No Moonlight

VIDEOLLAMADA

El celular de Chaeyoung vibraba, en la pantalla se podía ver el rostro de Hye-in con una amplia sonrisa de gato Cheshire.  El arrugado y bien manicurado dedo índice de Kim aceptó la llamada.

— ¡Cheese! ¡No lo puedo creer! ¡Este será nuestro primer concierto juntas!

Chaeyoung se quedó paralizada, Kim tomó el celular, encuadró a ambas y siguió la conversación:

— ¡Hye-in! ¡Me alegra verte tan emocionada!

— ¡Abuelita Kim! ¡Gracias por los boletos! No tuve que usar los contactos de mi papá para ir a este concierto.

— No es nada, espero que cuides de mi nieta, tiene meses sin despegar las posaderas de la silla en su oficina.

— ¡Posaderas! Ja,ja,ja. ¡Es muy graciosa!

—Abuela... Podrías dejar de humillarme — susurró Chaeyoung con molestia.

— ¿Te puedo pedir un favor?

— ¡Claro dígame!

—Me gustaría que Chaeyoung se relaje, podrías venir por nosotras el día del concierto?

— ¡Abuela! Nos puede llevar Ki-taek...

— ¡Silencio! No interrumpas a tus mayores.

La plática siguió por minutos, la voz chillona que alguna vez se quejaba en la primaria por las sesiones tan largas de estudio, ahora despedía una felicidad que lejos de molestar más a Chaeyoung le daba cierta tranquilidad.

Kim colgó al cabo de un rato, dejó el celular de Chaeyoung sobre la mesa, se acercó a ella:

— El plan es este: El miércoles viene Hye-in por nosotras a las nueve, me dejan en la oficina y se van, ¿está claro?

— ¿Por qué? ¡No quiero!

— ¡Suficiente! A tu edad es importante cuidar tus relaciones y sobre todo hacer nuevas, no todo es el trabajo.

— Pero me atrasarás ... — Kim parecía no escuchar a Chaeyoung, y siguió.

— Recuerda una dama, no pregunta el porqué, sino el para qué, te sorprenderá todo lo que puedes ver cuando cambias el ángulo, y dejas a un lado tus prejuicios.

Chaeyoung asintió inconforme, respiró hondo, tomó el celular, y una bolsa de papel. Recorrió la estancia. Subió las escaleras a prisa, hasta llegar a su habitación. Mantuvo la compostura todo el tiempo hasta que azotó el rostro sobre la mullida almohada.  Comenzó a llorar al perder el control de la situación.

Desde antes de vivir con la abuela Kim, Chaeyoung era dueña de su tiempo y fiel seguidora de las reglas, le costaba ser como otros niños, se mantenía inflexible ante la idea de cambiar la rutina, pero sobre todo a no ser la mejor. La abuela lidió por años con esta forma de ser, porque creía hacerle daño si fomentaba su actuar.

Chaeyoung se quedó dormida entre lágrimas, aquella noche una suave lluvia acaricio los árboles que rodean Seongbuk-dong, y arrullaron a la niña vestida en Chanel a la que su abuela pacto una cita para un concierto.