Profesor | Cillian Murphy

Parte #14

Cillian ya se encontraba esperando la llegada de Elisa, sentado en la mesa del restaurante, las mesas de a su alrededor estaban vacías, él las había reservado para que las personas a su alrededor no se entrometieran. El dinero podía hacer un sin fin de maravillas, como darte medianamente privacidad. Amaba la idea de conservar en secreto la plática que llevaría con Elisa y la mejor forma de asegurarse de ello, era reservar las mesas a su alrededor.

NARRA CILLIAN:

Vi llegar a Elisa, con un vestido azul y unos tacones muy altos, su vestido tenía un corte alto en la pierna, lo cual me dejaba ver un poco de su blanca piel, un mesero le indico que la estaba esperando en la mesa que daba hacia la ciudad, la vista era; bellísima, las luces de los edificios vecinos y de los autos de las calles hacían que todo se viese vivo, mientras tomaba una copa de vino.

Yo, al ver que se acercaba a la mesa, me levante de mi asiento.

—Buenas noches, señor Murphy— Me dijo ella con un semblante poco dulce

—Auch— Le dije bromista— ¿Señor?— Cuestione curioso

Ella se disponía a sentarse enfrente de mí, yo me acerque a acomodarle el asiento para que se sentara, retire la silla, ella se sentó en ella y después de ello acerque la silla a la mesa de nuevo. Posterior a ello, tome asiento en mi lugar.

Esta vez no estaba usando ese inocente perfume de rosas inglesas que siempre solía usar, esta vez olía un poco más sensual.

—¿De qué quiere hablarme?— Me cuestiono seriamente

Agarre mi copa de vino tinto y le di un sorbo, después de ello, la volví a dejar sobre la mesa

—¿Por qué estás molesta?— Pregunte sin rodeos

Elisa al parecer se sorprendió por mi cuestionamiento, me dedico una mirada de profunda confusión.

—No estoy molesta— Me dijo sin verme a los ojos

Yo me acerqué a la mesa y le dediqué una sonrisa.

—Tú y yo sabemos que si estás molesta— Mencioné queriendo obtener una respuesta

—Pues si quiere respuestas, vaya y pregúntele a su esposa— Lo dijo en un tono enojado y celoso

Me quedé atónito, para empezar, no tengo ningún compromiso con alguna mujer desde hace muchos meses, la última pareja que tuve fue una mujer de mi edad, la cual me engaño con una chica de la edad de mi madre, algo verdaderamente cruel de su parte. Por otro lado, estaba sorprendido de los aparentes celos de Elisa.

—¿Estás celosa?— Pregunte con una sonrisa incrédula en mi rostro, no pensé que ella, una mujer aparentemente tan segura de sí misma, estuviese celosa.

—Profesor, le seré sincera, usted me confunde muchísimo— Dijo volteando a verme algo inconforme— Usted es coqueto, me cita a solas, me trata de una forma especial y después se pasea por la escuela con su hijo, ¿Qué le ocurre?— Pregunto con lágrimas en sus ojos

Me partía el corazón verla llorar.

Sus ojos tiernos y llenos de amor se ponían cristalinos, no toleraba la idea de que llorara por mí, esa nunca fue mi intención, ella es demasiado linda como para llorar por alguien

Me quité el pequeño pañuelo que llevaba en mi traje y se lo extendí, ella, lo agarró con su frágil manita y se limpió las lágrimas que brotaban de los zafiros que tenía por ojos.

—Él no es mi hijo— Le dije con una voz suave y calmada, quería ser dulce con ella

Ella dejó de llorar y me miro enojada, la molestia en sus ojos era evidente en este momento.