Capítulo 2

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—Describe una vez más los hechos. —pidió uno de los tantos policías que habían entrado y salido del cuarto donde le interrogaban. —Estamos revisando tu declaración y hay algunas preguntas que debes responder.

— ¿Más? —murmuró Dasha moviendo las manos debajo de la mesa, pues su nerviosismo le impedía quedarse completamente quieto. —Ya dije todo lo que pasó, lo he repetido tres veces. ¿Por qué no es suficiente?

—Encontramos muchas inconsistencias con tu declaración, por eso te pedimos repetirla, en cada ocasión cambias, olvidas o agregas algo.

— ¿Creen que estoy mintiendo?

—No dije eso, necesito que vuelvas a describirme los hechos. —repitió el hombre, mirando de reojo a quien anotaba toda la conversación.

Dasha se limpió las mejillas donde aún caían algunas lágrimas que no pararon en toda la noche, miró el reloj de la pared y sintió un nudo en la garganta pensando que a ese punto sus padres ya debían suponer que algo le había ocurrido, pues eran las diez de la mañana, llevaba desde la madrugada en la estación de policías después de decidir denunciar, siendo quizá el segundo peor error que había cometido esa noche. Tomó valor y apretó las manos en puño debajo de la mesa mientras volvía a recordarlo todo para poder contarlo una vez más.

—Ayer por la tarde...

—Eso es a lo que me refiero con que hay inconsistencias, ¿no se supone que esto ocurrió durante la noche?

Dasha se removió incómodo y bajó la mirada antes de responder con voz pausada, apenas audible.

—Es que..., llegué en la tarde a la fiesta... —murmuró mirando a la persona que escribía, pues no le escuchó teclear nada, luego se dirigió al policía. —No había comenzado con eso porque pensé que no era importante.

—Bien, continúa.

—Ayer por la tarde llegué a ese departamento, estaba en una cita con un conocido, pero él se alejó, desapareció el resto del día, cuando me quedé solo conocí a ese hombre, me dijo su nombre cuando se presentó.

— ¿Por qué te daría su nombre si planeaba abusar de ti? Eso no tiene sentido.

—Eso debería responderlo él, no yo. —se quejó sintiéndose atacado por la duda del policía sobre sus palabras. —Dijo que nadie iba a creerme, y tenía razón, no debí venir a denunciar, ¿de qué sirve si ni siquiera están tomando mi declaración? Solo me obligan a repetirlo una y otra vez, no quiero seguir recordándolo.

En la pared había un foco rojo que se encendió mientras Dasha hablaba, por lo que el policía se levantó de la mesa impidiéndole continuar.

—Es suficiente por ahora. Conseguimos localizar a tus padres y ya están aquí, van a entrar para conversar contigo sobre esto que dices que te sucedió. Te recuerdo que mentir en una declaración es un delito, por lo tanto, si conviertes esto en una denuncia formal y se descubre que lo que declaraste no ocurrió, terminarás en la cárcel.

Dicho eso cerró la carpeta que llevaba y se retiró, detrás de él se marchó la persona encargada de escribir y que en todo ese tiempo no hizo nada, ni siquiera cuando el policía claramente estaba amedrentándole, siendo una víctima que trataba de denunciar a su agresor.


Dasha sintió su corazón detenerse cuando vio a sus padres ingresar a esa sala donde se sentía más culpable que el tipo a quien trataba de denunciar. Agachó la mirada y comenzó a sollozar cuando notó sus expresiones molestas, decepcionadas y recriminatorias.

— ¿Se puede saber qué haces aquí? —cuestionó su padre, Adán.

—Lo siento...

No terminó siquiera de disculparse, cuando su madre se aproximó azotándole la palma de su mano en la cara. Dasha jadeó apretando la mandíbula y trató de resistir el dolor que le provocaba más ganas de llorar.

Sentencia de matrimonio (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora