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Leo abrió el marcador con una asistencia prácticamente imposible, todos aplaudieron y gritaron con Jubilo, él corrió con los brazos abiertos para recibir al goleador entre brazos, Molina lloraba de la felicidad al marcar un gol en el mundial, los jugadores corrieron hacia Ellos para unirse en un abrazo.

Tuvo un intento de gol a portería, un holandés no lo dejó pasar libremente sosteniéndolo de la cintura, poniéndolo agresivo, se arrebató con fuerza y disparó, sin embargo cayó directo en las manos del arquero. Estaba muy frustrado, no le gustaba sentir las manos de los jugadores sobre él.

Sentía una sensación sobre su marca, quemaba, se acomodó para un tiro libre y lo falló.

En una jugada se generó un penal, a favor de Argentina. Leo se preparó y disparó, un gol que se festejó como una victoria aplastante, generando una ventaja importante sobre sus contrincantes.

Festejó delante de sus agresores, ya no le importaba su imagen, no importaba lo que los directivos dijeran, ya no le tenía miedo al Tata.

Se posicionó frente a ellos y puso sus manos en sus orejas.

Era claro y directo.

No tenía miedo.

En el minuto 74 se formó una tensión aún más fuerte entre el portero argentino, Dibu y el jugador L. De Jong, se dijeron algunas palabras por el contacto que hubo en la jugada. Las feromonas lo ahogaban, cada que se acercaba a los Alfas su marca quemaba, trataba de mantenerse lejos del desorden y el caos.

Lamentablemente en el minuto 83 llegó un gol, que le sentó mal al argentino sintiendo como su cuerpo reaccionaba contra su voluntad, tirando feromonas por su camino.

Cuando parecía que todo se solucionaría apareció una mala decisión por parte de los novatos, ocasionó que la tensión estallara y se convertirá en una pelea. Leandro hizo una entrada peligrosa, obligando al rival a saltar, sin embargo al ver qué fingió un contacto se enojó y pateó el balón con todas sus fuerzas hacia el banquillo de países bajos, de inmediato tuvo una reacción en los jugadores que estaban ahí.

La discusión comenzó, las feromonas salían, ahogando a los Omegas que corrían lejos de ahí, sin embargo Leo, se adentró sin miedo al lugar, era líder y tenía que demostrarlo.

Luego de solucionar lo sucedido, se dio la oportunidad de un tiro libre para un contrincante, el mismo jugador Weghorst en el minuto 90 gracias a esa oportunidad, metió gol.

Un empate.

Jugaron hasta que luego de veinte minutos, se decidió pasar a penales.

En las gradas los dos Alfas sufrían con intensidad, por diferentes razones, uno por el partido tan picante y el otro por el dolor sobre su marca.

- ¿Sigue igual? - preguntó Andrés.

- Peor, puedo sentirlo, está enojado, las feromonas lo están alterando y eso me afecta.

- Pibe, debes estar orgulloso, aguantaste bastante, ya falta poco.

- Si, falta poco. Una tanda de penales y no se si podamos soportarlo.

- Vamos al vestuario entonces, antes de que pasen a los penales, siganme, todos están en su quilombo. - Kun los dirigió con cautela hacia el vestidor.

Tocó y la puerta se abrió, todos estaban dando la espalda a las duchas, era obvio donde se encontraba el capitán.

- Leo, ¿Podemos pasar? - Andrés preguntó desde la puerta.

Un Omega joven se acercó.

- Juli - dijo Kun sonriendo.

- Vengan, me dijo que sí, no puede hablar muy fuerte. Esta, bueno, ya saben.

Entre el destino y la victoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora