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Guillermo estaba calentando en el campo, con todas las miradas sobre él, algo nervioso, pero nada que lo intimidara tanto como la mirada de Messi sobre él, desde que se vieron en los vestidores, el argentino no había quitado la mirada de él, poniéndolo incómodo. Andrés estaba junto a él ayudándole con los ejercicios.

- Príncipe ¿Tengo algo en la cara? - preguntó cuando vio la mira de Leo de nuevo sobre él.

- Pues tus ojos wey ¿Qué más?

- No vayas a voltear a ver, pero Leo me está mirando desde hace rato - Andrés giró su cabeza para encontrarse con la mirada curiosa de Leo, lo saludó con la mano recibiendo el saludo de vuelta - lo bueno que eres disimulado mamón.

Andrés soltó una carcajada.

- Perdón, Leo me cae bien. Aparte no tiene nada de raro que lo saludé ¿O sí?

- No.

- Entonces no te quejes. Seguramente te está viendo porque estás entrenando y entrenas diferente al arquero argentino.

- Si, entreno diferente al Dibu.

- No hay nada de que preocuparse, vamos ya es hora de cambiarnos

Ya estaban en posición, estaba nervioso y durante la salida, el olor tan agradable de Leo inundó sus pulmones, no quería insinuarse, pero estaba seguro que podía ser adicto al olor del argentino.

Suspiró cuando se puso en su lugar, necesitaban ganar o quedar en empate para asegurarse un lugar en la siguiente etapa, aunque eso le costaría el mundial a Argentina, pero no había nada más importante para él que llevar a México al anhelado quinto partido y quizás la copa del mundo.

El partido comenzó con intensidad, lo intentaron, él lo intentó pero a medida que pasaban los minutos, peor la pasaba, sentía sus feromonas fuera de lugar, intentaba dar todo de él.

Sin embargo, cuando lo tuvo de frente todo se detuvo, por un segundo, sus ojos, sus corazones, sus respiraciones se conectaron, sus miradas, su alfa gritó por dentro al reconocer a su destinado, Leo se tropezó un poco con el balón, pero logró empujarlo hacia la portería, ese segundo le bastó para marcar gol, aunque Guillermo se lanzó en un último esfuerzo.

Una caricia le bastó para saber, que era correspondido, pero aquello solo hizo que perdiera la concentración y su celo apareciera.

La sentencia fue muy difícil de procesar, pero lo peor era su alfa, por más que intentaba tranquilizarse no podía, se fue al área de las duchas en lo que Andrés le conseguía un supresor, todo estaba fuera de control. Gruñía intentando calmarse, pero en su mente estaba ese precioso Omega que se acercó a corresponderle dejando un rastro de feromonas luego del contacto.

- Memo - Andrés estaba preocupado - no encontré el supresor, tenemos que ir a comprar, ¿Puedes esperar?

- Sí - gruñó - pero cuando te vayas ponle seguro a la puerta por fuera para evitar accidentes.

- No tardo, le pondré seguro, cualquier cosa te llamo.

Sudaba, su respiración se agitaba, sus colmillos estaban fuera, trataba de controlar algo que estaba perdido.

Escuchó la puerta abrirse.

- ¿Andrés? - preguntó, pero el viento trajo el olor de ese dulce Omega ocasionando que todos sus instintos despertaran con mayor fuerza.

- No, soy Leo - su corazón iba a toda velocidad, sus feromonas escapaban sin control, dejándose expuesto. - lo siento, quería hablar vos, me dijeron que estabas...bueno estás... Que necesitas ayuda.

Guillermo estaba sin camisa solamente con el short deportivo, sudando, con la respiración agitada y los ojos puestos sobre el visitante.

- Si, necesito ayuda - dijo con una voz grave.

Leo sabía que se estaba metiendo en la boca del lobo, sabía que eso podría meterlos en problemas, pero también sabia, que su Omega se sentía necesitado desde que lo vio entrenar en la cancha, que cada fibra de su cuerpo respondía a la voz del mexicano, que si se lo hubiera pedido, si le hubiera susurrado, no habría marcado ese gol.

Sabía que le pertenecía, se pertenecían, su cuerpo respondía, el lubricante salía de su interior y comenzaba a escurrir entre sus piernas, sus feromonas salían, llamando a su alfa.

Del otro lado de la puerta estaba su amigo y complice, que lo ayudó a llegar hasta ahí al verlo encerrarse en las duchas, jadeando sin control el nombre del mexicano, Kun no podía permitir que esas dos almas se desearan y no se tocaran, así que ahora estaba ahí vigilando para darles su espacio y evitar que los descubrieran.

Caminó con delicadeza hacia el Alfa, sintiendo las células de su cuerpo vibrar al estar inmerso en las feromonas del mexicano, sus piernas temblaban, pero aún así avanzó hasta estar lo suficiente cerca para tocarlo, coloco sus manos sobre el pecho desnudo y sintió como subía y bajaba, respirando con dificultad, al punto de casi jadear, necesitado.

- ¿Me dejas ayudarte?

- Sí.

Se fue arrodillado frente a él, sus manos bajaron al mismo ritmo, hasta el borde de su ropa, deslizó las prendas hasta el suelo, para dejar libre la erección frente a él, relamió sus labios, para luego comenzar a introducirlo a su boca, succionando, lo sacó con cuidado y comenzó a masturbarlo, sus manos hacian movimientos lentos, pasó su lengua por el glande y luego por de bajo del tronco, continuando con la acción volvió a introducirlo a su boca, movió su rostro para darle las placer, escuchándolo jadear, eso lo excitaba aún más, sintiendo su intimidad mojada, siguió con su trabajo, metiendo y sacando el miembro de su boca, dándole atención a cada parte con sus labios y lengua, saboreando todo lo que estuviera a su alcance.

Las manos del mexicano se pusieron en su cabello, para controlar el ritmo de las estocadas que aumentaron con el paso del tiempo, hasta que su cuerpo cedió ante las caricias de Leo.

El semen se escurrió entre sus labios a pesar de intentar tragarlo todo.

- Que lindo eres, mi precioso Omega, eres tan bueno ayudando a tu alfa, tan servicial - lo felicitó. Haciendo que el Omega se sintiera feliz. - ¿Quieres seguir ayudando a tu alfa?

Algo que Leo aún no descubría era que su alfa era un alfa dominante, que estaba dispuesto a complacer todos los deseos y fantasías del Omega.


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A petición de ustedes la historia continuará.

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Con amors el Hámster 🐹

Entre el destino y la victoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora