Prólogo

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  El destino es algo que aborrezco por completo

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  El destino es algo que aborrezco por completo. Aquella pluma y hojas con mi vida ya escrita, aquel camino invisible que ya fue trazado, aquella personificación que ha planeado mis decisiones. Simplemente odio aquella creencia en que las personas nostálgicas, románticas o los desesperados excusan sus acciones con las frases "así es el destino..." o "nos conocimos por obra del destino".

  No, el destino en definitiva no existe para mí. ¿Por qué dejaría mi vida en manos de un "destino"? ¿Por qué no sería capaz de aceptar las repercusiones de mis decisiones? ¿Por qué las personas abandonaron su libertad ante aquella cosa llamada "destino"? ¿En qué momento todos se volvieron tan... cobardes? Un tema que me produce tanto desconcierto al mismo tiempo me provoca muchas inquietudes.

  En retrospectiva, todo lo que me ha sucedido hasta aquel día (cuya numeración jamás olvidaré) de invierno han sido un conjunto de mis decisiones y de acciones de gente que me rodea, lo he aceptado. Sombras y luces; demonios y ángeles; lo bueno y malo. He aceptado todo, porque así lo he decidido... entonces, ¿por qué...?

  ¿Por qué fui a parar a esa calle esa noche? Yo no lo decidí. Una inesperada confusión de recorrido me llevó hasta la zona marginal del distrito en el que vivía y me obligó a salir de la calidez de mi auto para enfrentarme a la glacial noche de aquella vez con la intención de orientarme... un extraño sentimiento paralizó los pensamientos que tapaban mi oído y pude escucharla... un llanto suave como la llovizna que comenzaba a caer; el miedo ahogado entre gotas amargas.

  Aquel encuentro yo no lo decidí... no fui consiente de cómo llegué ahí... entonces, ¿este tipo de incidentes tan fortuitos, trascendentales y felices son parte de lo que llaman "destino"? Tal vez... y sólo tal vez, así sea. Hermosos momentos en mi vida sólo pueden ser entregados por una fuerza cósmica y ella... sólo pudo ser entregada a mí por esta fuerza que siempre he odiado, la cual tal como me la presentó me la arrebató, como ola de mar azotando las costas llevándose todo a su paso como si nunca hubiese estado ahí.

  ¿Pero lo aceptaré? ¿Seré acaso igual a los demás... patético y conformista? ¿Me dejaré vencer? ¿Dejaré que me arrebaten a alguien a quien amo... otra vez?

No.

  Jodido destino, mi nombre es Marion Rockwell, un fugitivo al que alejaste de las personas que amaba. Y con el rugido del motor, rodaré, rumbo a encontrarte y a enfrentarte.

  Esta vida me pertenece y ni tú ni los ciudadanos podrán olvidar... cuando el Tiburón llega a Peach Creek.

El Tiburón llega a Peach CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora