ESPECIAL: Luna de miel.

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Como viaje de luna de miel, Taehyung los envió a Nueva Zelanda. Más precisamente a su nuevo hotel súper ostentoso, donde les reservó la suite más lujosa del último piso y con unas vistas preciosas a los alrededores.

Lo que sea por su pequeño Jimin, además, también fue de parte de Yoongi y Hoseok, quienes también le tenían un aprecio enorme al rubio.

— Entonces... ¿Qué deberíamos hacer hoy, tambor? —le preguntó a su esposo, que tenía la bufanda hasta el cuello porque, el invierno de Nueva Zelanda era aún más frío que el de Blue Hills.

— Yo opino que dormir la siesta. —el rubio comenzó a reír.

— Busquemos patines y vamos a la pista, ¿si?

— Bien. Pero luego vamos a acurrucarnos porque tengo frío. —hizo un puchero y Jimin quiso golpearlo por ser tan adorable.

— Bien, pero no olvides las excursiones de mañana. —se rió.

Así fue como terminaron en una pista de patinaje con Jimin moviéndose con la elegancia de un cisne y Jungkook como si tuviera el cuerpo entablillado.

— ¿Desde cuándo patinas? —preguntó frustado— No es justo.

— Papá me enseñó cuando era pequeño. Solíamos ir todos los domingos al lago de mi ciudad en invierno. —tomó las grandes manos de su esposo, ayudándolo a moverse— Vamos, tú puedes...

— No puedo creer que esté haciendo esto... —susurró, tratando de avanzar sin caerse.

Aún con una sonrisa, Jimin continuó con él y en cierto punto lo soltó, para irse a patinar con unos niños que por allí andaban.

El menor, además de sentirse traicionado, también sentía que iba a colapsar. Oh, y claro que lo hizo, porque pudo medianamente dominar el arte de avanzar, pero no el de frenar. Lo siguiente que supo fue que estaba enterrado en la nieve, a pocos centímetros de una roca.

— ¿Estás bien? —pudo sentir las manitos del rubio ayudándolo a levantarse.

— Casi me muero. —exageró, oyendo luego la dulce risa de su esposo.

— Dramático. —le dió un beso— Ven, vamos a jugar un rato en la nieve...

Lo ayudó a ponerse de pie y posteriormente a quitarse los patines porque, Jimin estoy hinchado desde el almuerzo y no llego, y ambos se calzaron las zapatillas.

— ¡Eres un perdedor Jeon! —le gritó Jimin a su marido, que estaba cubierto de nieve.

— ¡Es difícil apuntarle a un maldito enano! —gritó en respuesta.

— ¡Perdedor, perdedooor! —siguió riéndose mientras juntaba más nieve entre sus manitos.

— ¡Ven aquí! —comenzó a corretearlo por toda aquella plaza.

Esta vez, fue Jimin quien perdió porque cinco pasos de él eran diez de Jungkook. Por lo que término rindiéndose, sin embargo aquello no detuvo al tatuado de tirarse sobre Jimin para meterle un puñado de nieve en la espalda.

— I-Idiota... —rió— Agh... —se sacudió como si fuese un perro para quitarse la nieve.

Entre risas, continuaron jugando y haciendo ángeles de nieve hasta que se hicieron eso de las seis de la tarde. Volvieron al hotel para poder merendar algo y entre risas ordenaron dos capuchinos grandes junto a una docena de medialunas y un pastel de chocolate.

Siempre había que tener estómagos contentos.

— Sus órdenes... —dijo la mesera de aquella confitería, aún sorprendida de ver cuánto habían pedido.

JEON'S GARAGE - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora