Por Siempre Te Amare.

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Jenna. Si había algo de lo que ella estaba más que segura, era de que ese día sea uno que jamás olvidaría. El que para ella, catálogo allá como el día más feliz de toda su vida.

Claro, al menos no sería hasta que llegar el día de su boda. Pero mientras tanto, ese día débil que vendía dicho título, con el más feliz que Jenna, hubiera podido tener.

Ese fue el día en el que ya por fin pudo decirles sentimientos a Balto, y por si le hizo ver, lo mucho que ella siempre lo amor realmente. Si para ella, hacer eso la hizo muy feliz, no fue nada comparado cuando el le dijo a ella, que también sentía lo mismo.

Esa noche, cuando no sólo ella, sino que todo el resto de habitantes en el pueblo de Nome, lo creían todo perdido, tanto humanos como animales. Jenna, derrotada, resignada y entre lágrimas. Se disponía con gran pesar, a despedirse para siempre de su niña, su mejor amiga de prácticamente toda la vida, la conocía donde se tierna infancia, y ahora la iba a perder para siempre. No era la única que se sentía así, todo el pueblo también lo hacía.

Era hora de decir adiós, pero no sería la única, muchos otros padres también iban a tener que hacerlo. Y al igual que ella, había muchos otros perros en su situación, que también lucharon contra la gran tristeza, y dolor emocional, qué les provoca va a ellos también la idea de perder a sus dueños. A lo largo de todo el resto del hospital, Jenna había visto a muchas otras perritas, y perros como ella, que de igual forma también ya se ha mostrado en las camas, al pie de estás, llorando amargamente, mientras yo sólo podían ver con impotencia y sin poder hacer nada al respecto, como sus humanos y mejores amigos, exhalaban los que vendrían hacer sus últimos alientos de vida.

Al parecer, no solamente las vidas de los niños eran lo único que se iba a perder esa noche, sino que muchos de los otros humanos y perros, también habían perdido las ganas de vivir. Nadie su portada la idea, de perder así de la nada, sólo así como así, a su seres queridos para siempre. Todo se había perdido, las vidas de los niños, el equipo de perros de trineo, las medicinas que necesitaban, y la alegría del pueblo. Ya nada volverá a ser como antes. Y cómo se acaba de decir hacen un mentos, el equipo jamás volvió, todos los daban por muertos a todos. Tanto al musher como a los perros, por lo que se podría decir en cierto modo, que e las vidas de los niños, no habían sido lo único que se perdió esa noche.

Es justamente eso, justamente ese dato, lo que no se va de vuelta con Jenna, siendo que ella, no sólo lloraba amarga mente por la vida que pronto se iría de su niña Rosie, sino que ahora también lo hacía, porque también, y a pesar de haberse negado a querer lo durante mucho tiempo, aferrándose con fuerza a la esperanza de que todavía estuviera vivo. Parecía que por fin lo habia aceptado, la idea de que el podría ya estar muerto. Una idea que de sólo pensarla, la mató a ella por dentro. No sólo había perdido a su mejor amiga, sino que también, perdió para siempre al amor de toda su vida. Mismo que murió justamente, por haber querido ayudarlas a ella y a Rosie. No podia aceptarlo, no querías aceptarlo. Ya solamente sentía, que la vida le había arrebatado muy cruelmente todos y cada uno uno de los motivos para vivir.

No sabía cuando comenzó a hacerlo, pero en ese momento comenzó a pensar en muchas cosas. Todas giraban en torno a el, el tiempo que habían convivido, las veces que habían pasado tiempo juntos. Parecía que nada de eso importo al final. Ya no lo vería nunca más. Tampoco sabía porque hizo lo siguiente, porque realmente sólo quería recordar lo bueno en ese momento de Balto. Sin embargo, quizás había sido a causa de los llantos estridentes, que además del de ella, estaba escuchando venir, por parte de otras chicas, algunas otras perritas, que ella no conocía realmente bien, y que por lo visto, también lloraba como ella, por ver que pronto perdería a sus dueños.

Aquellos llantos, la molestaron de cierto modo, pero claro, no era por falta de empatía. Sino que fueron las mismas chicas, que con su misma persona, de provocaron a Jenna, una evidente sensación de incomodidad. Las conocía perfectamente a todas y cada una de ellas, y la verdad, es que ninguna de ellas le había terminado de caer precisamente bien. No sabía por qué, pero el caso es que simplemente preferiría no tenerlas nunca en su compañía. No era que no soportara su compañía. Pero sentía, jamás podría llegar a considerarlas amigas en realidad. En parte, porque ellas también por su parte, algún tiempo atrás se habrían burlado de ella, tachándola de ser una chica, aunque muy bonita, también la consideraban rara.

Por eso mismo, fue que, sin saberlo, aquella había sido la clave, para despertar en Jenna este sentimiento que ella tanto odiaba, el de los celos.

Cuando él volvió, cuando los niños se habían salvado, cuando se vio que todo el equipo estaba bien, que habían sobrevivido, que Rosie estaría bien, que todo había terminado bien, que ellos podían mirarse a los ojos, y ella por fin pudo expresarle todo su amor, ese por supuesto, señaló el que a partir de ese día, sería una muy hermosa relación.

Y vaya que las cosas sí que habían cambiado para Balto. Jenna agradeció en verdad, la colaboración de su niña Rosie. Que si no fuera por ella, su más grande sueño no podría haberse hecho realidad. Una vez que se hizo evidente, que Rosie estaría a salvo. Y no solo ella, sino también todos los demás niños. Fue justo en ese momento, que el pueblo por fin aceptó a Balto y le dejaron ser uno más de ellos.

Cosa de la que se podría decir, incluso alegró muchísimo más a Jenna, que al propio Balto. Debido a que la husky pelirroja, no perdió ni un solo segundo de tiempo, para dejarle en claro a los padres de Rosie, sus sentimientos hacia el perro lobo. Y teniendo en cuenta, que aquel perro lobo había sido el responsable de que su hija se haya salvado, y que además, la propia niña, Rosie, también lo quería muchísimo. Fue que al final, Balto acabó siendo acogido, en aquella casa y siendo bienvenido dentro de esta familia.

Siendo algo que por supuesto, Balto agradeció como nunca. Incluso, la familia le había comprado su propio collar, con una placa dorada, que tenía grabado su nombre. Era un sueño, un sueño hecho realidad. Y claro, se podria decir de cierta manera que ahora era extra oficial. Balto y Jenna ahora eran novios. Una pareja oficial.

Cosa que por supuesto significaba algo bueno. O bien, al menos eso es lo que debería de ser, de no ser, justamente por las malas actitudes de cierta husky pelirroja.

La propia Jenna, poco a poco, se estaba acarreando para sí misma, una serie de problemas, que serían bastante grandes y preocupantes para el mismo Balto.

Por supuesto, el perro lobo, se aferraba con fuerza a la creencia, de que simplemente era uno de tantos males por las que las parejas, normalmente tenían que pasar. Y esa era justamente la razón, por la que siempre se negó durante mucho tiempo, a creer que Jenna podría tener algún tipo de problema. Era algo más que increíble, porque él no se daría cuenta de eso, si no hasta que fuera demasiado tarde.

Los problemas pronto se harían ver. Y el tiempo simple y sencillamente no pasaba en vano. Algo grande, y muy grave, se venía.

En una opinión personal, Balto había aprendido, luego de observar varias relaciones desde lejos, y tantas que simplemente había perdido ya la cuenta, pudo ver en las mismas, una cosa, que definitivamente le había dado una valiosa lección. En cualquier caso, en el caso de que él alguna vez, solo de ser posible, llegaste a tener algún tipo de relación seria con alguien. Inmediatamente sabría que no sería lo ideal, si su pareja, establecía ciertos parajes ponía ciertas reglas, que indicarían, que era momento, de dar la espalda y huir.

Un ejemplo de esto:

"No puede ser una buena relación, si tú pareja decide, como condición para poder estar con ella o el, ya no puedes tener amigos o amigas, o bien, ya no puedes tener amigos de tu sexo opuesto".

Porque ahora, a Balto simple y sencillamente ya no se le permitiría estar cerca de ninguna otra chica, que no fuera ella.

Las cosas, en algún momento no definido, comenzarían a irse en picada, y la relación, perdería por completo esa chispa, esa emoción, y esa pasión, que alguna vez la habrían caracterizado. Y que con toda seguridad, terminaría llevando eventualmente, al final de la relación.

Pero obviamente, y como ya se dijo, esto no podía ser así. Al menos no para Jenna, quién dicho sea de paso, de ninguna manera, pensaba dejar ir nunca, aquello por lo que se suponía que tanto había luchado para conseguir. Simple y sencillamente para ella, los problemas que llegaban a tener luego, no parecían tener mayor relevancia o trascendencia para ella. Jenna en su cabeza, seguía creyendo que todo era perfecto. Y que no tenían ningún problema. El gran amor que ella decía sentir y tener por Balto, en verdad que la había cegado.

Todo parecía, que para ella, el siempre lo iba a seguir siendo todo. La idea de perderlo, la sola idea de no poder tenerlo más, era algo que de verdad parecía matarla por dentro. Desde hace mucho, que ella siempre le juró a el, pero sin que Balto lo supiera, Amor eterno, incluso hasta la muerte. Nunca permitiría, que nada, ni nadie los pudiera llegar a separar, juntos hasta el final.

Continuara.

Una Jenna Siniestra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora