- La belleza irreal de Hanna. La sensación de estar en el cielo cuando la miras a los ojos. Eso es lo que Liam acaba de tener. Excepto que no estaba en él.
No sabía que había pasado ni donde estaba. Solo veía un océano que no acababa. Estaba metido hasta la cintura en el agua. Pero no estaba solo, frente a él estaba Hanna. Su piel brillaba más de lo habitual.
Largas alas blancas envolvían su cuerpo, estaba vestida entera de blanco, y sus ojos... esos ojos. Cuando Liam la miró, sintió una corriente de aire fría. Es como mirar un un agujero profundo y oscuro.
- Acércate Liam, déjame tocar tus suaves manos por última vez. Quiero sentir tu calidez una vez más.-
A pesar de que él no entendía lo que ella quería decir con "última vez", extendió sus manos.
Pero las manos de Hanna no estaban tan calientes como de costumbre, estaba frías y se sentía como si estuvieses tocando hielo. En cambio, las manos de Liam eran cálidas y suaves.
El momento en que se miraron a los ojos pareció durar para siempre, a pesar de que solo fueron unos segundos, los últimos hermosos segundos de Liam.
Le costaba respirar. Se sentía como si hubiera una tonelada en su pecho. De golpe abrió los ojos, estaba paralizado, las partes de su cuerpo se sentían destrozadas.
Miró hacia un lado. Ella yacía tan solo unos centímetros de él. Excepto que los de Hanna no tenían los ojos abiertos y que su corazón dejo de latir hace mucho tiempo.
"Una última vez". Ahora ten cuidado Liam.
Tomó su helada mano una vez más. Fue una última vez muy dolorosa.
"No hay nada más hermoso que alguien desvive por hacer la vida hermosa para los demás"
