Graduación funesta

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Las calles están repletas de charcos y los baches están llenándose de agua. Un pie con tenis de Nike pisa un charco, empapando su pantaloneta para correr; aún sigue corriendo ante el incidente. Con la bolsa que trae, se cubre la cabeza mientras mira adelante. Sus lentes se empañan, dificultándole ver a Mateo por donde va. Pero al reconocer un carro rojo que siempre ve arreglando su dueño, el Señor Aguirre, llega a la banqueta y da un gran salto para evitar un río originado por la lluvia, tomando sus llaves para abrir la puerta.

Mojado y con frío, entra a la casa, pero nadie lo recibe. De hecho, las luces están apagadas, como si él viviera solo, sin madre o hermana. Camina expectante, como si alguien estuviera en la sala o al menos en la cocina. Ni siquiera hay ruidos en la parte de arriba de su casa. Era obvio que no estaban, pero la pregunta era: ¿A dónde se fueron? ¿Habrán escarbado en el cuarto para saber qué estaba haciendo, o su mamá se dio cuenta de que no era bueno en estas cosas? En fin, tenía la casa sola, al menos para pasarla bien y usar su tiempo libre para reflexionar.

Por las escaleras, mira las fotos familiares en las que se ve sonriendo, pero detrás de cada foto hay un relato jamás contado de lo que sucedió. Está la graduación de Laura, su hermana, de su carrera en perito en mercadotecnia. Allí se ve a Mateo a los 15 años de edad. Su mente reproduce una especie de película y siente que su realidad se distorsiona al mirar más detalladamente el cuadro. Hipnotizado, de repente todo se vuelve oscuro.

Lorena: Mateo...

Clara: Ya se durmió este patojo.

Lorena: ¡Mateo!

Mateo, asustado, se reincorpora del asiento, parpadeando varias veces y mirando a su alrededor. Hay globos de color dorado por todas partes, serpentinas y decoraciones doradas. El salón está lleno, como en una ceremonia de bodas. En la tarima, hay bocinas marca Peavey y en la pared están las letras "Graduación 2016". Los padres están tomando fotos, cargando bebés y niños. Mateo escucha preguntas estúpidas de niños molestos, aunque él preferiría tener hijos bien educados que no causen tantos líos, o al menos que sepan algunos líos, a pesar de que su madre no sabe lo que hace cuando no está.

Maestro: Ahora vamos a la entrega de diplomas.

Comienzan los aplausos mientras nombran uno por uno a los estudiantes. Los padres están orgullosos, aliviados y satisfechos al ver que su dinero no fue en vano. Mateo mira a cada alumno, preguntándose cómo estarán esas personas y qué será de sus vidas. Siempre tiene esa inquietud de pensar en los demás, más que en su propia hermana.

Dirección: Laura García Martínez.

Todos la ovacionan y aplauden enormemente, pero Mateo no aplaude. En cambio, murmura "vamos, es una pérdida de tiempo". Lorena nota la actitud molesta de Mateo y se pregunta por qué no puede estar feliz como los demás. Mateo siente que lo pellizcan de nuevo y Lorena le hace caras de enojo. Ella es Miss Perfecta, aunque aún no sabe de la doble vida que lleva Mateo. Al tomar su diploma, sonríe para "dejarla libre" y Lorena toma fotos como si no hubiera un mañana. Al terminar la ceremonia, hay cantos, actividades y cosas para recaudar dinero.

Mateo mira a un graduando desanimado y eso lo afecta. Se pregunta con quién se identifica y cuándo terminará. Entiende que siente una aura pesada. Parpadea y, de repente, todo se vuelve negro. Reacciona estando en las escaleras, mira a su alrededor y corre a su cama para ordenar sus cosas. Reflexiona si fue no deseado o un accidente. Mientras tanto, una puerta se abre.

Laura: ¡Mateo, ya vine!

El gran escape está en proceso.

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