sunghoon su tan ansiado helado de fresa, al instante sintiéndose culpable, ¿Cómo podría él comer su helado tranquilo si su bebé apenas y llegaba a la mesa? Dejando su helado de limón de lado, sentó al niño es su regazo, besó su cabello y tomó el vasito y la pequeña cuchara en sus manos, dándole al pequeño del helado. Así estaba, de momentos, con un puchero en sus labios, viendo como su helado derretía lentamente.

A Babysitter A Single Dad ❁ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora