Stop

1 0 0
                                        

Con papeles húmedos en mi mano que comenzaba a temblar me senté junto a la ventana de aquel lugar en busca de un poco de aire.

El día tuvo un clima húmedo, esos que te inflan el pelo, humedecen los pisos, no te dejan limpiar como corresponde tu hogar. Ese tipo de humedad que te saca el oxígeno y no logras respirar con normalidad, te cuesta suspirar profundamente, te pesan un poco los hombros...

Con personas a mi alrededor, pocas podrían decirse, pues el lugar era bastante reducido y solo los esenciales lograban estar allí. Agradecía el hecho de que yo pudiera estar ahí.

Al mirar por la ventana distinguí el cielo oscuro declarando la noche, las luces alumbraban la calle mojada por el cual pasaban los autos, el semáforo en modo amarillo distante pues no había tráfico, no tenía por qué estar funcionando correctamente.

Todo parecía normal, entonces ahí me pregunte "¿por qué?, ¿por qué todo estaba normal si no lo estaba?". Acababa de recibir noticias gratificantes, pero no muy buenas, comenzaba a sentirme mareada, con nauseas. No sabía si me iba a desmayar por un bajo de presión o si en realidad era uno de los tantos ataques de ansiedad que tuve en el transcurso de mi adolescencia. No pude encontrar una respuesta concreta en ese momento, lo único que si quería era aire, respirar una brisa y decirle a mi cuerpo que no había ningún tipo de peligro a mi alrededor.

Deje al miedo estar y a la preocupación preocuparse, tenían sus razones, las entendía. Si bien una ola de emociones estaba al borde de su quiebre, yo solo tenía una duda.

"¿por qué siguen normalmente? ¿acaso no ven que no está todo bien? ¿Qué yo acababa de recibir noticias que cambiaron mi forma de estar?"

"la vida sigue" eso dicen todos, en ese momento lo entendí. La vida sigue y no para, no frena, el que para es uno mismo, el que frena sus movimientos somos nosotros.

"¿cómo seguir?" es la primera de todas las preocupaciones que se avecinan en nuestra mente. Desafortunadamente no hay respuesta concreta, no hay determinante seguro ante esa pregunta. Es mantener una sonrisa hasta dar el siguiente paso, hasta tener alguna nueva noticia que te ayude a respirar un poco más. ¿es fácil? no. ¿será fácil? tampoco.

Entonces, en ese momento te quedas parado en el largo pasillo de ese edificio y, como en las películas, todos pasan por alrededor tuyo, siguiendo con lo que estaban haciendo. Algunos voltean a verte, pero no hacen nada más que eso. Hasta tus pensamientos pasan por tu cabeza, uno tras otro, bombardeándote con dudas, sentimientos nuevos, posibles escenarios del futuro. Ahí es cuando la ola se rompe, hasta ella sigue mientras nos quedamos estáticos.

Vos paras, ellos no. 

Café y letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora