02. El dementor

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A la mañana siguiente, Hermione despertó a Winter, sonriendo como de costumbre

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A la mañana siguiente, Hermione despertó a Winter, sonriendo como de costumbre.

Winter se vistió. Giselle abrió de golpe la puerta y entró enfadada, poniéndose la chaqueta.

—Cuanto antes subamos al tren, mejor —dijo—. Por lo menos en Hogwarts puedo alejarme de mi familia. Ahora me acusa de haber manchado de té su foto de ellos —Giselle hizo una mueca—. Ni si quiera he estado en casa para que me echen la culpa.

—Tengo algo que contarte —comenzó Winter, pero la interrumpieron Fred y George, que se asomaron a la habitación para saludar a ambas.

Bajaron a desayunar y encontraron al señor Weasley, que leía la primera página de El Profeta con el entrecejo fruncido, y a la señora Weasley, que hablaba a Ginny y a Hermione de un filtro amoroso que había hecho de joven. Las tres se reían con risa floja.

—¿Qué me ibas a contar? —preguntó Giselle a Winter cuando se sentaron.

—Más tarde —murmuró Winter, al mismo tiempo que Percy irrumpía en el comedor.

Con el ajetreo de la partida, Winter tampoco tuvo tiempo de hablar con Giselle. Todos estaban muy ocupados bajando los baúles por la estrecha escalera del Caldero Chorreante y apilándolos en la puerta, con Hedwig y Hermes, la lechuza de Percy, encaramadas en sus jaulas.
Al lado de los baúles había un pequeño cesto de mimbre que bufaba ruidosamente.

—Vale, Crookshanks —susurró Hermione a través del mimbre—, te dejaré salir en el tren.

—No lo harás —dijo Ron terminantemente—. ¿Y la pobre Scabbers?

Se señaló el bolsillo del pecho, donde un bulto revelaba que Scabbers estaba allí acurrucada.

—No creo que le quede mucho a Scabbers —señaló Winter.

El señor Weasley, que había aguardado fuera a los coches del Ministerio, se asomó
al interior.

—Aquí están —anunció—. Vamos, Harry.

La señora Weasley condujo a Winter a través del corto trecho de acera hasta el
primero de los dos coches antiguos de color verde oscuro, los dos conducidos por brujos de mirada furtiva con uniforme de terciopelo verde esmeralda.
—Sube, Winter —dijo la señora Weasley, mirando a ambos lados de la calle llena de gente.

Winter subió a la parte trasera del coche, y enseguida se reunieron con ella Giselle y los gemelos.

El viaje hasta King's Cross fue muy tranquilo. Los coches del Ministerio de Magia parecían bastante normales, aunque Winter vio que podían deslizarse por huecos que no podría haber traspasado el coche nuevo sus padres.

Llegaron a King's Cross con veinte minutos de adelanto; los conductores del Ministerio les consiguieron carritos, descargaron los baúles, saludaron al señor Weasley y se alejaron, poniéndose, sin que se supiera cómo, en cabeza de una hilera de coches parados en el semáforo.

BLUE SKY - HARRY POTTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora