La doctora hablaba frente a él, pero Sareth no sentía nada. Absolutamente nada, su mente estaba lejos de aquel lugar.
Pero luego la doctora dijo algo.—¿Sabes que ella está bien, no?
Sareth la miró, ojos vacíos sin reaccionar.
—¿Ella?
—Sí, ella. Tu chica—Sareth sintió que el fastidio y la molestia se asentaban en él. Esa tonta doctora le hablaba cómo si fuese un tonto, él no lo sabía todo, pero no era para ser tan grosera y condescendiente.
—No—dijo bruscamente—, no sé de qué me habla, doctora.
La mujer lo miró fijamente, cómo si eso sirviera para desvelar los secretos de Sareth. Secretos que no tenía por más que la gente de éste lugar insistiese en que tenía. No sabía quién era, su familia o cómo había llegado ahí. Y lo había explicado más de una vez, pero ellos insistían en que él mentía, y que todo era parte de su maquiavélico plan.
—Señora, deje de verme así y anotar en su libretita. Lo que sea que busque en mí no lo encontrará, porque soy un cascarón vacío.
—Oh, Sareth... Eso crees tú.
Sareth frunció el ceño, ellos eran los doctores y él era el loquito para examinar. Pero parecía ser al contrario, ellos no entendían, ellos eran lo que hablaban en acertijo.
—¡¿Cuántas veces tengo que decirlo?!—exclamó sobresaltado a la mujer—. ¡No sé nada, nada de nada!
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Querida, no corras
Mistério / SuspenseSareth no recuerda nada, no sabe quién es. No entiende quién es ella. No sabe porqué le hablan de ella. No lo dejan en paz, nunca lo dejan en paz. HISTORIA TOTALMENTE ORIGINAL, NO COPIAS NO ADAPTACIONES