05: Historias de la ACR P.1

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Mientras tanto en la habitación de al lado, otro intercambio de cuerpo estaba por tener lugar.
Se trataba de la pequeña Emily de 11 años, y una perra llamada Fio de 14 años de edad y con una grave afección cardíaca.
Víctor, el dueño del animal, era un poderoso magnate del petróleo, y se encontraba sentado junto a su anciana perra, acariciándola con tristeza y preocupación.
Víctor era una antiguo cliente de la ACR y el mismo había cambiado de cuerpo en 4 ocasiones para escapar de la muerte y la vejez, ahora el había acudido a la agencia, desesperado por salvar a su fiel compañera una vez más
El ya había hecho que su perra Fio intercambiado de cuerpo con otras perras mas jóvenes cuando su cuerpo envejecía o enfermaba demasiado. Este era el onceavo cuerpo de su perra, que para entonces tenía 132 años de edad (aunque solo 14 en su cuerpo actual) y era su más antigua compañera.
Víctor sabía que era costoso, pero estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para salvar a su querida Fio. Sabía que la ACR era su esperanza.
Sin embargo, está vez Víctor quería probar algo diferente, quería darle un cuerpo más hermoso y duradero a su amada mascota, por lo que bajo engaño, convenció a la hija de una de sus mucamas, la pequeña Emily, de solo 11 años, para que lo acompañara a la “veterinaria”
Ahora la pequeña Emily yacía sedada e inconsciente en la camilla de al lado, mientras Fio, en su último aliento, era conectada a un complicado dispositivo médico. Los técnicos de la ACR estaban listos para realizar el intercambio.
Víctor extendió su mano lentamente por el suave cabello de la niña, sabiendo que estaba a punto de cometer un acto desesperado y quizás controversial. Pero para él, la vida de su amada mascota valía cualquier precio.

Con un suspiro, dio la orden, y uno de los técnicos activó el dispositivo y el intercambio de cuerpos comenzó

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Con un suspiro, dio la orden, y uno de los técnicos activó el dispositivo y el intercambio de cuerpos comenzó.
Después de unos minutos de tensa espera, los técnicos de la ACR finalmente confirmaron que el intercambio había sido exitoso. Fio, ahora en el cuerpo de la pequeña Emily, abrió lentamente los ojos y miró a su dueño con una expresión de asombro y confusión.
Víctor la abrazó con ternura, llorando lágrimas de alegría al verla tan joven y saludable. Sabía que quizás había cruzado una línea moral, pero para él, era el sacrificio que estaba dispuesto a hacer por su fiel compañera.
La adolescente empezó a lamer su rostro, indiferente a lo que había ocurrido, aunque algo confundida por su nuevo cuerpo. Víctor sonrió con amor y ternura, sabiendo que había tomado la decisión correcta.
Víctor empezó a acariciar a la adolescente, primero puso su mano en su cabeza acariciando su cabello, y luego acarició su espalda, reconfortándola.
Fio, en el cuerpo de la adolescente, se sentía extraña y a la vez muy excitada (tal vez por tener un cuerpo adolescente)
Víctor tomó con sus manos de la cintura a la ahora adolescente Fio, y la levantó en sus brazos. Era extraño ver a su perra en el cuerpo de una joven tan hermosa, y rebosante de energía.
Fio en su nuevo cuerpo empezó a moverse y jugar, disfrutando de su nueva vitalidad. Víctor la observó con cariño, sintiendo un gran alivio al verla tan feliz.
Entonces Fio sin previo aviso se sujetó a la pierna de su dueño y empezó a mover sus caderas de arriba hacia abajo, frotando su vagina a la pierna de Víctor con una expresión de excitación en su rostro. Víctor se sorprendió y se apartó rápidamente, sintiéndose sorprendido y confundido por la actitud de fio en el cuerpo de la adolescente.
“¡Fio, qué estás haciendo!?” Exclamó Víctor, tratando de entender lo que acababa de suceder. La situación se volvía cada vez más extraña y confusa.
Fio, en el cuerpo de la adolescente, parecía no comprender del todo lo que acababa de hacer. Miró a Víctor a los ojos fijamente, hasta que esté se acerco nuevamente a ella.
Y entonces Víctor le susurro al oído con una sonrisa picara: “Aquí no Fio, cuando lleguemos a casa”
Mientras tanto, en la camilla de al lado, la pequeña Emily despertaba lentamente en el cuerpo de la anciana perra.
Intento pararse pero inmediatamente se dio cuenta de que algo andaba terriblemente mal. El pánico se apoderó de ella y empezó a intentar hablar, pero solo salían ladridos confusos y ahogados. Emily miró a su alrededor con miedo, sintiendo la extraña sensación de tener un cuerpo peludo y de cuatro patas. No podía comprender lo que estaba sucediendo, y la sensación era muy extraña y aterradora.
“Ya no puedo verla así” dijo Víctor a uno de los técnicos de la ACR, viendo a la pequeña Emily en el cuerpo de la perra moribunda.
Uno de ellos asintió y rápidamente inyectaron un líquido mortal en el cuello de la perra. La pequeña Emily, atrapada en el cuerpo de la perra, no pudo hacer nada más ladrar, tratando desesperadamente de comunicarse mientras los efectos del veneno la invadían.
Y así, mientras Fio disfrutaba de su nueva juventud y vitalidad en el cuerpo de la adolescente, la pequeña Emily enfrentaba una terrible situación en la que no había forma de escapar, solo podía mirar a su alrededor con ojos llorosos, buscando desesperadamente comprensión y consuelo.

Víctor, por su parte llevaba a Fio, en el cuerpo de la adolescente, de vuelta a casa, emocionado por explorar las posibilidades y aventuras que les esperaban. Su amor por su perra era inquebrantable.
El estaba convencido de que había tomado la decisión correcta, y estaba decidido a cuidar y proteger a su amada Fio, más ahora que su querida mascota se encontraba en el cuerpo de una joven hermosa adolescente.

Sifonia de cuerpos (Relatos cortos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora