02: El certamen (Parte uno)

715 6 13
                                    

Mi nombre es Karina y tengo 18 años. Nací y crecí en una pequeña granja en Siberia, rodeada de vastos campos nevados y la tranquilidad que solo la naturaleza puede ofrecer. Sin embargo, siempre tuve sueños más grandes, anhelaba algo más allá de las laderas cubiertas de nieve y las interminables extensiones de bosques.

Las condiciones de vida en la pequeña granja de Siberia donde crecí eran difíciles. Mi familia vivía en una modesta cabaña de madera, rodeada de animales de granja y vegetales que cultivábamos para sobrevivir. Mis padres trabajaban largas horas para mantener a nuestra familia y muchas veces luchábamos para llegar a fin de mes. La idea de perseguir mi sueño de convertirme en Miss Rusia parecía estar muy lejos de nuestra realidad, pero mis padres siempre me dijeron que todo era posible si trabajaba lo suficiente y tenía fe en mí misma.

Cuando les expresé mi deseo de participar en el concurso, mis padres, a pesar de las dificultades económicas, me apoyaron incondicionalmente. Se dieron cuenta de cuánto significaba para mí y estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para ayudarme a alcanzar mi meta. Fue entonces cuando decidieron pedir un préstamo para cubrir los gastos del viaje a la capital y los costos asociados con la participación en el concurso.

Recuerdo vívidamente el día en que me despedí de mi familia en la granja. Las lágrimas llenaban nuestros ojos mientras nos abrazábamos, conscientes de que esta era una partida incierta y llena de desafíos. Mi corazón se llenó de gratitud hacia mis padres por su sacrificio, y me prometí a mí misma que haría todo lo posible para hacer que valiera la pena y algún día poder devolver todo el dinero que ellos invirtieron en mí.

***************************************

Cuando llegué a Moscú, me encontré con un mundo completamente diferente. La ciudad vibrante y llena de luces era un contraste absoluto con mi vida tranquila y rural. Me instalé en un pequeño apartamento compartido con otras concursantes y me sumergí en la dura realidad del concurso. Mi día a día estaba lleno de ensayos, sesiones de fotos, preparación física y clases de etiqueta.

A medida que avanzaba en el concurso, me di cuenta de lo agresivo que podría ser el ambiente competitivo. Las otras concursantes, algunas de ellas provenientes de familias mejor acomodadas, parecían tener todas las ventajas. Estaban acostumbradas a un estilo de vida más lujoso y no tenían que preocuparse tanto por los gastos. A menudo me sentía como un pez fuera del agua, luchando contra la presión de encajar en un mundo al que no estaba acostumbrada.

El camino fue arduo y lleno de desafíos. Para mantener mi físico, pasaba horas en el gimnasio, sudando y esforzándome al máximo. Sabía que era esencial destacarme en cuanto a apariencia si deseaba competir con las bellas jóvenes que también aspiraban a la corona de Miss Rusia.

 Sabía que era esencial destacarme en cuanto a apariencia si deseaba competir con las bellas jóvenes que también aspiraban a la corona de Miss Rusia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pero el verdadero sufrimiento no provenía del esfuerzo físico, sino de las relaciones entre las concursantes. El ambiente competitivo a menudo se volvía despiadado y cruel. Las otras chicas estaban impulsadas por el deseo de ganar a cualquier precio.

Sifonia de cuerpos (Relatos cortos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora