Riego

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Sin tiempo, sin necesidades, sin gustos o placeres.

No tuvo nada en el tiempo que pudo recordar y aquellos destellos de memoria que cubrieron su mente evitando que se perdiera no fueron nada más que atisbos de un mundo olvidado junto con una época jamás conocida.

Ahora, ¿estaba realmente parado ante la verdadera persona detrás del mito de Oda Nobunaga?

No fue difícil decir que la respuesta era un sí ante la crueldad mostrada y el amor por la pólvora de la mujer quien parecía más centrada en ver cuanta pólvora podría soportar el cañón del arma que había comprado.

―Entonces... ―Emiya volvió sus ojos a la mujer quien dejó de cargar el rifle para empujar la bola de acero que era la bala.

―...

― ¿No sabes hablar?, los idiotas me contaron que podías hablar y entender todo ―la bala tocó fondo en el cañón, quitó la varilla que estaba empujando la bala salió y fue guardada bajo el cañón.

Nobunaga levantó el seguro del arma y la apuntó directamente a la cara de Emiya.

― ¿Curioso de este pequeño?, los del otro lado le dicen arcabuz, hay uno que otro modificado de la localidad, pero nada como la tecnología extranjera ―Nobunaga vio como no hubo movimientos de parte del hombre ante ella―, ¿sin reacción?, esperaba que supieras que pueden hacer esto, ya sabes, explotan y-

―Disparaban una bala hacia el objetivo ―la interrupción hizo que la sonrisa de Nobunaga creciera. La voz profunda y ronca por el tiempo no haber hablado sonó interrumpiéndola.

―Bien, puedes hablar y con fluidez, eso es bueno, esperaba poco de alguien como tú, dime, ¿eres alguna especie de gigante? O un hombre pintado de gran tamaño ―Nobunaga caminó alrededor de Emiya bajando el rifle y apoyándolo en el hombre examinando cada musculo del hombre―, ¿cuánto tiempo piensas seguir con el casco puesto?

―No puedo quitármelo, el seguro en la nuca no me permite-

El disparo del rifle sonó en todo el lugar cuando Nobunaga interrumpió a Emiya y le disparó directamente a la frente del casco. El leve sonido de fractura comenzó cuando desde la frente la línea de la baja comenzó a cubrir antes de que el casco se abriera al partirse en dos y caer a los lados.

Emiya vio como el cabello que había estado recogido dentro del casco cayó sin más hacia abajo cubriendo su rostro y espalda, fue mucho más largo de lo que esperó, normalmente los esclavos eran rapados cuando servían a ciertos maestros para evitar las pulgas.

Con el casco que tuvo fue obvio que no se dio el mismo caso de poder elegir entre cortarse el cabello.

Emiya estaba viendo el mundo fuera de las rendijas de aquella armadura después de mucho tiempo y lo primero que vio fue a una mujer, algo baja, pero normal para la época en la que estaban, Nobunaga estaba con las manos en la espalda frente a Emiya viendo directamente al rostro del hombre.

―Ah, no es tan distinto de lo que imaginaba ―las manos de Nobunaga subieron y tocaron el rostro de Emiya, probando la elasticidad de las mejillas del hombre y delineando las facciones con los dedos.

―Soy un humano después de todo.

― ¿Estás seguro que no eres uno de esos tontos del otro lado, pero pintado? ―Nobunaga frotó la mejilla de Emiya buscando que salga algo, pero no hubo nada. Solo se limitó a ver la suciedad que había salido del rostro―, sabes, necesitas un baño y una buena muda de ropa.

―Los esclavos no tiene permitido tomar baños o vestir-

―Bla, ¿puedes callarte y escucharme?, me importa muy poco lo que sea en los demás lugares, ahora eres mí sirviente, más vale que seas divertido.

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