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Hyukjae no era tonto, aunque tampoco era como si Donghae hubiera sido discreto. Todo el cuerpo de su amado esposo se lo decía; sus miradas inexpresivas, su tono carente de cariño, incluso su personalidad coqueta había desaparecido. Y todo fue demasiado rápido que ni siquiera pudo percatarse cuándo dejó de quererlo.

Aún así, la primera vez que oyó esas palabras, Hyukjae no pudo entender qué quiso decir su esposo; más bien, no quiso entender. Era demasiado doloroso para ser verdad. Tenía que haber un malentendido en algún lado.

—No entiendo. —Hyukjae intentó reír para aligerar la tensión. Miró de reojo a las personas cercanas que podían escuchar la conversación, pero era un restaurante; sería inevitable que alguien más escuchara—. ¿Te quieres divorciar? No es la broma más adecuada para festejar nuestro aniversario.

Donghae, quien era todo menos serio, mantuvo su rostro estoico. Ni una sonrisa. Y esos bonitos ojos que solían ser dulces, lo miraban con ninguna expresión.

—Divorciémonos. Creo que es lo mejor para ambos.

Hyukjae no le creyó. La palabra "divorcio" se le antojaba a una sentencia de muerte. No era "lo mejor" para él.

—¿Por qué? ¿Qué hice mal? —dijo en voz muy baja. Quería llorar, pero ya tenía su orgullo demasiado pisoteado para empeorar el escenario.

Donghae tuvo la suficiente vergüenza para bajar su mirada.

—No es culpa tuya. Yo cometí el error.

—Yah, Lee Donghae. ¿Crees que soy demasiado estúpido para aceptar esa excusa, huh? Hay alguien más, ¿no es cierto?

Lo sabía. Lo supo desde el primer momento que Donghae comenzó a ser indiferente con él. Solo no quería aceptarlo, siempre le atribuía a otras cosas banales que explicaran el distanciamiento de su esposo. Pero ahora todo estaba tan claro, la expresión culpable de Donghae lo decía todo, y eso lo estaba matando por dentro.

—Lo siento, Hyuk. No pude evitarlo, realmente me enamoré de él.

—Yo te amo. —Esperaba que recordándoselo cambiara de parecer.

—Yo ya no.

El mundo de Hyukjae se derrumbó tras las palabras de Donghae. ¿Había dejado de amarlo? ¿Después de todas esas promesas que le había hecho durante su noviazgo y sus años felices de matrimonio? ¿Después de todo el amor que Hyukjae le había profesado a toda costa? Se suponía que, de todas las personas en el mundo, Donghae sería el último en decepcionar su corazón. ¿No se habían prometido eso, tras largas desilusiones que ambos habían vivido?

Sentía como si le hubieran dado una patada en el estómago porque el oxígeno no le llegaba a los pulmones. Y sollozó. Pero el ruido fue más lamentable porque la falta de aire no hizo más que aumentar su angustia.

—¿Lo conozco?

—Eunhyukee... —Donghae se veía conflictuado.

—Nada de eso. —Apretó los puños sobre su regazo, tenía que ser fuerte. Se merecía una maldita explicación—. ¿Quién es, Lee Donghae? Si le tuviste un poco de respeto a nuestro matrimonio, me dirás.

Donghae se resistió unos segundos, hasta que por fin respondió con un suspiro resignado:

—Choi Siwon.

La respuesta de Donghae lo dejó helado. ¿Siwon, su compañero de trabajo? ¿Ese Siwon?

Pero pensándolo bien, todo encajaba a la perfección. Las repentinas visitas a su trabajo. Y cómo Donghae parecía brillar más que el mismo sol cuando aparecía Siwon. Si Hyukjae no lo notó desde el principio, fue porque no lo quiso ver.

True love suicideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora