Una noche reveladora

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Estaba oscureciendo, Bryon estaba sentado en la copa de un árbol, contemplando el atardecer.
- " porque con sólo contemplar el atardecer me hace pensar en ella. Ha pasado un mes, tal vez esté merodeando por los bosques, tambaleandose de un lado al otro, cegada por los rayos del sol, delgada, hambrienta, débil. O tal vez la encontraron los elfos , y la asesinaron sin ningún rastro de compasión." - pensó Bryon.
El cielo estaba oscuro, la luna iluminaba con su luz tenue y pálida, sin ningúna estrella acompañándola. Una brisa suave y cálida soplo, y esta roza el rostro de Bryon.
Sus cabellos negros se movían de un lado al otro, Las ramas de los árboles se tambaleaban y el canto de los búhos era lo único que se escuchaba en el silencio.
El chico ve unos minúsculos puntos de luz, que volaban por los cielos y titilaban.

-" luciérnagas , que hermosas. A Laurel le hubiera gustado verlas"- dijo.
Entonces aparece Ser Benjen de la nada, estaba rasguñado, cansado. se subió a una de las ramas, y con ayuda de Bryon, trata de acomodarse.
- buenas noches Bryon- dijo el hobbit.
- buenas noches, Ser Benjen- dijo el joven enano. Ambos hombres alzaron la mirada al cielo.
- es una hermosa noche- dijo Benjen.
- pero no siquiera hay una estrella decorando el cielo- dijo Bryon mientras jugueteaba con las luciérnagas.
- las estrellas carecen importancia cuando la luna es lo que ilumina el cielo- dijo Benjen. - son como las mujeres, mi amigo. Todas siempre tienen la misma personalidad, unas resaltan más que otras, pero la luna es la única que siempre va estar decorando el manto oscuro de la noche.
Ambos hombres se quedaron callados.
- La luna me hace pensar en Laurel- dijo el muchacho.
Benjen se quedó atónito, impactado pero trató de mostrar calma y controlar sus emociones.
- y ¿ porqué la luna te hace pensar en ella?- pregunta el hobbit, mostrando curiosidad en su rostro.
- no se, creó que ella tiene algo que la hace diferenciar de las otras mujeres que he conocido. Ella emana una luz pálida y fría, pero es placentera. Ella siempre está en mis pensamientos, alguna a veces tengo ese sueño en que la encuentro, pero no la puedo ver porque está oculta en neblina. Despierto sudando y susurró su nombre. No se qué es lo que hace esa mujer en mí, Ser Benjen.

- Estas enamorado de ella- responde Ser Benjen. El chico abre sus ojos como platos y se sonroja un poco.
- no, no estoy enamorado de ella- tartamudea un poco.
- claro que sí- dijo el hobbit mientras lo apuntaba con su dedo.
El chico lanza un suspiro. - tal vez tenga razón Ser Benjen, ella es la luna que decora el cielo oscuro de mi corazón - dice el joven.
Entonces escuchan un grito, era Dublin llamándolos para la cena.
- es mejor que bajemos- dijo Ser Benjen mientras se paraba.- no quiero que tu tío nos regañe.
El chico asintió, cuando Benjen iba a poner el primer pie, Bryon lo llama.
- Ser Benjen- grita el muchacho.
El hobbit se voltea. - ¿ Si Bryon?- pregunta el hobbit cortésmente.
- fue muy agradable hablar con usted- dijo el muchacho.
El hobbit le sonríe. - tu sabes que puedes confiar en mí cuando quieras- dijo. El chico le sonríe en respuesta y después de eso empiezan a bajar del árbol.

Mientras tanto en Ravendell, Laurel estaba sentada en la muralla del castillo, contemplando los bosques de noche. Una brisa suave sopló y acarició su cara. Entonces unos seres pequeños de luz se le acercaron una tras una, hasta crear un grupo y empezaron a titilar.
- Luciernagas - dijo Laurel. La joven acerco su dedo lentamente hacia ella, y estas se separaron del grupo y empezaron a revolotear de un lado al otro como niños pequeños. La joven se río. Le hacia recordar a Dragonfall en las noches, cuando era una niña pequeña no podía dormir y en las noches se acercaban las luciérnagas, y estas empezaban a titilar. La pequeña Laurel se distraía con la luz, quería tocarlas pero se alejaban. Se quedaba todas las noches, viéndolas hasta que se dormía. Las luciérnagas venían a Dragonfall cada noche, durante cuatro años.
Hasta que un día las luciérnagas no volvieron y las noches se volvieron oscuras y silenciosas.
- ¿ donde estaban?- susurró la joven. Ella sentía que ellas la estaban escuchando. La joven sopló y una llama salió de su boca, las luciérnagas se alejaron un poco, entonces paró de hacerlo. - perdón si las asusté, creía que ustedes por la luz se acercarían más a mi. Pero ya se que el fuego que emana de minó es como su luz, porque mi luz es peligrosa- dijo Laurel.
Entonces sintió una presencia acercándose, y sintió una mano sujetándola por la cintura.
Laurel se asusta, las luciérnagas se alejan asustadas , dejando a Laurel sola.
- no te asustes soy yo- susurró una voz en su oído. Con sólo escucharlo, Laurel se tranquilizó y soltó la mano.

