Sentencia de matrimonio (BL)

Capítulo 1

Dasha Russell era un joven de 18 años, el único Omega en su familia. Su madre era Beta, su padre Alfa, así como el mayor de sus hijos, que en total eran tres.

El mayor se llamaba Gerald, quien se había casado un año antes, manipulado e impulsado por las necesidades de su familia, aunque actualmente lo veían muy poco ya que su esposa y él acordaron mudarse a otra ciudad, el viaje por carretera era de más de cinco horas, por lo que la frecuencia de las reuniones familiares se redujo a una vez por mes, si es que no había alguna excusa para evitarlo. Aquello fue claramente un acto deliberado para poner distancia con sus padres, pues nunca estuvo de acuerdo en utilizar a su prometida, ahora esposa, para beneficiarse económicamente.

Por otra parte, estaba Ashlyn, la segunda hija, una Beta de gran atractivo, pero con un carácter bastante complicado, comprometida con un pobre joven ingenuo que la tenía en un altar, viéndola siempre como la más amable, buena y hermosa mujer, cuando de todo eso solo era lo último, tan hermosa que solía tener una gran cantidad de pretendientes, su carácter desagradable e incluso cruel era algo que debía disimular por consejo de sus padres, pues así consiguieron que se comprometiera. Hasta ese momento su ingenuo prometido se desvivía por ayudar a la familia, solucionándoles problemas con préstamos y pidiendo favores a ciertos conocidos para deshacerse de problemas importantes. Faltaban solo dos meses para la boda.

Sus padres, Adán y Emilia, habían sido siempre de clase alta, incluso antes de conocerse, el apellido Russell era bastante reconocido, aunque en las últimas décadas el respaldo económico de la familia fue disminuyendo, hasta esfumarse por completo gracias a las malas prácticas de los responsables principales en administrar dicha fortuna.

Emilia, al ser mujer en una familia tradicionalista, solo recibió su herencia por matrimonio, no tenía derecho a las ganancias que los hombres de su familia aún generaban, era como si hubiese dejado de ser una Evert, por lo que abandonó dicho apellido por completo y su orgullo le impidió suplicar por ayuda a sus hermanos o padre, los detestaba al punto de desearles la ruina, algo que de una u otra forma se cumplió cuando se vieron envueltos en negocios ilegales, perdieron todo y luego desaparecieron del país, por lo que con mayor razón Emilia jamás volvió a mencionar su antiguo apellido, quedándose únicamente con el de su esposo.

Dadas las circunstancias, ambos acordaron comprometer a sus hijos de manera estratégica, inicialmente creyeron haberlo logrado con Gerald, cuando una joven viuda con una gran fortuna, juzgada socialmente por su "escandalosa" situación, aceptó la propuesta de los Russell, ofreciendo su propio dote para que Gerald la desposara.

El dote, que, si bien ya no era algo muy común, aún solía ofrecerse por los padres de la novia cuando se trataba de familias conservadoras, y en su caso, ella misma lo pagó a sugerencia de sus suegros, pues insinuaron que no hacerlo le haría ver como una mujer de poca moral que se casaba con su amante. Incluso si ella se sentía ofendida por esos comentarios, se había enamorado tanto de Gerald, que no le importó darles una buena suma para que se mantuvieran lejos al menos hasta concretar su matrimonio.

Por supuesto, ellos esperaban obtener todavía más, pero esa mujer no era tan ingenua como imaginaron y, una vez que se casaron, convenció a Gerald para mudarse a una de sus propiedades más lejanas, poniéndole todo en bandeja de plata, dispuesta a gastarse su fortuna en él, pero no en su familia que básicamente vendieron a su primogénito.

Una vez que Gerald lo vio de esa manera, cayendo en cuenta de que sus padres lo habían utilizado, ni siquiera tuvo que pensarlo, aceptó la propuesta de Carime, su esposa, a quien en poco tiempo comenzó a conocer llegando a gustar de ella tanto como ella de él, por lo que el primer año de matrimonio fue más que perfecto, siendo los dos quienes decidieron ignorar las demandas de sus ambiciosos padres.