𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐋𝐎𝐎𝐊𝐈𝐍𝐆 || BONNIE RUDOLPH ha perdido todo en un incendio, sus pertenencias, sus recuerdos, su familia.
Cuando el apocalipsis comenzó fue la peor cosa que le pudo haber sucedido, desde que unos locos incendiaron su hogar creyendo que...
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𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐋𝐎𝐎𝐊𝐈𝐍𝐆 ꒰ ۫₊˚ɞ chapter two .˚ׅ🏹 ຊ ҂ ❝ right where you left me ❞
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Retrocedo en mi propio camino en la carretera, mientras silbo a la luz del sol que quema mi piel. Los muertos a los que llamo con el sonido de mi silbido gruñen hacia mí, con fuerza, eran aproximadamente dos y dije eran, porque clavo en ese momento el cuchillo en el cráneo de cada uno, una vez que están lo suficiente cerca.
Después me inunda un silencio, pues me encuentro caminando por un vecindario.
—Una tarea menos— murmuro para mi misma.
No le veo nada de malo hablar sola de vez en cuando. Además no quiero olvidarme del sonido de mi voz. Entre mi mochila busco mi diario, Phoebe también lo había guardado ahí, así como su reloj de bolsillo que aún sigue funcionando.
Marco con una línea el texto asegurarme de estar a salvo, como una tarea menos en el día.
Realmente extraño a Phoebe con todo mi ser, en ocasiones me siento a llorar por dos horas y luego limpio mis lágrimas y me levanto para seguir mi camino.
Es triste, aunque jamás le había dicho mamá en voz alta realmente, hubiera querido hacerlo antes.
La casa en la que me encuentro entrando ahora mismo me recuerda un poco a ella, es extraño, una parte de mi sigue esperandola.
Cuando subo el piso de arriba y mi paso hace sonar la madera chillando, me doy cuenta que no son mis pasos de los cuales se escuchan. Tomo mis cosas con cuidado, tomando el arma en mis manos y bajando las escaleras lentamente, llegando hasta el final de estas.
Puedo sentir como la presencia de la otra persona está a metros de mi, así que me doy media vuelta y apunto estúpidamente a lo que sea que está aquí.
Noto como se sobresalta al apuntarme con su arma, sus manos temblorosas y su extraño sombrero de vaquero.
—¿Quién eres?— repetimos en unisonido.
Ninguno baja el arma.
—Vete— ordena, aunque suena más como una petición.
Mi ceño se frunce —Vete tú.
—¿Con quién...?— un adulto se acerca al chico, observándome luego de responderse a sí mismo.
Apunto a ambos, sin dejar de mirar de un lado a otro y retrocediendo cuidadosamente.
—Hola— saluda el adulto, en un intento de ser amigable, pero los golpes que lleva no le dan nada de amigable —Lo lamentamos, no sabíamos que había alguien aquí.
—¿Lamentamos?— repite el castaño.
El adulto mira mal al chico, sin embargo, ya estoy retrocediendo.
