El dolor es la chispa

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Mi fuego se expandia por el campo. Los gritos llevaban el mensaje.

El campamento estaba siendo atacado. Yo estaba ahí...yo estaba ahí, para destruirlo todo, o para que me dieran lo que quería.

Si sabian rezar es mejor que lo hicieran ahora.

Mis ojos se volvieron rojos como el fuego, mi cabello brillaba más de lo normal, y eso era espectacular, mis manos ardían, mientras el fuego iba quemando todo a su paso. Se propagaba porque yo quería que fuera así, yo quería mal para todo aquel que tenga que ver con los Dioses del olimpo.

Las lanzas volaban hacia mi, pero las esquivaba con gran facilidad, una llamarada y la lanza quedaban en cenizas. Cuando las flechas comenzaron a caer muy cerca de mi, fue cuando las bolas de fuego comenzaron a caer de mi parte, nos les iba a dar la opcion de matarme.

-Quiero a Percy Jackson-mi voz se oía como un trueno, era ronca y estaba llena de maldad, cualquiera habría pensado que era un demonio, sirvienta de Ades quizás-No habrá heridos si me lo entregan.

Pero yo no estaba ahí por Ades, era mi venganza, mi plan, mi odio. Mi fuego. Y claro esta, que las mentiras abundan en mi boca, todos morirán me entreguen a Percy o no.

-Percy Jackson no está aquí, bruja-el mismo centauro que me había hablado antes, ahora me respondía y ya no habia bondad en su voz, estaba listo para iniciar una batalla de palabras si es que era necesaria...bueno, pues yo tambien-.

Apagué mis manos, quedando tan humilde e inocente como antes, aquellos guerreros en progreso estaban listos para atacarme, pero al parecer tenían la orden de esperar.

-Bien... diganme donde esta y...

-No te lo diremos-dijo un chico que apareció de entre los arboles, tan indefenso que no me hubiera imaginado que el sería quien defendería-.

-Perdón pero... ¿Quien eres tu?

-Soy el segundo hijo de Poseidón...

Llevaba gafas oscuras, extraño, para la noche, pero no estaba ahí para molestar a chicos, estaba ahi para mi venganza, no para hablar con chicos que intentan tener un buen look.

Se sacó las gafas dejando ver un gran ojo. ¡Oh, perfecto!... Poseidon habia tenido el agrado de tener un segundo hijo. Un ciclope.

-Ah... un hermano. Bien... Con esto me basta

Las llamas se unieron creando un gran caos, más grande que el que había creado en un principio. Me bastó para tomar al chico ciclope y desaparecer de ahí, como si jamás hubiera estado en ese lugar. El fuego consumió rápidamente casas y arboles alrededor, no había más que desastre, dentro de un lugar protegido.

Salimos del campamento y debía darle a mi acompañante un ultimátum para que me llevara donde su hermano, si no, no esperaba mejor que una muerte lenta y cruel con esa cosa que para mi es letal, llamada agua.

-Negarte solo hará esto mas difícil

-Lo se-dijo con una gran sonrisa en su boca.¿Quien era este para tratarme así, para estar tan feliz ante mi presencia?- Así que... te llevare donde Percy...

Eso me llego de improviso. No había ni una sola gota de miedo en su voz, menos en sus ojos.

-Lo hare... si me dejas llevarte a un lugar

***

Percy y Grover habían cabalgado día y noche, sin detenerse. Cuando el cielo comenzó a iluminarse, se detuvieron.

-Debemos descansar-dijo Grover bajándose de su caballo y acariciandolo, indicandole que el también podía descansar-.

-Grover... tú no moviste ni un sólo dedo-Percy no quería parar, queria seguir hasta llegar a donde sus memorias lo llevaran, si era necesario no dormir para encontrar a Amy, lo haría-.

-Lo digo por el caballo... las pataditas de cabras no son suaves...

-Bien... Solo por un momento-dijo Percy bajandose tambien de su caballo- No quiero perder ni un segundo más...

Grover se sentía agotado y preocupado por su amigo, el cual en cualquier momento perdía la cordura. Aquella chica que conocieron hace dos años, era adorable, sensible, valiente, y habia atrapado a Percy desde que la vio, con su espontaneidad, su alegría, su belleza, pero ahora, todo en esa chica había cambiado, y eso no hacia que los pensamientos del chico cambiarán. El seguía amandola, su corazón la necesitaba para poder seguir palpitando y dándole vida a ese cuerpo de adolescente que parecía ya no tenerla.

Percy estaba igual de cansado pero no quería demostrarlo, pues no le servía de nada demostrarlo; de todas formas, su curiosidad, su obsesión, su elocuente locura, callaba y ocultaba su cansancio, reactivaba sus energías, más bien las creaba de la nada.

-Percy... duerme un rato... pareces un muerto en vida

-Es que no puedo dejar de pensar en Amy y Annabeth...

-Y Will

-Claro-dijo Percy ironicamente-.

-No llegaremos a ninguna parte si sigues así... Moriremos antes de encontrar el camino correcto hacia Amy... Yo vigilo...

-Si tu lo dices...

Se acostó en el duro suelo, acomodando su cabeza sobre sus brazos. Sus ojos se cerraron al instante y su mente comenzó a juntar imágenes y problemas de las realidad para crear sus sueños o pesadillas.

En la mayoría, Amy estaba presente y en ninguno podía alcanzarla, rescatarla.

Hasta en sus sueños más locos tiene que dejarla ir.

La confusión y la locura iban aumentando apenas los sueños cambiaban. Comenzaba uno totalmente normal y cambiaba en el transcurso, terminando con un final inesperado. Cada sueño era más raro que el anterior, y eso hacía que el chico, inconscientemente, comenzará a sudar frío, a hablar incoherencias y temblar de la nada.

Grover lo observaba atentamente, con miedo a despertarlo. Sabía perfectamente que desde que despertaron en el Palacio de hielo, sin Amy, sin Clarisse, Percy solamente tenía pesadillas. Por alguna razón, instinto quizás, no lo molestaba, no lo despertaba, a pesar de que le aterraba la reacción de su amigo.

Percy no estaba consciente, decía palabras, movía sus labios, sin pensar, sólo estaba navegando en el oscuro y profundo mar de las pesadillas. Intentaba escapar, pero las imagenes eran tan claras que cualquier persona habría querido abandonar su ser por temor a la demencia.

El día en que cayeron al laberinto se repetía, pero lo que vivieron ahí, se mostraba de una forma completamente diferente en los sueños de Percy. Las cosas que el chico vio en aquel espantoso lugar, volvian a aparecer en si mente con un peor aspecto, y la salida era aun más complicada de encontrar. Antes de obligar a su mente a creer que no existía una salida el miedo ayudó al chico a despertar.

Frente a el, estaba su gran amigo, que a pesar de todo lo que han vivido, sigue a su lado.

-¿Pesadillas otra vez?-pregunto preocupado y Percy asintió temblando-.

-Y Amy aparece en cada una de ellas...

Un silencio que sólo provocan los pensamientos ocupó el espacio entre ambos jóvenes, y los rodeo.

Días que sólo fueron de cabalgar y cabalgar, se convirtieron en días de caminar.

El calor que se estaba sintiendo en el mundo era irritante, insoportable. El agua comenzó a escasear y sólo aquellas personas como Percy y Grover, que vagan por el mundo si un rumbo fijo se dieron cuenta de el problema, pero sólo ellos dos sabían como solucionarlo.

Los caballos murieron y los pies de los dos viajeros comenzaron a cansarse.

Nunca ocurre lo que queremos, como queremos, pero de que sucede, lo que debe suceder...

Eso si es cierto.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2016 ⏰

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Percy Jackson y la fuente de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora