07. El mapa del merodeador

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La señora Pomfrey insistió en que Harry se quedara en la enfermería el fin de semana

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La señora Pomfrey insistió en que Harry se quedara en la enfermería el fin de semana.

El muchacho no se quejó, pero no le permitió que tirara los restos de la Nimbus 2.000.

Sabía que era una tontería y que la Nimbus no podía repararse, pero Harry no podía evitarlo.

Era como perder a uno de sus mejores amigos.

Lo visitó gente sin parar; todos con la intención de infundirle ánimos. Hagrid le envió unas flores llenas de tijeretas y que parecían coles amarillas, y Ginny Weasley, sonrojada, apareció con una tarjeta de saludo que ella misma había hecho y que cantaba con voz estridente salvo cuando se cerraba y se metía debajo del frutero.

El equipo de Gryffindor volvió a visitarlo el domingo por la mañana, esta vez con Wood, que aseguró a Harry con voz de ultratumba que no lo culpaba en absoluto.

Ron, Giselle, Hermione y Winter no se iban hasta que llegaba la noche. Pero nada de cuanto dijera o hiciese nadie podía aliviar a Harry, porque los demás sólo conocían la mitad de lo que le preocupaba.

No había dicho nada a nadie acerca del Grim, ni siquiera a Ron, Giselle, Hermione y Winter, porque sabía que Ron se asustaría, Hermione se burlaría y a las otras dos les daría igual.

Winter sabia que Harry tenia un alivio de regresar el lunes al bullicio del colegio, donde estaba obligado a pensar en otras cosas, aunque tuviera que soportar las burlas de Cassiopeia y Draco Malfoy.

Draco no cabía en sí de gozo por la derrota de Gryffindor. Por fin se había quitado las vendas y lo había celebrado parodiando la caída de Harry.

La mayor parte de la siguiente clase de Pociones la pasó Malfoy imitando por toda la mazmorra a los dementores.

Llegó un momento en que Winter no pudo soportarlo más y le arrojó un corazón de cocodrilo grande y viscoso.

Le dio en la cara y consiguió que Snape le quitara cincuenta puntos a Gryffindor.

—Si Snape vuelve a dar la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, me pondré enferma —explicó Winter, mientras se dirigían al aula de Lupin, tras el almuerzo—. Mira a ver quién está, Hermione.

Hermione se asomó al aula.

—¡Estupendo!

El profesor Lupin había vuelto al aula. Ciertamente, tenía aspecto de convaleciente.

Las togas de siempre le quedaban grandes y tenía ojeras. Sin embargo, sonrió a los alumnos mientras se sentaban, y ellos prorrumpieron inmediatamente en quejas sobre el comportamiento de Snape durante la enfermedad de Lupin.

—No es justo. Sólo estaba haciendo una sustitución ¿Por qué tenía que mandarnos trabajo?

—No sabemos nada sobre los hombres lobo...

BLUE SKY - HARRY POTTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora