𝑬𝒑𝒊𝒔𝒐𝒅𝒊𝒐 6

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La llegada del invierno despertó los pensamientos nostálgicos que tenía el pecoso sobre su madre, a pesar de visitarla casi todos los días, él aún la extrañaba.
Sin falta alguna, se sentaba al frente de su ventana a contemplar como los copos de nieve caían con poca intensidad. Era en esos momentos donde su mente se perdía y empezaba a recordar.

Su corazón dolía cada que ella pasaba sin avisar por sus pensamientos, desearía que todo volviera a ser como antes.

Alguien tocó su puerta, presentía quien era, pues en unos momentos tenía que irse a la clínica a hacerse su test de segundo género. Sí, aún tenía 9 años pero las personas ya querían adelantarle el proceso, para serles sincero a él poco le interesaba la edad en la cual tenían que extraerle sangre y demás cosa.

– Izuku, cariño, ya nos vamos. – Era Mitsuki, su tutora legal.

– Ya voy. – la miró con tranquilidad.

Entró al auto, donde se encontraba Kacchan mirando su celular.

– Hola Kacchan. – Saludó amablemente, y el nombrado le contesto.

– ¿Tienes alguna expectativa?

– No. – respondió sin pensar. – Realmente me da igual que género seré.

– No seas omega ¡Es un infierno serlo! – Izuku lo miró curioso, ¿Kacchan era omega? Al no estar muy enterado del tema, no tenía idea lo que significaba ser uno. – Todos los meses en un específico día debo consumir estúpidas pastillas, es lo peor. – se cruzó de brazos.

– Son necesarios, pequeño mocoso. – intervino Mitsuki. – ¿Izuku, te parece si después del test visitamos a tu mami?

El peliverde asintió.

[. . .]

El coche fue estacionado y ambos jóvenes salieron del auto.

Deku se aferró de la mano del cenizo.

– Kacchan, ¿qué son chupetones? – el andar del cenizo se detuvo y miro al pecoso sorprendido. 

– Que mierda – miró para los costados buscando a su madre pero se dió cuenta que ella aún seguía en el auto  buscando algunos papeles en su cartera.

– Escuché a mis maestros hablar sobre eso, dijeron que uno de ellos tenía un montón y-

– ¡Alto! – la cara avergonzada de Katsuki era arte para los ojos de Izuku. – No sigas. No escuches a escondidas conversaciones ajenas, Deku. – caminó a paso largo – Mejor olvida aquella conversación y sigue con tu vida – dijo a lo lejos.

¿Olvidarlo? ¿Si le pides a alguien que olvidé algo, no será más dificultoso hacerlo? Se preguntó mentalmente Izuku.

– Supongo que está bien – siguió al rubio.

[. . .]

El pequeño estaba nervioso, más nervioso que en su propio examen de matemáticas, y eso que era muy bueno en ello.

Su doctora iba de un lado a otro, con papeles, sin papeles, con una aguja. . .sin ella. Aquellos movimientos lo ponían más tenso de lo que ya se encontraba.

Se apegó al omega que estaba a su costado, tal y como él se lo pidió con anterioridad.

Estaba asustado y, ¿Cómo no estarlo? Odiaba los hospitales y más visitarlos, la única razón del porque algunas veces lo hacía era para ver a su madre.

Katsuki se encontraba viendo algo en el celular o eso pretendía hacer, quería evitar a toda costa prestar atención a su ambiente, estar ahí le traía malos recuerdos y deseaba no volver a sentirlos, pero un pequeño niño evitaba todo ese proceso, pues este trataba de  refugiarse en él, y el de rojizos ojos no podía concentrarse teniendo un ser vivo arrugandole el polo.

– En una semana sus resultados estarán listos. – habló repentinamente la doctora.

– ¡¿Una semana?! – exaltado se expresó Katsuki, el cual recibió un leve golpe de parte de su madre como regaño.

[. . .]

Salieron de la clínica para luego dirigirse al hospital donde se encontraba internada la mamá de Izuku, pasaron un buen rato ahí, el infante saludandola y contandole alegre de lo que llevaba su día, y lo que había estado sucediendo en estos últimos meses. Cada uno tuvo su turno para comunicarse con ella, y al finalizar su actividad, fueron a un pequeño restaurante a desayunar.

Todo fluyó con calma, charlaron y hubieron risas de por medio. Momentos como esos hacían que Izuku se olvidará completamente del mundo exterior y lo que sucedía en este.

– ¿Por qué se demoran tanto en hacer un simple test? ¡Una semana! Es todo una vida – hablo Katsuki con indignación. El de ojos esmeraldas no dijo nada al respecto, pues no sentía que tenía algo que decir, después de todo, no tenía idea de lo que conllevaba ser un alfa, beta u omega, en su pequeña mente de niño su más sincera reacción es que le daba igual. Siempre fue una persona algo callada, un individuo que disfrutaba de observar y analizar los momentos con el motivo de que quedarán grabados por siempre en su memoria, así se definía el infante.

– Katsuki, recuerda que tu test fue dirigido por tu colegio, la de Izuku no. – dijo calmadamente la mujer para después dirigir unas pequeñas galletas hasta su boca.

Katsuki no respondió. Subieron al auto y se manejó hasta el hospital donde se halla la mamá de el pecoso.

Izuku salió disparado del carro, con ansias enormes de abrazar a su progenitora.

Toda la tarde se la pasó hablando con ella, desde que abrió los ojos hasta ese momento en específico, su corazón sensible no resistió más y empezó a llorar.

Mitsuki, quien se ubicaba no tan lejos de ahí, lo abrazó y consoló.

– Tranquilo cariño, todo irá bien. Verás que pronto tu mamá estará bien. – dijo mientras secaba las lágrimas que el pequeño seguía derramando.

– ¿Q-Qué pas- pasa si- – su voz se quebraba por cada palabra que intentaba vocalizar.

– No pienses en eso. – dijo la mamá, que se encontraba de cuclillas, acarició los cabellos de Midoriya. – Todo estará bien.


Empezada: 25/07/23 | 1:59am
Terminada: 01/08/23 | 2:39am








𝐀𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐄𝐭𝐢𝐨𝐩í𝐚 - Dekubaku -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora