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Este hombre cree que mi tiempo es de él, que llega tarde y ahora dice bobadas.

Por lo menos el clima está perfecto y estrellado, además vamos en coche.

- ¿No pensarás asesinarme?

- ¿Me preguntas eso después de que subiste al coche? — cierto — hay más probabilidades que sea yo quien aparezca tirado en la orilla del mar bien muertico, a qué tú lo hagas.

- Se han visto casos. ¿Tú siempre eres así de tonto o solo es conmigo?

- Eres la única que se atreve a decirme tonto en mi cara.

- Es mejor decir las cosas de frente que estar diciéndolo a tus espaldas.

- La mayoría diría que tengo un gran sentido del humor, que soy amable y divertido.

- ¿Así? Déjame adivinar, trabajan contigo o son las mujeres que sienten el zoológico parasitario en su estómago al verte.

- ¿Tú siempre eres tan pesadita con ese humor? ¿Nunca te ríes?

- En la vida hay ocasiones para todo y hasta ahora no he visto que me dé ninguna para reírme.

- Pero si soy simpático — me da una sonrisa, que me provoca reírme, pero me aguanto.

Después de manejar un par de hora llegamos a Pampatar, a un lindo restaurante, por lo menos tiene buen gusto, ya que he venido aquí con Armando por negocios.

- No creas que, porque el restaurante se llama "Juana la loca" es que todos están locos, la comida es deliciosa y la atención es excelente ¿Quieres comer afuera o adentro del restaurante?

- Dónde haya una mesa disponible.

- A mí normalmente me gusta comer afuera para ver el paisaje, sin embargo, hay damas o clientes que le gusta estar más seguros, o resguardados adentro.

- Me gusta admirar el paisaje — no es mentira.

- Primera cosa que tenemos en común, ya vamos haciendo la lista. Cenaremos afuera.

Se acerca a una chica, respiro el aire del mar; hace frío, debí haberme traído un abrigo, es que este tonto no me dijo que saldríamos del hotel y yo que no pregunte.

- Mi odiosita ya podemos entrar — este de todos los apodos, ese es el que me va a poner.

- Charlotte.

- ¿Qué?

- Mi nombre es Charlotte, no odiosita.

- Ah, si ya lo sé, pero odiosita pega más con tu manera de ser, encaja contigo, hasta suena bonito.

- Igual que a ti el tontito — le digo con sarcasmo y en vez de molestarse se ríe.

- Tú me puedes llamar como quieras, a mí no me molesta.

- Hace unas horas me dijiste que no te gustaba que te llamara tonto, creo que debes organizar tus ideas, señor abogado, no es coherente con lo que dice.

- He llegado a la conclusión de que no puedo pelear contigo porque terminaré en urgencias.

- Yo creo que eso va a hacer al revés, en los tres días que nos hemos tropezado yo soy quien ha estado en riesgo.

- He pedido una disculpa por eso, no te vi cuando abrí la puerta del restaurante, estaba lidiando con un problema llamado Arya.

- ¿Novia?

- Hermana.

- Mm, no sabía que la llamaban así ahora —me mira con una sonrisa mientras nos trae el menú.

Bajo la lluvia de estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora