Profesor | Cillian Murphy

Parte #6

Abrí la puerta de mi casa y ahí estaba él, oliendo al mismo perfume de siempre, era un olor delicioso, intenso y ciertamente seductor.

—Pase, por favor— Dije avergonzada

El profesor Cillian tenía una sonrisa en el rostro y esos ojos mostraban algo... Diferente.

Comencé a arrepentirme por haber dicho que quería 2 horas de su tiempo, no creo poder concentrarme teniendo al profesor Cillian aquí estando solos.

—¿Dónde vamos a estudiar?— Pregunto volteando a verme con una sonrisa

Sentí su mirada dulce; sin embargo, me dio una mirada de deseo viéndome de arriba a abajo como si me desvistiera con su fuerte mirada.

—Me gusta Chanel— Declaro Cillian con una sonrisa

Se dio la vuelta y mis piernas comenzaron a templar de una manera muy fuerte.

Me plantea donde podríamos estudiar, pensé que era muy pronto como para ir a mi habitación, entonces, decidí que nos fuéramos a una pequeña biblioteca que estaba en la parte baja de casa.

—¿Qué te gustaría estudiar?— Me pregunto el profesor Cillian

—Me gustaría que me enseñara química— Le dije mientras caminábamos hacia la biblioteca

El profesor talló su cien con la mano, esta tenía un anillo en el dedo índice, era de plata y tenía sus iniciales, era lindo.

—Venía preparado para estudiar física, podrías darme un momento para preparar mi material— Pidió Cillian ligeramente avergonzado

—No se preocupe profesor— Dije con una cálida sonrisa— Podríamos platicar de mientras —Dije en un tono coqueto

El profesor volteó a verme con sus ardientes ojos azules, sentí que me derretía con la mirada, trate de aguantar las ganas de gritar de la emoción, pero mi rostro estaba tan sonrojado que parecía un tomate maduro.

Su mirada reflejaba incredulidad ante la situación, le volteé a ver de manera aún más coqueta y no pude evitar mirar sus labios los cuales se veían increíbles, no pude abstenerme a mirar su cuello y sus hombros, donde probablemente más al rato tendría mis piernas.

Al llegar a la biblioteca, nos sentamos en una mesa larga de cedro oscuro, el se sentó en la cabecera de la mesa y yo me senté a su derecha, saco unas cosas de su portafolio y comenzó a escribir en unas hojas blancas.

—Profesor— Llame

Él levantó la vista para mirarme y no pude resistirme a su mirada.

—Dime Marie— Dijo viéndome por completo

—¿Podría contarme de su vida? —Pregunte curiosa

Él dejó su bolígrafo en la mesa y se recargó en esta

—Crecí aquí en la ciudad y siempre quise formar una banda, pero, tiempo después renuncié a ello y solo se quedó como un sueño de mi adolescencia— Dijo tristemente— ¿Tú? ¿Cuál es tu historia, Marie?— Pregunto interesado

—También crecí aquí aunque mi papás me llevaban a viajes de negocios, ellos eran muy lindos conmigo, desde hace ya algunos años, mi mamá falleció en un accidente automovilístico y desde ahí. . . Mi padre es más frío conmigo, pero sé que está haciendo su mejor esfuerzo a pesar de su dolor —Confesé con algo de tristeza

Después de sincerarme un poco con el profesor Cillian, supe que en ese preciso instante no cogeríamos como conejos en primavera, tal vez más al rato

El profesor Cillian movió un poco su asiento acercándose a mí, una vez ahí sus fríos y azules ojos se enternecieron ligeramente.

—¿Te gustaría un abrazo?— Pregunto dulcemente

—Por favor— Dije en un murmullo

Acerque mi silla hacia él y le miré a los ojos, estábamos a muy pocos metros y podía sentir aún más intenso su perfume, sabía que él tal vez también podría oler el mío, él se acercó un poco más y sentí las grandes ganas de besarle, sus labios, rosas estaban ahí tan cerca de mis labios.

Me acerqué un poco más y él me abrazo, sus fuertes manos estaban en mi espalda, sus manos cubrían casi toda mi espalda, me puse algo tensa, estaba en su cuello y mis manos ahora estaban también en su espalda, esta era ancha y las cadenas de músculo podían sentirse a través de su piel.

Mi mejilla estaba puesta en su fuerte hombro, mi cabeza estaba escondida en su cuello, el cual desprendía un fuerte olor a perfume, era el perfume más sensual a mi parecer.

Me sentí muy pequeñita a su lado, ahí cerca de su pecho, mis senos apenas tocaban su pecho y su manos en mi espalda se sentían muy dominantes, después de unos segundos en el sensual abrazo, comencé a relajarme y me dejé caer sobre su pecho, mis mejillas ardían completamente y mis braguitas ligeramente diminutas empezaban a humedecerse.

Después de al rededor de 30 segundos nos separamos, pero aún estábamos muy cerca, mi vagina estaba completamente humectada, sentía un cosquilleo en el estómago y terminaba en mi vientre. Los ojos candentes de Cillian estaban posados en mí todavía y me sentí totalmente sumida ante su mirada febril.

Agache mi rostro, pues mis mejillas estaban completamente enrojecidas y no quería que él viera lo sonrojada que estaba, sin embargo, él puso mi mano en mi mejilla izquierda y levanto suavemente mi rostro para que lo mirara. . .— Mi vagina va a estallar— Pensé y tenía toda la razón, empezaba a chorrear un blanquecino y viscoso líquido —¡Dios! Nunca pido nada, pero te pido que Cillian me la chupe— Pensé. Su mano áspera y dura se quitó de mi rostro y con uno de sus dedos pico la punta de mi nariz, lo hizo con perspicacia y con cierta delicadeza.

—¿Quieres que te siga contando de mí?— Pregunto el profesor con una sonrisa amable

Traje saliva y asentí con la cabeza

—Escribí hace ya unos años poesía erótica, de hecho aún me sé unas de memoria —Declaro Cillian apoyado en la mesa

—¿Puede recitarme alguno?— Pregunte de manera dulce y sonriente

El señor Cillian agacho la cabeza y negó moviéndola mientras se escapaban de sus labios unas pequeñas sonrisas apenadas, volteo hacia arriba de nuevo y con la mirada puesta en mí, aclaro la voz y volteo hacia otro lado.

—Eso no es correcto, Eli— Me respondió el profesor Murphy

Mis mejillas volvieron a llenarse de un color carmín fuerte, voltee mi rostro hacia otro lugar para evitar la vergüenza que sentía por mi propuesta.

—Disculpe, no era mi intención incomodarle— Dije avergonzada

El profesor volteó a verme y yo no podía mirarlo a los ojos

—No me incomoda, pero eres una niña— Me dijo Cillian

Mis mejillas se ruborizaron aún más por haberme llamado: "Niña" Me sentí algo apenada y no podía dejar de sentirme vaginalmente humectada, —Si solo soy una niña, ¿Por qué se apena con mis leves coqueteos? —Me pregunte mentalmente.

Antes de que pudiese responderle algo, el sonido del reloj de péndulo que estaba empotrado en la pared marcaba las 5:00 pm, era de hora del té.

—Profesor— Llame avergonzada

—¿Sí?— Me respondió despegando la mirada de las hojas blancas
¿Le gustaría tomar el té conmigo? - pregunté con las mejillas rosas
Cillian tallo su cien y acomodo su cabello

—Me encantaría —Dijo Cillian con una sonrisa tranquila