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El mundo siempre ha tenido estereotipos tan tontos pero que siempre se han seguido

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El mundo siempre ha tenido estereotipos tan tontos pero que siempre se han seguido. Las mujeres en la casa cuidando de sus hijos y atendiendo a sus maridos, hombres trabajadores para mantener a su familia. Pero lo que mucha gente decrépita no entendía es que el amor no solo era entre géneros opuesto, sino también podían ser de los mismos.

Amor.

Era lo que todos en algún momento hemos experimentado, ya sea malo o bonito, sano o tóxico, todo se basaba entre dos o más personas, todos tenemos a alguien que amamos mucho o amaremos siempre.

Y Roier no iba a ser la excepción.

Cuando Roier tenía quince años, en la escuela media y en la cúspide de su adolescencia, había estado enormemente enamorado de alguien muy cercano a él. Su amistad más sincera y más hermosa, lo consideraba su mejor amigo y eso que llevaba menos de un año de conocerlo.

Spreen era alguien muy apuesto, fuerte en todos los sentidos y que realmente le interesaba todo su entorno, sus amigos siempre han sido su mayor preocupación al quererlos tantos, callado y reservado pero con la gente correcta era muy extrovertido, solo unos meses mayor que él pero sin duda atractivo para su edad.

Eso es lo que había cautivado a ese pequeño Roier.

Pero también sabía algo.

Spreen jamás se interesaría en alguien como Roier.

Porque solamente eran amigos y ya. Ambos hombres.

Eso lo ponía triste pero jamás bajo sus expectativas ante su amigo, lo que duró enamorado siempre pensó en que si tan siquiera hubiera una pequeña cosa que le podría ayudar a salir con su gran amor. Además, Roier contaba con los mejores consejeros para seguir su plan, sus amados papis.

Ambos hombres ayudaron mucho a su hijo, pensaban que por fin estaba descubriendo quien era y que es lo que quería hacer aunque no les convencía la situación, Roier era un adolescente enamorado de su mejor amigo.

No tenía nada de malo, ¿verdad?

Tampoco pasaría nada malo con su hijo, ¿verdad?

...

— ¿Qué estás diciendo?.

— ¡Que estoy enamorado de ti, Spreen! ¡Me gustas tanto!.— Soltó Roier de repente y con una sonrisa.

Ambos solían reunirse en una banca en general de todas las que había en la institución, a veces ellos solos porque disfrutaban de la compañia, sólo ser ellos dos.

Pero Spreen jamás respondió a su confesión.

Sólo agarro sus cosas para levantarse e irse a quien sabe dónde, ni un gesto y ningún "adiós", simplemente no respondió.

Roier comenzaba a lamentarse de lo que hizo.

Fueron dos simples días cuando comenzó a recibir empujones y burlas por parte de personas que no conocia, apodos dolorosos, golpes en sus hombros fuertes y cientos de cosas, Ro nunca supo porque todos comenzaron a comportarse así con él.

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⏰ Última actualización: Aug 14 ⏰

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bonita ✿ guapoduo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora