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Después de escapar de la cárcel, huyó hacia el lugar en donde había dejado el barco. No escuchaba ruido como de costumbre, lo más probable es que hayan estado asustados y preocupados al haber perdido a su capitán.
Sin embargo, ya estaba allí. Subió hacia el barco.
—¡Regrese, mi querida tripulación! —grito emocionado, mirando como las personas salían de su habitación, rápidamente festejando que estaba de regreso.
Se escuchaban diferentes voces, que decían cosas como:
"¡El capitán regreso!" "¡Tenemos que festejar!" "El capitán es tan valiente." "No dejaremos que esto pase de vuelta''
El capitán solo podía sonreir, indicándoles que se prepararán para partir.
Cuando estuvieron listos, se fueron lejos de allí, llegando a una gran ciudad. Era de madrugada cuando llegaron y no había muchas personas despiertas.
Se hospedaron en un hotel que había por allí, se quedarían unos cuantos días y cuando robaran lo suficiente se irían.
Al terminar de acomodarse en sus habitaciones, decidieron irse a dormir todos, ya que al día siguiente les esperaba un largo día.
Sin embargo, el pirata aún no podía dormir.
Decidió salir a caminar un rato, encontrándose con puestos que comenzaban a abrir, pues eran las 5 AM.
Había llegado un poco lejos del hotel, sin embargo, al encontrarse con algo importante, no se arrepintió de su larga caminata.
Encontró un castillo, lo más probable es que fuera de la realeza, lo cual significaba demasiadas cosas que podría comprar y revender por un alto precio.
Sonrió para si mismo, regresando al hotel para planear como escabullirse y robar todo lo que pudiera.
Le pediría ayuda a sus más fieles camaradas: Kuoyo y Ryomi, los cuales eran expertos en escabullirse y robar.
No sería muy difícil si le pedía ayuda a ellos. ¿Verdad?
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Esto estaba siendo muy difícil. Había guardias en todas partes, ¡Era casi imposible entrar!
Sin embargo, cada quien logro entrar por algún lado. Comenzando a buscar en lugares importantes algunas joyas hermosas y caras.
El capitán decidió entrar a una habitación con una puerta blanca con algunos pétalos rosas pintados, siendo la habitación de la princesa.
Comenzó a caminar, encontrándose a una hermosa damisela durmiendo tan pacíficamente en su cama.
Era realmente hermosa, tenía el cabello largo y rubio, su piel era blanca con sub tonos rosas, sus rasgos eran hermosos...
Estaba acercándose a ella, cuando se dio cuenta que estaba mal.
Quizás no debería estar allí.
—Soy un pirata, debería darme igual secuestrarla... —La miro por unos segundos —Da igual.
La tomo en sus brazos con cuidado, tapando sus ojos y saliendo por la ventana.
Llevaba a la mejor recompensa que había tenido en años. La cuidaría muy bien y la apreciaría demasiado.
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