Le hablaban, pero no entendía, le enseñaban cosas, pero no veía realmente qué eran. No sabía qué día era, dónde estaba o quién era él. Solo su nombre. Solo el de ella.

Oh, Dios Santo... ¿Qué había hecho?

Querida, no corrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora