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Las manos al rededor de su cintura, sus labios sobre su cuello, la ropa tirada en el vestidor, como la primera vez, tiró de él para juntar sus pelvis, jadeó por el contacto, levantó su pierna buscando más cercanía, el Alfa la tomó y la enrolló en él.

Su lengua viajaba, hasta concentrarse en un lugar, un beso profundo y lento transformándose en un chupetón, marcando esa zona.

Sus mano libre se metió en la ropa interior del más bajo, tocando y apretando sus glúteos, gimió fuerte, fue callado rápido con un beso que le robaba el aliento, su pecho subía y bajaba sentía que el aire se escapaba entre suspiros.

- Mio, mío, solo mío. - le susurraba al oído.

El Alfa a movió su mano, llevándola al frente donde estaban en contacto las erección, bajo la ropa interior de ambos, dejando que tuvieran contacto los miembros y luego los tomó para comenzar a masturbarlos con una sola mano, haciendo el contacto más fuerte, gemía fuerte sobre los labios del Alfa, sin poder contenerse, jadeaba, hasta el punto en qué se escurría la saliva de sus labios, el placer recorría su cuerpo, el lubricante chorreaba entre sus piernas, necesitado.

- Mi Omega - gruñó.

No podía detenerse, su cuerpo le pedía más, más contacto, más profundidad, más placer.

Terminó en la mano del Alfa, temblando, se sostuvo de sus brazos con fuerza. El Alfa sonrió, dejando de lado lo que hacía para continuar con sus planes, marcar cada parte de su cuerpo. Lo soltó con cuidado, dejándolo tomar equilibrio.

- ¿En quien pensabas? - gruñó el Alfa, el lazo ardía aún, se acercó peligrosamente bajando su rostro hasta el de Leo, lo tomó del mentón y lo acarició con delicadeza, pero todo en él era amenazante. - Responde.

No podía verlo a los ojos, era demasiado imponente.

- En vos.

- ¿Seguro? - asintió, lo jaló hacia el banquillo del vestuario, tomó una toalla poniéndola en el asiento - De cuatro. Entonces ¿Por qué me dolió el Lazo?

- No sé. Yo no hice nada.

- Dije de cuatro - ordenó, Leo se colocó sobre la toalla - ¿Me amas chaparrito?

- Te amo. - Memo comenzó a masturbarse teniendo la mirada de Leo sobre él.

- Te creo, creo que me amas - lo besó con delicadeza. - ¿Por qué romperías el lazo si me amas? No tiene sentido.

Caminó hacia él, dejando a la altura de la boca de Leo su miembro, Leo sin pensarlo comenzó a chuparlo, pasó su lengua por de bajo mientras lo introducía en su boca, al sacarlo su mano lo masturbaba, repito los movimientos, lento, beso su glande, un jadeo fuerte salió del portero, succionó mientras pasaba su lengua por el glande, con una mano continúo masturbandolo, hasta sentir el líquido caer en su boca, lo tragó.

- Precioso, Si no pensabas en nadie más, ¿Qué pasó?

- No estoy seguro.

- Mira lo ansioso que estás por recibirme - tocó su entrada, para tomar el lubricante, mismo que utilizo para introducir dos dedos. - Eres mío, ¿Verdad? ¿Solo mío?

- Si, solo tuyo - jadeó.

- Vamos a fortalecer nuestro lazo mi amor.

Sus dedos entraban con rapidez en él, el sonido del líquido y el contacto entre sus pieles resonaba por el lugar.

- No quiero que nadie te aparte de mí - besó su hombro - ¿Serás siempre mío?

El Alfa estaba asustado, temía por su relación, aunque el tejido era profundo entre sus corazones, la vida y las personas a su alrededor lo hacían sentir insuficiente, la forma en que interfería entre el destino, entre él y Leo, le comenzaba a afectar, la forma en la que intentaban romper su lazo.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Entre el destino y la victoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora