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Por la mañana estuve ayudando a mis primos hacer limpieza. Tuve una pesadilla horrible, pero no le di importancia porque me causaba miedo y solo podía volver a llorar, así que me tome mis pastillas y me fui a darme una ducha. La última vez que había limpiado mi habitación fue hace meses pues me daba pereza. Pero hoy sí que la limpié, porque vi que estaba llena de polvo y me estaba atragantando con ello. Todos limpiaron sus habitaciones y alguna parte de la casa, mientras que yo solo limpiaba mi habitación. Recordé lo que me dijo la psicóloga:

<< Ayudar es fundamental para tu familia y tu vida. Eso te ayudará a descansar la mente y tenerla despegada>>

Por una vez mi psicóloga tuvo razón, descanse mi mente por un buen rato. Esto me hizo alegrarme más y pensar en la escuela. Sabía que me habían dicho mis vecinos que era muy divertido, además no era nada complicado. Los profesores muy agradables y las tareas no demasiadas. Eso, completamente, era mentira. Yo sabía que ellos estaban muy cualificados y eran superdotados. Por eso les resultaban muy fáciles y prácticas las clases y tareas, pero yo soy muy torpe, a parte de que deje las clases a los ocho años. No sabría si me pondrían en secundaria o primaria.
Mis primos me daban clases y mis profesoras veían lo que había progresado. Supongo que aunque mis padres no hubieran muerto, yo seguí estudiando pero con menos paciencia y más pereza. Recuerdo bien que mis profesoras me decían que yo era una chica muy inteligente en todo, por eso sacaba sietes, y ochos en casi todas las materias.

Al cabo de un tiempo, me daba pereza limpiar mi habitación, como estoy ahora mismo mirándola. Suspiré pesadamente y me puse manos a la obra.
Barrí, fregué, coloqué, etc... Descubri una mediana cosa que nunca había visto antes y me extrañó mucho al verlo. Debajo de mi cama encontré una cajita de color beis, adornado de flores pintado con colores muy pasteles. La abrí y me quedé asombrada. Se me llenaron los ojos de lágrimas y me estremecí.

- " No puede ser de... No puede... " -me dije a mi misma.

De repente abrieron mi puerta y yo metí mi caja donde la había sacado. Fingí que estaba bien y le mostré una cálida sonrisa, aunque aún así forzada, ya que nunca sonreía. Ya casi había terminado de limpiar mi habitación, solo me quedaba mi mesita de noche y podría ir a comer.

- ¿Ya terminaste? -me preguntó Dani.

- Casi.

- Vale, vente abajo cuando termines, vamos a hacer la comida -y me guiño el ojo.

El cerró la puerta dejándome sola en mi pocilga de habitación, aunque ya no lo era pues estaba casi limpia. De repente me vino aquella caja, pero la guardé debajo de mi almohada. No podía ser que fuera la misma caja que de mi pesadilla... Eso era... Totalmente imposible...
Me asuste al verlo, pero despeje mi mente todo lo que pude para no pensar en eso en aquel momento. Sabía que no tenía muchas cosas que hacer y me vendría rápidamente pero igual manera, no lo hice. Termine de limpiar completamente toda mi habitación y relaje todo mi cuerpo, pues sabía que ya había terminado. Yo no era amante de la limpieza, pero sabía que desde hoy me empezaba a gustar, aunque fuera un poco más.

Me baje corriendo las escaleras para engullir lo que habían hecho mis primos. Dani cocinaba muy rico, pero Sofía también y me encantaba cuando le añade cosas nuevas, así que estarían en empate.

Estaba oliendo aquel aroma. Mi preferido.

Cuando llegue a la cocina, me serví cuanto quisiera.

- Sírvete señorita -me dijo con sonrisa.

No hacia falta que me lo dijeran, yo ya sabía que tenía que coger más que nadie, pues estaba muy delgada y no comía.
Me cogí bastante para que no se quejarán ninguno de los tres. Me senté con los demás y empezé a comer. Mi comida favorita era papas fritas, carne roja y arroz. Si, era muy simple pero para mí era un plato de cinco estrellas. Como muy agusto, pero por otro lado de mi cerebro estaba en otro sitio y pensando en otras cosas, en otro mundo.

Tenía que dar conversación para despejarla.

- Y bueno ¿Que tal el trabajo? -pregunté.

Sofía fue la primera en responderme, en vez de Dani.

- Muy bien, si. Ah, hoy me tuve que ir a la casa de los tíos para coger unas cosas, dicen que nos extrañan mucho -mi miró - más a ti, prima. Ella me sonrió y siguió comiendo. Dani estuvo hablando de su trabajo, Santi de que tenía un concierto para la semana que viene de violín, pero yo ya no le preste atención...

...

De repente mi cabeza pensó en otra cosa y completamente desaparecí de allí. Estaba sentada en un sillón rojo oscuro, enfrente de una chimenea, cuya sala no era visible. Yo sabía dónde estaba perfectamente, y me estremecí de nuevo pues no quería recordarlo. Intenté salir de ese colapso pero no podía, estaba aferrada. Se estaba acercando un hombre con una máscara negra que le cubría rosa la cara menos aquellos ojos que le resultaban familiares. El sonreía plácidamente mientras yo no podía decir ni mu. Estaba atada con las manos juntas detrás de mí espalda. Quedó delante mía y me dijo

- Vas a joderte.. -me dijo con burla.

Yo estaba tiritando y temblando, a pesar de que también lloraba. No podía ser aquello. De repente vi una caja color beis en una punta de la mesa. No podía ser la misma... Me la quedé mirando con extrañeza y miedo, pero el hombre captó mi mirada y la tiro al suelo donde yo no la podía ver.

- ¡Deja de mirar esa mierda! -me miró con furia y me cogió mi mandíbula para mirarlo - eres igualita que ella, una zorra.

Todo fue tan rápido que no me dio tiempo de mirarle con odio ni a pensar por qué habría dicho "ella". Me penetró de una estocada con sus dedos en mi entrepierna. Yo gemí dolorosamente y el mientras me chupaba y besaba todo mi cuerpo desnudo. Estaba atada, y no podía hacer nada.

...

Desperté de un sopetón. Volví donde estaba.

Estaba en el salón, tirada en el suelo tiritando y llorando. Mis manos temblando.

- Eh, ya estás aquí, ya estás aquí -me dijo Dani abrazándome. Pero yo le empuje con todas mis fuerzas en su pecho. El me miró extrañado pero yo ni siquiera le dirigí una mirada.

- Yo... Yo... -estaba respirando mal otra vez, y sabía que eso no llevaría a nada bueno.

Sofia se arrodilló delante mía y me dijo lo que Dani siempre me decía para poder calmarme.

- Todo va estar bien cariño, toda va estar bien, respira tranquila -me dijo suavemente mientras me abrazaba.

Funcionó. Me relajé y recosté la espalda. Estaba en el salón sentada en aquel sillón que tanto me gustaba. Me estremecí y salte fuera de aquel sillón. Me separé de el, me recordaba a... No, no pienses en eso...Los demás me miraron pero no dijeron nada. Y yo finalmente dolorida empezé a llorar como desgraciada otra vez. Senti los brazos de todos mis primos alrededor de todo mi cuerpo, calmandome y susurrándome cosas lindas, pero yo no escuche y me desmayé delante de todos mis primos.

Solo escuchaba aquellas voces que me atormentaban toda mi vida, en un lugar muy lejano y un tiempo inalcanzable.

:(

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