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Eyra Mikaelson abrió los ojos tras 90 tortuosos años. Los volvió a cerrar al sentir la luz con intensidad. La rubia se relamió los labios al sentir la necesidad de sangre en su sistema.
Con cuidado se bajó del ataúd en el cual había pasado más tiempo del deseado y deambulo por el lugar, estaba en un almacén.
Con una mueca observó los demás ataúdes de sus hermanos, fue directamente a abrir el de su hermano Kol. Solo quería verlo, sería una total condena para ella quitarle la daga.
Eyra acarició la mejilla de su hermano mayor, las pocas veces que Klaus le había quitado la daga no la despertaba cuando despertaba a Kol o a Rebekah, con quien tenia más afinidad.
Tras peinarlo un poco y darle un beso en la mejilla como despedida, Eyra cerró el ataúd. La siguiente persona a la que quería ver era a su melliza, Rebekah, pero su ataúd estaba vacío.
— Tú debes de ser Eyra. —dijo una voz. La rubia se giró.— Tu hermano me ha pedido que te ofrezca mi sangre. —relato hipnotizado cortándose el cuello.
La boca de Eyra se hizo agua, sus colmillos salieron y las venas aparecieron bajo sus ojos. La rubia no esperó mucho antes de atacar al humano.
— Como lo mates no voy a ayudarte con el cuerpo.
Eyra dejó caer el cuerpo del humano sin importarle, y se dio la vuelta con una gran sonrisa.
— ¡Bexy! —se lanzó a los brazos de su melliza.
— ¡Eyry! —dijo de la misma manera Rebekah para burlarse de ella.— Te he echado de menos, hermanita menor.
La menor río.
— ¡Solo fueron como 10 minutos! —bufo sonriente.— A ver que necesita Nik de nosotras esta vez.
— Niklaus, vaya grano en el trasero.
Eyra volvió a reír.
— Quizá ha cambiado, mantén la esperanza.
— Nik solo cambia de ropa, nada más.
. . .
— Rebekah, Eyra. Soy vuestro hermanito. —canturreo la voz de Klaus desde algún lugar del almacén.
La melliza mayor miro las dos dagas que tenía en su mano, Eyra suspiro sabiendo lo que su hermana quería hacer.
— Salid ahora mismo de donde estéis. —ordenó con menos amabilidad.
Rebekah se levantó y a velocidad vampírica le clavó las dos dagas a Klaus.
— ¡Púdrete, Nik! —le dijo la mayor.
Eyra sabía porque lo decía. La noche que les clavaron la daga Klaus hizo elegir a Rebekah entre él y Stefan, la respuesta no le gustó en absoluto. Eyra iría ciegamente con su melliza, lo que tampoco le gusto a Klaus.
Esa noche, la búsqueda de la felicidad las condenó, como todas las veces anteriores.
Klaus se quitó las dagas mirando fijamente a Rebekah antes de dejarlas caer al suelo.
— No llores. Sabías que no me mataría. —se burló el Mikaelson mayor.
— Ya, pero esperaba que te doliera más. —bufo.
— ¿Tu estabas de acuerdo con eso, hermanita? —le pregunto a Eyra.
— Hace mucho tiempo que deje de intentar persuadir a Rebekah sobre las cosas que quiere. —comento.— Pero no voy a negar que me ha gustado verlo.
Las rubias se dieron la vuelta, dándole la espalda a Klaus, quien la siguió inmediatamente.
— Entiendo que estáis enfadadas conmigo, hermanas. —aseguró Klaus poniendo sus manos en un hombro de Eyra y Rebekah.— Por eso lo voy a dejar pasar. Solo esta vez. —miró a Rebekah.— Te traigo una ofrenda de paz. ¡Ya puedes pasar!
Las mellizas observaron como Stefan Salvatore, el último novio/ligue de Rebekah, entraba en el almacén.
— ¿Stefan?
— ¿Cuñado? —así solía llamarlo Eyra en los 20.
Klaus camino hacia Stefan para utilizar el control mental con él, desbloqueando todos los recuerdos que tenían los tres Mikaelsons en los 20 con él.
— Rebekah y Eyra. —recordó.
El vampiro camino hacia ellas, sin embargo, Eyra camino hacia Klaus, ya que sentía que ese era un momento íntimo de su hermana y ex-cuñado.
— Gracias. —le dijo a su hermano.— Esto ha hecho feliz a Bexy.
— ¿Ves, hermanita? No soy tan malo.
La rubia apartó la mirada.
— Si, lo sé.
Klaus pasó su brazo por los hombros de Eyra.
— Bienvenida, Eyra. —se separó y miró a Rebekah.— Y ahora la razón por la que estás aquí. Gloria me ha dicho que sabes como contactar con la bruja Original.
— La bruja Original. —dijo Bekah con ironía.
— ¿Qué tienes que Gloria necesita?
Rebekah se llevó la mano al cuello, en busca de su colgante. Miró a su hermana en pánico al notar que no lo tenía.
— ¿Y mi colgante? ¿Qué has hecho con él? —preguntó Rebekah.— ¡Yo no me lo quite!
— No lo toque. —se excuso Klaus.
— Tenemos que encontrarlo, Nik. ¡Lo quiero ahora mismo!
— ¡Dime que no es lo que necesita! —Rebekah no respondió, por lo que se giró hacia Eyra exigiendo una respuesta.— ¡Eyra!
— Gloria necesita el collar. —musito.
Eirene's note:
Se que es muy corto pero solo es el primer cap, así que tranquilidad.
Preguntaría que opináis de Eyra pero apenas ha interactuado en el cap, así que me reservare la pregunta para el próximo cap.