-Ärenthel, casi me matas de un susto - dijo la joven.
El elfo se río, su risa retumbaba en los oídos de la joven, ella se enfureció con el muchacho.
- no te preocupes. No te voy a matar- dijo el joven en tono de burla, la volteó ciento ochenta grados y la detuvo con fuerza; ambos jóvenes se miraban fijamente a los ojos.
- ¿ estas enojada conmigo?- preguntó el elfo mientras le acariciaba la mejilla con su mano.
- un poco, pero se que no lo hiciste con intención - dijo la joven.
El muchacho se queda contemplando al cielo.

- hay algo diferente, ¿ no te parece?- dijo el elfo mientras miraba al cielo.
- No le veo nada de especial, solo es que no hay ninguna estrella en el firmamento- dijo Laurel.
- Que extraño, nunca en Ravendell ha habido una noche sin estrellas- dijo el elfo extrañado.
La joven miró de un lado al otro y miró el cielo detalladamente.

- yo siempre he visto noches sin estrellas, pero aun así sigue siendo la misma noche- dijo Laurel, quitándose un mechón negro de su cara.

Entonces la luciérnagas salieron de su escondite, ya habían perdido el temor; se acercaron lentamente. La joven mostraba una gran sonrisa en su rostro, Ärenthel estaba moviéndose de lado a lado, tratando de evitarlas, en su fino rostro se podía notar el desagrado.
- No muerden- dijo la joven, dos luciérnagas se posaron en sus dedos y la más pequeña de todas se acercó a su rostro y le dio un beso. Unas jugaban con su pelo, otras con la falda de su vestido. Parecían niñas pequeñas con vestiditos brillantes jugando con un gigante. Laurel giraba y daba vueltas, su risa se camufló con el viento, se sentía en casa, en Dragonfall. Era ella misma.

Mientras tanto en Aramis, Nessor caminaba por los calabozos del castillo; miraba a todos esos dragones, seres libres que volaban por los cielos de Earthralm, encadenados y condenados a la miseria.
Saboreaba la gloria, sentía que estaban cerca de la chica dragón.
Se detuvo por un minuto, Dun metía a un dragón índigo de ojos dorados, luchaba por su libertad, pero este la hirió y la metió al calabozo.
- era una luchadora- dijo el orco, Nessor se acerca. Entonces saca unos huevos de dragón.
- son majestuosos, ¿ tu crees que la chica dragón le van a importar?

La pregunta de Nessor retumbaba por los oídos del orco.
- yo creó que ella le van a importar, son como sus hijos- dijo Dun.
Subieron las escaleras del calabozo, recorrieron los pasillos del castillo, Dermitas aparece de las sombras, llevaba puesta una túnica negra con un broche de rubí, su cabello negro y mugriento estaba recogido en una cola de caballo y su ojos rojo reflejaba preocupación.
- mi señor, necesito hablar con usted en privado- dijo el mago haciendo una reverencia.
Nessor hace una a seña a Dun para que se vaya, el orco se retira.
- ¿ qué ha pasado?- pregunta el rey impaciente.
- mire mi lord- dijo señalando el cielo.
- si es de noche, es normal. Si era para esto, ya dejate de juegos y deja de perder el tiempo- dijo Nessor furioso, dio la vuelta para retirarse, pero Dermitas lo detuvo.
- Mire, no hay ninguna estrella en el firmamento, y eso sólo pasa unos días antes del eclipse de Luna roja- dijo el mago.
Nessor lo mira confundido, Dermitas suspira.
- ¿ que es la Luna roja?- pregunta el rey.
- según las antiguas escrituras, la Luna roja es la metamorfosis de un híbrido dragón. En ese momento, le salen las púas, su piel se vuelve indestructible como el acero, sus colmillos crecen, sus ojos se tornan oscuros y lado animal sale a la luz.
- entonces, donde este la híbrido va a ser el eclipse de Luna roja- dijo el hombre.
- si, mi lord y concorde con la dirección del viento y la posición de la Luna la hibrido estaría en... Ravendell- dijo el hechicero.
El rey se para firme y saca su espada.
- Dermitas, llama a Dun, dile que traiga a sus mejores hombres. Partiremos a Ravendell esta noche- le ordenó a Dermitas. Este se dirige a donde esta Dun para avisarle de la noticia. Este coge un huevo de dragón y empieza revisarlo.
- híbrida dragón, Ya no podrás esconderte. Eres mía ahora.

la hija de los dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora