𝑬𝒑𝒊𝒔𝒐𝒅𝒊𝒐 7

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El tiempo pasaba y las burlas hacía la ausencia de quirk del menor iban disminuyendo, seguían siendo igual de pesadas pero en menor cantidad. Izuku no decía nada, no por miedo, si no porque realmente no le tomaba importancia, sentía que en su vida era un tema del cual ya había perdido valor alguno. Tenía que ser fuerte por su mamá o eso él quería.

Los días fueron pasando lentamente. . .como los pasos de una tortuga, y el día esperado por fin llegó, Izuku no estaba nervioso, pues no tenía idea a lo que se debía enfrentar en un futuro solo por su segundo género, en su cabeza el único pensamiento que tenía era:

«¿Dónde está Kacchan?»

Su semblante era como la de un niño al no entregarle sus dulces, una triste.

De camino a la clínica miraba el paisaje con sentimiento, era lo único que entretenía al de ojos jade, los grandes edificios, personas interesantes saliendo de estos, pequeños perritos caminando junto a sus humanos compañeros, etc, cosas como esas parecían llamar la atención del infante.

El vehículo fue estacionado por la omega a cargo. – ¿Izuku, estás bien? – preguntó la rubia mientras salían del transporte – Sí, estoy bien. – respondió el menor sin darle vueltas al asunto. ¿Por qué los adultos siempre tenían que hacer estos momentos tan deprimentes? ¿Acaso el saber su segundo género iba a cambiar la persona que es y será? Él lo dudaba mucho.

Entraron al lugar, se dirigieron a la sala de espera, allí habían varios niños y adolescentes que eran acompañados por adultos, quien sabe porque estarían ahí pero a Izuku le reconfortaba no ser el único. Algunas caras mostraban miedo y pánico, sentimientos que el pecoso ni tenía intenciones de imitar.

Los pacientes iban y venían, algunos con buenas caras y otros. . .no tanto.

Su turno había llegado y no podía sentirse más que aliviado, al fin era libre de aquellas emociones negativas que las personas botaban sin control.

La doctora muy amable les dio la bienvenida y empezó a revisar unos documentos, Midoriya suponía que eran los suyos.

El silencio invadió la habitación, la rubia parecía impaciente, Izuku podía ver de donde sacó su poca paciencia el rubio, sin querer una sonrisa suave se escapó de sus labios al recordarlo.

– Es alfa. – sentenció la doctora que guardó silencio por unos momentos mientras revisaba uno que otros papeles más – Falta mucho para su manifestación, pero desde ahora le aconsejó que el niño tenga una breve explicación sobre lo que conlleva esto. Es mejor que sus familiares más cercanos lo hagan para que se encuentre en un ambiente más tranquilo y no se estrese con la situación.

La mamá de Katsuki escuchaba atentamente todo, mientras que Izuku, bueno, él estaba en su mundo, no esperaba la hora para irse de ese lugar.

«¿Alfa? ¿A quién le importa eso?»

Después de aquella consulta, se dirigieron al lugar donde temporalmente se estaba quedando la mamá de Izuku, él le habló alegremente -como siempre- sobre cosas que había estado realizando está semana y pensaba realizar en unos días.

[. . .]

Sacaron bolsas llenas de diversos víveres  para la preparación de comida. Izuku ayudaba a Mitsuki con alguna de ellas.

El ruido de la puerta abriéndose se escuchó en el lugar, era Katsuki, quien lucía algo nervioso y un poco colorado.

– ¿Sucede algo? – pregunto la rubia, preocupada por la cara de su hijo. Este la miró con sorpresa – ¿Ma-má? Pensé que iban a llegar más tarde. – habló Katsuki tratando de ocultar su nerviosismo.

– Niño, son las 11:30 de la mañana, se me hace tarde para preparar el almuerzo. ¿Ya desayunast- – Ningún pestañeo dio su madre y Katsuki ya había desaparecido detrás de esa puerta.

– ¿Qué pasa? – preguntó el pecoso mientras miraba a la mayor.

– Eso mismo quiero saber yo, Izuku. 

Al entrar a su casa, todo parecía estar bien, no entendía la reacción de su hijo al verla.

El más pequeño no espero ni un minuto más y se dirigió a la habitación donde se supone que se encontraba el rubio.

– ¡Kacchan! – llamó Izuku desde afuera, pues la manija de la puerta no abría, por lo visto estaba con seguro.

– Por la mierda ¡Vete de aquí! – susurró Katsuki a una persona que a Midoriya le dificultaba identificar. Escuchaba varios insultos desde afuera.

Después de unos minutos salió el rubio – Hola Zuzu, ¿cómo te fue?

– ¿Quién estaba aquí? – preguntó. Ignorando completamente la anterior pregunta hecha por el más grande.

– Nadie, ¿Por qué lo dices?

«Kacchan. . .eres muy malo mintiendo»

Te escuché hab- – Katsuki habló antes de que el menor terminará su oración.

– Estaba hablando con "pelos de mierda",  jugamos un juego. . .me enoje y le colgué la llamada. ¿Feliz? – Dijo Katsuki, dándole la espalda al de ojos esmeraldas. – Eres algo metiche, ¿sabías? – agregó. Pretendió arreglar algo en su escritorio, para después echarse en su desarreglada cama.

Izuku se acercó a él tímidamente, buscando algo que el rubio sabía que quería.

– ¿Cómo te fue?. . .No me respondiste. – dijo Kacchan mientras miraba el techo de su cuarto, esperando atentamente la respuesta de Midoriya.

– No sé. Me dijeron que soy un Alfa. . .por así decirlo. – se quitó los zapatos y se subió a la cama.

– Eso es tener mucha suerte. – suspiró ante el deseo de también querer ser uno, tal vez y su vida sería más sencilla. Dirigió su mirada hacía el infante y su vista volvió al espacio donde anteriormente estaba. Izuku no dijo nada al respecto, solo se echó al costado de el Omega, asustándose en el proceso, un desconocido aroma emanaba el de ojos escarlata y a él definitivamente no le agradaba el nuevo aroma. Se sentía extraño, su interior carcomía, como si el hecho de que el rubio cambiara repentinamente de aroma fuera a incomodarlo. ¿Por qué? ¿Ese no era su fragancia? . . .¿o si? Tal vez y simplemente estaba recordando mal. No sabía. 

¿Estaba bien eso? 

¿Y si se equivocaba? 

No quiso decir nada al respecto, solo disfrutó de la compañía que el rubio le daba.

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Créditos al autor/ra de la ilustración que se puede apreciar en la portada d este capítulo:D

Empezada: 01/08/23 | 3:04am

Terminada: 09/09/23 | 10:08am

𝐀𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐄𝐭𝐢𝐨𝐩í𝐚 - Dekubaku -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora