4~ Second Encounter

137 26 33
                                    

La lluvia estaba más que fuerte, y la mayoría de estudiantes de la universidad, aparte de mojarse en su mar de lágrimas por las evaluaciones de ese día, ahora también se mojarian en esa fría tormenta.

Allí estaba parado un peliazul, esperando a su hermano menor para llevarlo en la motocicleta, no evitaría qué se mojara, pero si le ahorraría al menos un resfriado grave, quien se enfermaría tal vez sería él por olvidar su abrigo y que Mayo no salía.

Dio un estornudo fuerte por aquello y suspiro intentando contener pequeños temblores por el frío.

Se recostó en el manubrio de su vehículo, estaba empezando a desesperarse cuando escucho una voz conocida.

—Hasta que vuelvo a ver a este pastelito —; Habló uja voz ronca acariciando los cabellos mojados del chico.

Este levantó rápidamente la mirada, encontrado a un chico bajo su abrigo impermeable y un paraguas de color vino tinto.

—Buenas tardes, Trollino, no sabía que estudiabas aquí —; Comentó con cierta tranquilidad, no sabía el porque de sentirse tan confiado.

—Jmjm si, estudio aquí porque es la universidad más cercana a mi casa... ¿Y tu qué haces aquí?

—Enfermandome, lo normal —; Respondió con cierto sarcasmo.

—No seas tonto —; Interrumpió con una risa el de más edad. —Sostén el paraguas.

El peliazul sin entender lo sostuvo y vio como el chico se retiraba su impermeable, quedando con una camisa blanca y corbata qué llevaba puesto anteriormente.

Acomodó el abrigo en los hombros del de aroma dulce y volvió a tomar su paraguas. —Pontelo bien ¿si?

—Hace demasiado frío, te vas a resfriar —; Se quejó e intento devolver el abrigo. —Además ya estoy todo mojado, así que...

No termino de hablar cuando un suave beso se posó en su frente húmeda junto con una pequeña caricia en sus cabellos que goteaban demasiado.

—Asi no empeoras, además... Eso me da una excusa para volver a verte.

Su contrario sintió un tono carmesí esparcirse por sus mejillas mojadas, más lo nublado del día ayudaba a disimular.

—Bien... —; Acepto apartando la mirada y poniéndose el impermeable.

—Ya en serio, ¿Qué haces aquí? —; Preguntó un poco más natural, le preocupaba la salud del contrario, así que se acomodo a manera de que el paraguas también lo cubriera un poco.

—Estoy esperando a mi hermano menor —; Respondió neutral mientras volvía a recostarse en su vehículo. —Pero aparentemente el niñito no se quiere mojar y no sale.

—... La próxima que este lloviendo avisame y yo lo vendré a traer, puedo pedir prestado el auto.

—¿Tienes 21 años y aun necesitas que te presten el auto?

—Estoy estudiando medicina, no es como que pueda trabajar, hasta que le gradué me toca ser un mantenido —; Río suavemente por su aparente desgracia y volvió a verlo.

Su contrario no pudo evitar sonreir por la situación, para luego ver a la distancia una cabellera morada acercándose rápidamente.

—Creo que deberías irte, la lluvia va a empeorar y mi hermano ya viene.

—... Mañana, misma hora, necesito verte de nuevo.

—Lo siento Trollino, tengo que trabajar y-

—¿Mañana por la noche? ¿En el restaurante de aquí en frente?

—Amigo, yo... Esta bien, te veo a las 7:00 p.m —; Aceptó sabiendo que la intención de reencontrarse no se iría fácilmente por su contrario.

Además, quitando lo intimidado que lo podía hacer sentir, sentía una inmensa curiosidad por él, de alguna manera un pequeño cambio de palabras esa vez hace ya 5 meses fue suficiente para encadenarlo a lo que podría ser una relación sincera o tal vez una mala decisión con terribles consecuencias.

Con esa respuesta en manos, el azabache dio un último beso en la cabellera azulada del chico y salió corriendo con una sonrisa en labios para irse a su casa, precisamente la tormenta empeoraba.

El Cake de ojos celestes llegó a donde se encontraba su hermano y se monto a la motocicleta rápidamente.

—¡Vamos! ¡Perdona la tardanza!

—Bien, pero no me grites.

Arrancó el vehículo y aceleró para llegar lo antes posible, apenas le interesa su estado, su hermano era la base de todas sus acciones desde muy jóvenes.

Desde que se fueron de la casa, el chico se dedico a darle un buen futuro a su hermano pelimorado, pasando por varios empleos y actualmente trabajando como asistente de un empresario y los fines de semana como bartender en un bar bastante concurrido, al punto que se le pagaba mejor en el bar una sola noche que en su pago del empleo “profesional”.

Llegó a casa y guardo el vehículo en el garaje, Mayo entro corriendo para cambiarse la ropa mojada, aun tenia muchos deberes que terminar.

Timba por su lado iba a tomar una ducha, solo para encontrarse con el visitante inesperado en la sala, por alguna razón tratándose de Rius.

—¿Qué haces en mi casa?

—Me diste una llave, ¿se te olvida?

—Se que tienes una copia de la llave, pero no entiendo que haces aquí.

—Deje unos apuntes, así que viene a traerlos, pero empezó a llover y... No soy alguien que adore mojarse y ya me bañe, no quiero volver a hacerlo hasta mañana.

—Bien... Si la lluvia no pasa puedes quedarte en la habitación de invitados, ¿Tienes hambre? —; Ofreció y preguntó quitándose la chaqueta y los zapatos totalmente mojados.

—Claro que tengo, ¿Me das permiso de cocinar esta vez? Se que no te gusta que nadie toque tu cocina sin permiso.

—No dejaré que mi invitado cocine.

—Y yo no dejaré que el dueño de la casa muera de hipotermia por cocinarme algo. Ve a secarte, Timba.

—Bien...

—Entonces yo cocino.

—Solo no rompas nada.

Fue a ducharse, luego se cambió de ropa por una algo más abrigada y al volver a la sala encontró al pelimorado ya comiendo en esta, con un libro entre sus piernas y varios apuntes alrededor.

—Él no resistió el hambre, yo decidí esperarte —; Habló Rius llegando a darle una taza de chocolate caliente. —Vamos al comedor, se nota que Mayito esta algo ansioso, por no decir al borde de la locura.

Llevo los platos a la mesa, tratándose de lasaña. Comieron en un ambiente silencioso, pero agradable hasta que el albino decidió hablar.

—Timba, te diré algo... Pero solo porque me preocupa algo mayor.

—¿Qué pasa? —; Preguntó confundido por aquel cambio de actitud y mayormente por su forma de romper el silencio.

—Bien... Soy un Fork.

El rostro del chico palidecio a las palabras de este, no sabía como no lo notó, por naturaleza debió notarlo y temerle, más no tuvo mayor miedo ya que no solo conocía a este desde hace años, sino que también conocía los sentimientos fel albino por el castaño de ojos negros.

—Ajá...

—Ese no es el punto de la conversación, pero me preocupa algo de ti...

—Dime...

—Por obvias razones, puedo sentir tu aroma de Cake.

—Ve al punto, Rius... Me estás asustando.

—Apenas siento tu aroma... Como si lo estuvieras perdiendo...

Sweet {Cakeverse - Compas}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora