Sleep

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Quackity había comenzado esa relación como un soporte, necesitaba saber que era valioso para alguien. Estaba desesperado, la ansiedad le invadía cada vez que necesitaba saber que lo amaban.

El miedo al abandono lo estaba matando.

Spreen bebía el fuerte sabor del whisky, mientras que manos de mujeres acariciaban sus hombros en un suave masaje y los hombres frotaban sus piernas y abdomen con suavidad.

Estaba tranquilo, hasta que vio cómo Quackity se paraba en la pista junto a Wilbur, comenzando ambos a bailar pegados.

No podía enojarse, porque no sentía un apego demasiado fuerte por Quackity, no lo suficiente para querer ser posesivo o monopolizar a alguien con quien ya termine; sin embargo, era algo incómodo ver a tu ex-pareja sexual bailar pegado con su pareja amorosa actual.

Pero la mirada azul que se fijaba en él con fiereza le causaba escalofríos.

Quackity movía sus caderas junto a las manos del castaño, dejando que este acaricié su torso y levante un poco su camisa, dejando a la vista su tersa piel y su abdomen.

Spreen se mordió el labio inferior, seducido por la imagen frente a él y las caricias recibidas por las personas a su alrededor.

Luego de unas canciones, Quackiy se quedó bailando solo en la pista.

Movía su cuerpo y lo acariciaba él mismo, haciendo expresiones eróticas y despeinando su cabello.

Spreen jadeo al verlo de rodillas en la pista, moviendo sus caderas junto a sus piernas, abriéndolas y cerrándolas. Se levantó lentamente del suelo, girando mientras acariciaba bruscamente su cuerpo por sobre la ropa.

Se levantó de su cómodo puesto y se acercó a Quackity, ofreciendo su mano para bailar.

El menor sonrió, aceptando y acercando sus cuerpos.

Se hicieron del otro al ritmo de las canciones. Bailaban pegados, acariciando el cuerpo contrario con pasión y presión. Enredando sus manos entre sí y entregando roces fuera de lugar.

Spreen apretaba fuerte las caderas del menor, pegando sus caderas a su entrepierna y presionando. Quackity alzó sus manos y las enredó en los cabellos azabaches, entreabriendo la boca mientras el mayor besaba su cuello.

Ambos estaban sumidos en un estado de éxtasis, donde nada importaba más que el calor de sus cuerpos y la húmedad de sus labios.

Wilbur suspiró pesado al verlos. Realmente olía algo mal en Quackity desde que lo conoció, cuando el menor intentó acercarse más a él.

Quackity siempre parecía desesperado, necesitado de algo. Él quería atención, y al mismo tiempo quería pasar desapercibido. Como si quisiera sentirse especial; pero a la hora de la hora se apenaba y era "modesto", dejando destacar a alguien más.

Ese complejo de inferioridad y dependencia emocional era lo que percibió desde el primer momento, y fue la razón por la que aceptó fácilmente ser su pareja.

Sabía que él quería atención, pero también sabía que no quería cualquier atención, quería la atención de la persona que justamente se lo estaba llevando del bar.

Suspiró pesado, sonriendo.

—. ¿Puedo sentarme a tu lado? - la voz le sacó de sus pensamientos, haciéndolo girar hacia el chico que acababa de llegar.

—. Por supuesto, no hay problema - respondió, sonriente, acomodándose mejor en la silla para pedir un trago margarita.

—. Creo que no nos hemos presentado, soy Thomas Simons, pero puedes decirme Tommy - se presenta el contrario, sonriéndole.

Piloto - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora